Meloni quiere prohibir el burka en los espacios públicos de Italia
El partido de la primera ministra presenta un proyecto de ley que también aspira a controlar la financiación de las mezquitas
Aunque a diferencia de en otros países europeos, en Italia apenas se registran problemas graves de integración de los inmigrantes musulmanes, el partido de Giorgia ... Meloni, Hermanos de Italia (HdI), pretende aumentar el control de este colectivo para evitar que surjan contextos en los que aflore el extremismo religioso. El miércoles presentó en la Cámara de los Diputados de Roma un proyecto de ley que, bajo el título 'Contra el separatismo islámico', pretende prohibir el uso del velo integral en los lugares públicos, regular la financiación de las mezquitas e imponer penas más severas contra la inducción al matrimonio por medio de engaños. Asimismo se condenaría con cinco años de cárcel a quien obligue a una mujer a someterse a una prueba de virginidad, a excepción del médico que lo precise por motivos sanitarios.
Por el momento se trata sólo de un proyecto de ley, pero no es difícil que esta normativa acabe convirtiéndose en realidad, pues HdI junto a sus aliados de Gobierno –la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia, el partido fundado por el fallecido Silvio Berlusconi que lidera hoy Antonio Tajani– cuentan con una amplia mayoría parlamentaria. Es previsible que la Liga apoye esta iniciativa, pues en el pasado presentó un texto similar para prohibir el uso en los espacios públicos del burka y del niqab, los tipos de velo más extremo que sólo dejan ver desde el exterior los ojos en algunos casos. La nueva norma contempla sanciones de entre 300 y 3.000 euros a quienes recurran a estas prendas «dificultando el reconocimiento de la persona» en lugares abiertos, escuelas de cualquier tipo, oficinas y tiendas y negocios.
Andrea Delmastro, subsecretario del Ministerio de Justicia y uno de los impulsores del proyecto de ley, aseguró que «se olvida a menudo que más allá del patriarcado en Italia viven enclaves que por una voluntad separatista rechazan los principios que rigen en la legislación italiana». Consideró además que resulta de gran importancia saber «de quién y desde dónde» viene la financiación de las mezquitas, al existir el riesgo de que se escondan intereses de otros países o grupos. «Se trata de no cerrar los ojos y de tener en cuenta que hay financiación que quiere torcer la actividad del culto», advirtió, recordando que la «laicísima Francia» ya cuenta con una normativa en este mismo sentido.
Igor Iezzi, el diputado de la Liga que había lanzado inicialmente una propuesta para prohibir el velo integral, celebró que sus aliados de HdI se hayan subido ahora al carro porque «el integrismo islámico es la gran amenaza de estos años». La formación de Matteo Salvini había sido históricamente la que mantenía posturas más duras en Italia contra el islam, por lo que resulta «importante que esta conciencia sea un patrimonio compartido por todo el centro derecha», celebró Iezzi.
Dudas sobre la nueva norma
La comunidad islámica no recibió el proyecto de ley presentado por el partido de la primera ministra como una amenaza. «Prohibir el velo integral, que no significa prohibir el velo en sí, puede entenderse en una lógica de tutelar la seguridad», señaló el imán Massimo Abdallah Cozzolino, líder de la asociación cultural islámica Zayd Ibn Thabit, ubicada en Nápoles. «Pero ya existe una norma en ese sentido, por lo que me pregunto cuál es la utilidad efectiva de esta propuesta», indicó a la agencia LaPresse.
En el país residen unos 2,7 millones de musulmanes, la mayoría inmigrantes de origen marroquí y albanés
El imán se refería a una ley de 1975 que prohíbe el uso de «cascos o cualquier otro medio que dificulte el reconocimiento de una persona en un lugar público sin un motivo justificado». La normativa no cita expresamente el velo islámico, aunque puede interpretarse como una prohibición del burka o del niqab. El Gobierno regional de Lombardía, en el norte del país, aprobó en 2015 una resolución que impedía entrar en oficinas públicas «con el rostro cubierto», algo que no resultaba discriminatorio por motivos religiosos, según confirmó años después el Tribunal de Apelación de Milán.
Se calcula que en Italia viven unos 2,7 millones de musulmanes, siendo en su mayoría inmigrantes de origen marroquí y albanés. Suponen alrededor del 4,7% de la población del país, un porcentaje más bajo que en el resto de grandes países europeos.
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