A sólo 15 kilómetros de Valencia, la Devesa
ANA GRADOLÍ, ASOCIACIÓN VECINAL DEVESA DE EL SALER
Lunes, 17 de junio 2024, 00:06
A tan solo 15 km de Valencia, otro mundo es posible. Situémonos entre los años 1950/60. Imaginemos familias formadas la mayoría por tres generaciones ... viviendo juntas, organizando como pasar un día de fiesta. Familias enteras metidas en el coche al más puro estilo del «camarote de los hermanos Marx» dirigiéndose a El Saler a gozar de un día en plena naturaleza. Muchas cosas han cambiado desde entonces, buenos coches, cinturones de seguridad, normas de circulación, buenos restaurantes,... pero hay algo que sigue igual y es recorrer esos 15 km un domingo en verano, tanto de ida como de vuelta. La carretera llega un momento que no da para más y ahora, con la llegada del verano, aumentarán los atascos y se volverán cotidianos. Momento pues para lanzar un mensaje en favor de la preservación de uno de los fenómenos naturales más cautivadores de España.
Es responsabilidad de todos evitar los incendios forestales y también la acumulación de basura, el pisoteo de las dunas o el maltrato de un bosque maravilloso. Es obligación de todos los que vengan este verano proteger la joya de Valencia. Realizamos hace poco una jornada de limpieza y recogida de residuos. Mejor no describir todo lo que encontramos pero se lo pueden imaginar.
Este maravilloso lugar no está exento de polémica. En la parte sur de Valencia han existido siempre núcleos habitados como son los pueblos de El Saler, Perellonet y El Palmar, y en medio de la Devesa desde los años 70 un conjunto de «edificaciones» digamos «controvertidas» que vienen a ser nuestras casas. No somos barrio, ni aldea, ni pueblo fantasma, ni dados los servicios de que disponemos podríamos considerarnos «zona residencial». Pero por diversas razones «somos y estamos».
Es responsabilidad de todos, tanto de los que vivimos aquí como los que disfrutan un día ella, proteger la Devesa
¿De dónde venimos? He aquí la cuestión... Somos los «restos» de un proyecto «ambicioso», nunca mejor dicho, que algunas personas de cuyos nombres mejor no acordarse pensaron un buen día, consintieron y construyeron. Unas personas que tenían la facultad de hacer y deshacer a su antojo, aunque se pudo detener gracias a la oposición de muchos valencianos, como fue el conocido movimiento «El Saler per al poble» que movilizó al pueblo valenciano. Nuestros orígenes por tanto están escritos, debatidos y aireados a los cuatro vientos. Es decir, que han hecho historia y cada cual es libre de interpretarla. La cuestión es que los mencionados «restos» son nuestras casas, (residencia habitual en un porcentaje muy alto) compradas por distintas razones y emociones, siempre dentro de la legalidad y antes de que este lugar fuera declarado parque natural en 1986, mayoritariamente por personas trabajadoras de la clase media, sensibles y concienciadas con el entorno en el que nos encontramos y predispuestas a cuidarlo y conservarlo, por lo que evidentemente no nos sentimos responsables en absoluto de aquel primitivo proyecto masivo urbanizador del monte de la Devesa, que pudo haber sido y afortunadamente no fue.
Pedimos por lo tanto a todos los que acudan a disfrutar de la Devesa que tengan en cuenta dónde están. Un parque natural con un equilibrio delicado, que intentamos recuperar poco a poco. No puede ser tratado como una mera zona de picnic, es mucho más. El invierno y la primavera han sido extremadamente secos y la pinada arde con facilidad. Cuando las temperaturas superen los 35 grados, con un sol abrasador, una pequeña llama será suficiente para provocar el desastre. La mejor manera de evitarlo por nuestra parte es mantener todo limpio. Y para el Ayuntamiento y la Generalitat, que estas líneas sirvan de recordatorio de que se han hecho avances los últimos años en prevención, pero hay que hacer más.
Recordemos en qué condiciones estábamos, por supuesto sin nada de alumbrado a excepción de la triste farola que alumbraba cada patio de entrada, el transporte público era cada hora, con las únicas paradas en la carretera principal, sin farmacia, ultramarinos ni teléfonos a excepción de dos cabinas. Para muchos era inconcebible que nos gustara estar aquí, pero es evidente que nos compensan sus amaneceres, el murmullo del mar, los tranquilos paseos y todos los colores del verde como cantaba Raimon.
En 1981 y tras un incendio que puso en riesgo nuestras viviendas se constituye la primera asociación registrada el 14 de julio, hasta 1996 que deja de tener actividad. La indignación vecinal por sentirse ignorada por el Ayuntamiento, hace que de nuevo en 2010 se recupere.
Desde esta asociación se han conseguido cosas impensables hace tiempo, como por ejemplo el trasporte público, la iluminación adecuada y la regeneración de la playa de La Garrofera, por citar las reivindicaciones más importantes. Aún así, somos conscientes de que todavía quedan cosas por mejorar y en eso estamos y seguiremos, para conseguir entre todos una Devesa más segura y viva.
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