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Marcos Sánchez
Valencia
Domingo, 25 de mayo 2025, 21:30
El Levante es de Primera División. Los granotas, tras cuatro años de sufrimiento, han conseguido volver a la élite del fútbol español. Muchos aficionados lo ... han celebrado en Burgos, mientras que en Valencia también han querido festejarlo de forma conjunta en la Fuente de las Cuatro Estaciones, que ha tomado un color especial por esta noche, ya que estaba ambientada con los colores azulgranas.
Para garantizar la seguridad, se ha vallado el recinto, y se han escuchado numerosos cánticos de los seguidores granotas, que han entonado al unísono lemas como «Som de Primera» o «És un xoto el que no bote». Con el paso de los minutos, cada vez más aficionados han ido acudiendo para continuar disfrutando de la fiesta granota, animada con música y bombos que han acompañado el alzamiento de bufandas de todos los presentes, sumado a los ya típicos claxones de los coches cuando se consigue un ascenso de esta manera. Hasta una pequeña traca o una pequeña pirotecnia controlada por la policía se ha dispuesto en la Fuente de las Cuatro Estaciones y se cantaba «Que bote, que bote el Ciutat» o el mítico «Levante Unió Esportiva».
Diego Santolaria, junto a su padre, ha vivido el ascenso de su querido Levante en casa, sobre todo porque, después de tanto tiempo en el pozo de Segunda División, vivir esta victoria y cómo se ha dado ha sido para ellos una auténtica liberación. «Hemos sufrido muchos años atrás porque, con el penalti de Villalibre, nos quedamos a las puertas», comentaban los seguidores granotas.
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Calero, en parte, ha sido el gran artífice de este éxito. De ahí que gente como Diego Santolaria y su padre, que son abonados desde hace ya tiempo, hayan disfrutado especialmente con la llegada del técnico madrileño esta temporada. «Calero le ha dado un plus al equipo esta temporada. Conseguir el ascenso ha sido, en parte, gracias a su trabajo», explicaban padre e hijo. Como anécdota también se ha escuchado una frase que ha rebotado constantemente este año por el Ciutat de Valencia y es el «Calero saca a Espí».
Toda esta celebración no hubiese sido posible sin el espectacular zapatazo de Carlos Álvarez en el minuto 96, que les daba la victoria. Y es que el andaluz le pegó sin pensarlo, como si en ese disparo contuviese toda la mala leche por lo mal que lo han pasado los granotas estos últimos años. Algunos hasta admiten que ha sido la celebración más efusiva de su vida, como afirmaba Diego Santolaria: «Es el gol que más he celebrado en mi vida. Nunca había gritado tanto un gol del Levante», afirmaba.
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Carlos Soriano, es otro de los aficionados granotas que tenía muchas ganas de celebrar el ascenso, porque para él, el Ciutat de Valencia es un estadio que merece estar en la élite del fútbol español y por fin tras conseguir la machada en Burgos podrá ver esto. «Tenía ganas de que el Levante subiese, para mí el Ciutat de Valencia es un estadio de Primera División», afirmaba el aficionado granota.
Francesc Alfonso, abonado desde 1999 de la peña 'Sin Tregua', ha vivido el partido del ascenso en Burgos junto a su pareja y es de los que ha estado en ascuas hasta el final, sin demasiado optimismo. «He vivido con mucho sufrimiento el encuentro del Levante, además, lo estábamos también escuchando por la radio. Es verdad que ellos han resuelto muchos encuentros en los minutos finales. Es más, te admito que veía un empate», relataba el levantinista.
José Luis Cortezón, abonado desde hace ya 24 años, este año se había desvinculado un poco por motivos de salud y problemas familiares, pero gracias a la insistencia de su familia ha podido vivir una noche histórica con su Levante. «No iba a ver el partido porque este año no he estado yo muy ilusionado, pero me ha convencido mi familia. Ha sido muy duro. Yo lo veía mal con el 2-1», comentaba el aficionado granota.
María Dolores Martín, abonada desde 1978 del Levante, que perdió hace dos años a su marido, ha vivido con mucha intensidad y pasión este partido, porque, pese a que no está presente en cuerpo, ella lo ha tenido en mente, porque Manolo fue quien aficionó a toda una familia y ha dejado un legado imborrable que ha pasado de generación en generación. «He visto el partido con mi familia, mis hijas y nietas, y éramos alrededor de 20 personas. Cuando he visto que fallaban el penalti, he dicho: esto es el Levante de siempre, lo he pasado mal. Dentro de mí decía, por favor, 'yayo Manolo', al Levante», afirmaba la seguidora granota.
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