«Yo sabía que lo del parking era un bulo porque bajé la tarde de la dana y había pocos coches»
La directora de tienda de la FNAC recuerda la angustia vivida la noche de la dana, cuando siete de sus trabajadores pasaron la noche en el centro comercial
A Inma Layunta todavía se le compunge el rostro al recordar la tragedia del pasado 29 de octubre de 2024. La directora de tienda de ... la FNAC ubicada en el centro comercial Bonaire, en Aldaia, se quedó a mitad camino de su casa de Calicanto ante la imposibilidad de seguir avanzando por la riada y el agua se coló por la parte baja de su coche, aunque sin llegar a cotas peligrosas. Mientras se ponía a salvo, seguía tratando de contactar con su familia, primero de todo, y después con los siete trabajadores de la tienda que permanecieron en Bonaire. Estos tuvieron que pasar la noche refugiados en la cubierta del edificio, a la que accedieron por unas escaleras internas, junto a otros empleados de negocios adyacentes.
Antes de que anocheciera, alrededor de las 18:30 horas, Layunta había bajado al aparcamiento subterráneo del centro comercial para retirar su coche y marcharse a casa. Un estacionamiento que, durante la semana siguiente de la dana, se convertiría en el epicentro de los bulos por el supuesto fallecimiento de centenares de personas atrapadas. Una información que se corroboró como falsa el 5 de noviembre, cuando la policía informó de que no había cadáveres.
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A pesar de que la información oficial llegó siete días después de la riada, la directora de tienda de la FNAC relata que ella ya desconfiaba de los bulos. «Cuando yo me marché, había muy poca gente en el 'parking'. Era un día entre semana y ahí suele haber menos afluencia», relata. Además, aunque ella sí que pudo acceder a recoger su coche porque todavía el agua no había llegado al recinto, sus trabajadores le comentaron que, cuando ellos lo intentaron más tarde, no pudieron. «Se pusieron los seguridad en las puertas y no permitieron que la gente bajara ni nada», agrega.
Los días siguientes a la riada, Layunta se acercó como pudo a la tienda para ver en qué situación había quedado. Un metro de lodo le dio la bienvenida. Los libros, los juegos y los aparatos electrónicos característicos de la tienda se entremezclaban con productos de otros negocios y el barro lo devoraba todo. Además, el moho fue escalando los muebles del interior, así que apenas quedó mobiliario rescatable. El material ubicado en las estanterías más elevadas se trasladó a otras tiendas de FNAC y, desde aquel momento, se pusieron manos a la obra para tratar de volver a la normalidad lo antes posible.
Para la reapertura, tanto la FNAC como el resto de tiendas del centro comercial de Aldaia tuvieron que esperar hasta el 13 de febrero, cuando Bonaire abrió de nuevo sus puertas. «La clientela nos transmitía la ilusión de poder volver y tuvimos bastante afluencia», recuerda Layunta, y añade que cuesta más de 15 minutos encontrar un sitio para aparcar los fines de semana. Y es que la reapertura del estacionamiento subterráneo tuvo que esperar unos meses más, hasta junio, para estar de nuevo habilitado, aunque todavía queda una planta por abrir.
Uno de los cambios más plausibles respecto a la dana de octubre del año pasado es la precaución tomada cuando llega un temporal. Así lo constatan las alertas enviadas por la Generalitat en algunos municipios con horas de antelación. Ante esta situación, cada tienda del centro comercial tiene libertad para actuar como crea conveniente. En el caso de la FNAC, el último día de alerta en la Comunitat abrió hasta la 1 de la tarde, cuenta Layunta, aunque otros negocios prefirieron mantenerse cerrados. «Decidimos cerrar por prudencia, ya que parecía que iba a empeorar».
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