Un nuevo Levante sin extremos
El overbooking de centrocampistas abre nuevas posibilidades para Calero | El técnico granota ya ha utilizado en estos últimos encuentros el 5-4-1 o el 5-3-2 focalizando el juego por dentro y cimentando la solidez defensiva
Marcos Sánchez
Valencia
Lunes, 4 de agosto 2025, 01:02
El Levante llega a la temporada de su regreso a Primera División con una identidad renovada y un nuevo planteamiento táctico, concebido para dominar el ... espacio por dentro, por el overbooking de jugadores en estas demarcaciones. Sin extremos puros en su plantilla, el equipo de Julián Calero construirá su juego alrededor de una densidad en el centro del campo y una estructura defensiva en base a dos sistemas tácticos: el 5-3-2 y el 5-4-1. El nuevo sistema gira sobre una línea defensiva de cinco jugadores, con tres centrales y dos carrileros que se proyectan ofensivamente según convenga.
En el centro del campo, el bloque se organiza en doble pivote o en un cuarteto de interiores, dependiendo del sistema: 5-3-2 para dos puntas o 5-4-1 si solo se busca apoyo interior y transición con un solo referente arriba. La amplitud ya no corre por banda, sino por los carrileros, que no extremos, sino laterales largos. Durante el mercado de verano, el Levante ha reforzado significativamente su medular. La llegada de centrocampistas de diferente perfil —desde anclas defensivas hasta organizadores creativos— camina en paralelo con el nuevo guion táctico. El doble pivote aporta músculo y lectura del juego, mientras que los interiores suministran movilidad, salida de balón y llegada desde segunda línea.
Versatilidad en el centro del campo
Este enfoque responde a una necesidad clara: ganar fuerza en el eje ante la ausencia de extremos naturales. La abundancia de centrocampistas brinda también más competencia y permite configurar variantes dentro del esquema central. Kervin Arriaga, Pablo Martínez, Oriol Rey, Carlos Álvarez, Jon Ander Olasagasti, Lozano o Víctor Fernández Jr. Hay absolutamente de todo, poder defensivo (Arriaga, Oriol Rey), salida controlada (Olasagasti, Lozano) y llegadas ofensivas desde segunda línea (Pablo Martínez y Carlos Álvarez), todo ubicado dentro de zonas interiores, no en las bandas, si es un 5-3-2, pero si es un 5-4-1, alguno tendría que ubicarse en banda, pese a no ser su posición natural. La idea está clara: sin extremos, el juego del equipo debe transitar por el eje, con interioridad y combinaciones en espacios compactos.
La posesión no es decorativa, sino funcional: retener el balón el tiempo necesario y aprovechar superioridades por dentro. La sólida pretemporada del equipo —con cuatro partidos sin encajar gol— ha evidenciado que la defensa de cinco está asentándose como esquema base para Calero. El modelo incluye carrileros capaces no solo de cerrar por fuera, sino de incorporarse al ataque cuando el centro del campo está desbordado o el bloqueo rival cierra el centro. ¿Su función? Brindar oxígeno por los costados, sin convertirse en extremos, ya que estos sirven no solo para estirar defensas y sino para abrir líneas interiores de pases. En este nuevo contexto, la figura de Roger Brugué cobra matices tácticos y se muestra como un recurso muy vital por su polivalencia.
Calero lo contempla como un recurso de interior o de segunda punta. En situaciones en las que el rival se repliega demasiado, Brugui aporta verticalidad combinada con llegada al área desde dentro. Entonces se puede afirmar que la idea de este nuevo Levante, se puede afianzar en tres ejes claros. Primero, la solidez defensiva, cero goles en contra esta pretemporada. Segundo, la centralidad del juego: el balón se mueve entre pivote e interiores, con fluidez y verticalidad si el esquema es 5-4-1 y esto hace que el equipo piense por dentro. Y por último, la versatilidad en plantilla: la numerosa zona de centrocampistas y defensas, pero manteniendo el bloque compacto.
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