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Jorge Cabello Trujillo (Telde, 25-4-2004) es uno de los jugadores de moda en el Levante. El joven central canario, que cumplirá en ... los próximos días 21 primaveras, ha recuperado su puesto como titular en los esquemas de Julián Calero, tras pasar dos meses en el banquillo sin jugar después del mercado de invierno, en los que la llegada al equipo granota de Ignasi Miquel le habían desplazado a un rol residual. No obstante, el zurdo ha sabido mantener la cabeza fría y, un año después de su debut con el primer equipo, se ha erigido de nuevo como una pieza fundamental de un conjunto azulgrana que tiene cada vez más cerca el objetivo del ascenso.
—Hace un año aproximadamente debutaba con el primer equipo del Levante. ¿Qué recuerda?
—Todo son recuerdos bonitos. Para mí debutar con el primer equipo del Levante fue un sueño que llevaba esperando desde muy pequeño, porque yo llegué aquí con catorce años. Y la verdad que ese día me lo dijeron por la mañana que iba a jugar, y estaba muy contento e ilusionado, pero a la vez con la confianza de que lo iba a hacer bien.
—¿Qué ha cambiado en Jorge Cabello en este último año?
—A mí lo que más me ha cambiado es la mentalidad, además de que jugar con y contra gente que es mejor, te hace mejorar a tí. El entrenar con gente más veterana te hace aprender mucho. Sé que soy joven y tengo que mejorar muchas cosas.
—Es joven, sí, pero va a cumplir los 21 pronto. ¿Algún regalo que le gustaría para su cumpleaños?
—Mi mejor regalo de cumpleaños sería darle una alegría a toda la afición consiguiendo el ascenso.
—Precisamente ante el Racing, que fue el equipo con el que debutó, fue con el que volvió a jugar hace poco tras dos meses de inactividad. ¿Cómo se sintió?
—Tenía el mismo nerviosismo que cuando debuté, esos gusanillos en el estómago. La verdad es que cuando estaba en casa salí con un poco de nervios, pero después ya con la confianza de que lo iba a hacer bien. Encima con la casualidad de que el Racing fue el equipo contra el que debuté, y la verdad es que eso me dio más tranquilidad.
—Estos últimos dos meses sin jugar, ¿fueron duros?
—Sí, fueron duros, pero bueno, yo intenté entrenar lo mejor posible para entrar en el once otra vez. También me ayudaron mi familia, mi novia, y muchísima gente de alrededor que me estaba apoyando. Y bueno, me dijeron que siguiera para adelante y que no bajara nunca los brazos. Yo sabía que este momento podía llegar, soy joven y tengo muchas cosas por aprender todavía y me queda mucho fútbol, o eso espero (ríe). Y bueno, es una parte del fútbol que todo el mundo tiene que asumir, hay etapas y etapas.
—¿Qué le decía el míster, Julián Calero, durante esas semanas de inactividad?
—Pues que siguiera trabajando, que confiara en mí, que eso es lo más importante, que tú ya sabes el nivel que has dado y que otra vez te llegará la oportunidad y que cuando te llegue tienes que estar lo mejor preparado posible.
—Salió una historia de que Héctor Rodas se apostó una paella con usted y con tu padre si se quedaba en el Levante. ¿Se ha saldado ya esa deuda?
—Pues no me he comido la paella todavía con él, porque no hemos tenido tiempo, pero sí que la tengo pendiente y seguramente vendrá mi padre a finales de temporada y nos la comeremos en la playa de la Patacona muy a gusto. Y ojalá sea celebrando después de una gran alegría.
—Lleva ya 25 partidos con el primer equipo. ¿Hay alguno que le venga al recuerdo por haberlo hecho bien?
—Pues tengo dos. Para mí, el debut, que después de ese partido me felicitó todo el mundo y la verdad es que me sentí muy apoyado y con el equipo me sentí cómodo. Y después también el partido del Villarreal B, que hubo un momento en una acción que la afición que se desplazó se puso a corear mi nombre y ese momento también lo recuerdo muy bonito, y para mí fue un momento muy especial.
—Y por contraparte, ¿alguno que le dejó mal sabor de boca?
—Pues siempre recuerdo el del Huesca de esta temporada en casa, el gol que metió Patrick Soko. Yo creo que podía haber hecho algo más y sí, me quedé un poco así jodido.
—¿Es muy autocrítico? ¿De ver sus propios vídeos y analizarse?
—Eso no, pero sí que hay algunas acciones que sí que veo, pero no suelo ver muchas acciones porque no me gusta ver cosas repetidas. Pero sí que me acuerdo de todas las jugadas y después en los partidos que veo de fútbol me intento fijar mucho en lo que hacen los centrales para ver si yo puedo mejorarlo en ese aspecto.
—¿Tiene algún referente o algún central en el que se fija?
—Antiguamente Carles Puyol, Gerard Piqué y Sergio Ramos, esos tres me gustan mucho. Y hoy en día, no sé, Virgil van Dijk... Cogería cosas de muchos, pero sobre todo él me gusta mucho, porque es rápido y fuerte.
—Es defensa, pero todavía no ha marcado ningún gol. ¿Es algo que le obsesiona?
—No, que va. Yo prefiero que marquen los goles los delanteros y que se lleven ellos el premio. Yo me dedico a defender y a hacer que las piezas funcionen bien y que mi equipo no encaje.
—Está apercibido con cuatro tarjetas. ¿Eso al jugador le condiciona a la hora de jugar y meter la pierna?
—No, yo voy como siempre. Si me tienen que sacar amarilla, me la van a tener que sacar hoy o mañana. Y bueno, sí es verdad que igual alguna acción puedo evitarla si es evitable, pero no pienso en eso porque si no, no puedes jugar a gusto y con la confianza que tienes que tener.
—Es de esos centrales modernos que están formados en sacar el balón jugado desde atrás, además siendo zurdo. ¿Se lo enseñaron aquí en el Levante o viene de fábrica?
—Pues yo desde que era pequeño, mi padre siempre me decía que no quería que pegara un pelotazo. Entonces yo siempre en los partidos pensaba, mi padre no quiere ningún pelotazo ni que la eche para arriba. Entonces yo salía siempre con el balón jugado. Y eso me ha hecho mejorar cada día. Y pues sí que he sido más desde pequeño de trabajarlo y trabajarlo, además que después aquí también planteábamos salir con el balón jugado y me venía muy bien. Entonces eso me gustaba.
—Es un poco también la sangre canaria, ¿no?
—Sí, por la tranquilidad que tengo yo. Creo que a la hora de ayudar al equipo a salir con el balón jugado, como central, le puedo dar un plus mucho al equipo, sobre todo por ese costado izquierdo. Yo me siento cómodo donde me ponga el míster y donde pueda aportar. Sí que es verdad que Diego Pampín por ejemplo sube mucho y yo me tengo que ir un poquito más a ese costado a cubrir, pero bueno, que me siento cómodo porque ahí viene gente a recibir, entonces podemos ahí combinar bastante bien.
—En lo colectivo, ¿cómo está viendo al equipo en estos últimos partidos?
—Bueno, el equipo está con una confianza tremenda. Yo creo que tenemos un grupo espectacular de trabajo y increíble. El día a día se hace muy pero que muy ameno y encima nos llevamos súper bien todos, entonces yo veo al equipo espectacularmente bien.
—¿Hay algo que crea que aún le falta por mejorar a este equipo?
—A ver, nunca se sabe. Yo creo que no hemos alcanzado aún nuestro mejor nivel, pero sí que es verdad que somos un equipo espectacular. Creo que el equipo... no se puede decir si ha alcanzado el mejor nivel porque nunca se sabe, pero sí que estamos haciendo las cosas muy bien y estamos con la confianza y la tranquilidad que necesitamos.
—¿Quizá no encajar goles en los últimos minutos? ¿Insiste mucho el míster en eso?
—Bueno, sí, eso es una cosa que tenemos que mejorar, pero yo creo que en este final de temporada tenemos que seguir haciendo lo que hemos estado haciendo durante todo el año, que por eso estamos ahí. Pero yo creo que también la cabeza es lo más importante, yo creo que hay que tenerla fría y concentrada hasta el último minuto de todos los partidos y hasta la última jornada.
—Se habla mucho de que el míster confía más en los veteranos que en los jóvenes. ¿Lo sienten así?
—No, confía en todos a la vez. No porque sea joven o veterano va a confiar más o menos, sino que es verdad que los jóvenes tenemos mucho que aprender todavía y eso, pero bueno, yo no lo veo así porque yo soy joven y he jugado bastante, entonces para mí no.
—Pero sí que hubo mucho cachondeo con lo de «Calero mete a Espí»...
—Sí, sí, hay alguna bromilla con eso y encima nos reímos de eso porque está muy bien. Es una muestra más del buen rollo que hay en el vestuario.
—Quedan pocas jornadas y el objetivo está ahí. ¿Se puede uno ya empezar a ilusionar?
—A ver, nosotros no nos vamos a ilusionar y vamos a ir a muerte todos los partidos que nos quedan. Yo no sé si la afición se va a ilusionar, supongo que estarán algunos ilusionados, pero yo desde aquí digo que tranquilidad, y que hay que apoyar como siempre, que esto lo vamos a sacar todo juntos, la afición y el equipo.
—No sé si es de los que le gusta apostar cosas, pero José Luis Morales dijo que se iba a tintar el pelo si había ascenso...
—Yo he hablado con alguien de tintarme el pelo, pero no sé, ya veremos... Seguramente me lo tinte.
—¿Y copiarle el peinado al míster?
—No, eso todavía no (ríe).
—Para terminar, ¿qué mensaje le manda a la afición?
—El equipo y nosotros queremos transmitirles que estén tranquilos, que nos apoyen como siempre y que este sábado que animen a muerte y nos quedan siete finales, y que lo vamos a conseguir.
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