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Delación

Ahora le toca sufrir esa pulsión linchadora, tan cobarde y tan nuestra, a Maribel Vilaplana

Martes, 2 de diciembre 2025, 00:19

Uno de los peores recuerdos que tengo de aquel confinamiento salvaje e inconstitucional de 2020, al que nos sometieron con la excusa de la pandemia ... de Covid, es la delación. No piensen que soy de los que afirman que el virus Sars-Cov-2 fue un gran engaño o que no era letal -por cierto, una idea defendida al principio por el Gobierno de Sánchez y por la izquierda mediática, que retrasó dramáticamente la aplicación de medidas profilácticas y que, como consecuencia, provocó un número indeterminado de fallecidos que jamás aparecerán serigrafiados en ninguna camiseta barata-; o que con la vacuna desarrollada atropelladamente se nos inoculaba un microchip de grafeno que nos conectaba a la red 5G y nos convertía en una antena biológica o algo así. Caso aparte son sus efectos negativos sobre el organismo, relacionados con el exiguo desarrollo clínico de la fórmula.

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