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Operarios en el dragado del puerto de Catarroja esta semana. IVÁN ARLANDIS

Locales artesanos, zonas de ocio, amarres y parkings en el puerto de Catarroja

El Ayuntamiento espera el nuevo Patricova para iniciar un plan urbanístico pendiente hace años y que recontruirá el acceso del pueblo a la Albufera

Paco Moreno

Valencia

Viernes, 11 de julio 2025, 00:21

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. La puesta en valor de su puerto en la Albufera es una de las más viejas aspiraciones de Catarroja y la dana ha frenado esta iniciativa al igual que otros muchos planes urbanísticos. El decreto aprobado por el Consell el pasado 30 de diciembre dejaba todo a expensas de una nueva normativa del Patricova, el documento que marca las zonas inundables y los usos.

Aún así, el gobierno municipal encabezado por la alcaldesa Lorena Silvent tiene la propuesta ya entregada a la Generalitat y está a la espera del desbloqueo de los planes para dar los primeros pasos administrativos y después iniciar las obras. Los amarres son los protagonistas sin duda del proyecto aunque también son relevantes las zonas verdes, los campos de huerta y la reserva de espacio para áreas de descanso, restaurante e incluso equipamientos públicos.

Según la documentación entregada a la Conselleria de Medio Ambiente y a la que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS, la superficie total, incluida la lámina de agua, asciende a 128.895 metros cuadrados. Este espacio se reparte en usos como un aula de la naturaleza, pantalanes y muelles, contenedores de residuos, baños públicos, una grúa para las embarcaciones, aparcamientos para autobuses, turismos y bicicletas, así como áreas recreativas, jardines y un restaurante, con lo que se integrará la conocida Casa Baina, gravemente afectada por la dana y que reabrió meses después de las inundaciones.

También llama la atención la reserva de una parcela de 672 metros cuadrados en el noreste del puerto, que se destinará a usos artesanales. «Es una parcela destinada a la producción, transformación y reparación de embarcaciones. Se conoce este uso como «calafat» y en ese espacio también se podrá desarrollar la actividad de escuela artesanal de «calafatería», indica el plan.

En cuanto a los usos dotacionales, se habla hasta de cinco grupos: cultural-educativo, recreativo, deportivo, múltiple e infraestructuras. El plan prevé en la primera un aula medioambiental y un museo temático del parque natural y del puerto.

En los recreativos se indica una parcela de 288 metros cuadrados junto a Casa Baina para construir locales destinados a asociaciones, mientras que otra similar acogerá a entidades como las de vela latina. Por último, otras dos han sido grafiadas como de usos múltiples todavía por especificar los próximos años.

«En la actualidad, resulta paradójico el poco uso social del Puerto de Catarroja, frente a su potencial e interés paisajístico y medio ambiental. La población, a pesar de su proximidad, vive de espaldas a él, y por extensión, a la Albufera. Tan sólo los que lo utilizan (agricultores y pescadores) lo conocen y lo usan. El resto realiza aproximaciones puntuales, que nunca han llegado a constituir una verdadera dinámica de uso y disfrute», se apunta en el documento como reflejo de las posibilidades de la zona.

Mientras, una brigada de operarios y una excavadora montada sobre una plataforma flotante trabajan desde hace semanas en la extracción de varias toneladas de residuos de la dana. El fango se reutilizará en su mayor parte para la construcción de ladrillos, como señaló el Consistorio en el inicio de los trabajos. Estos consisten en profundizar el fondo del acceso a la Albufera, con el fin de facilitar la navegación de las embarcaciones de pesca y de paseo, en uno de los pantalanes más grandes que hay en el parque natural.

Deficiencias a eliminar

«Los rótulos de la fachada de la nave industrial junto con el cableado aéreo están demasiado presentes. Es una imagen no adecuada». Se trata sólo de un apunte de la docena larga de deficiencias a eliminar en la zona, a ambos lados del canal donde descansan las embarcaciones. La correcta ejecución del plan urbanístico obliga también a suprimir todas estas anomalías, algunas sencillas pero otras de solución compleja.

La presencia de naves industriales sin vegetación alrededor no cumple, a juicio de los autores del plan, con los requisitos mínimos que deben tener el Puerto de Catarroja. Igual ocurre con la falta de mantenimiento de algunas parcelas en la zona sur, donde la vegetación brilla por su ausencia en un ámbito precisamente que debe tener en cuenta los valores del parque.

Por el contrario, el paisaje de arrozales y acequias está bien conservado en otras zonas, con lo que la intervención deberá ser mínima. En su conjunto, el Puerto tiene un indudable interés etnológico como parte de un modo de vida seriamente amenazado. La agricultura representa ya una parte mínima de los empleos en la comarca, algo que se agudiza más lógicamente con la pesca en la Albufera.

De ahí el interés en preservar el paisaje y las instalaciones de interés, como almacenes relacionados con las embarcaciones o motores de riego, algunos todavía en uso. Los pescadores y los aficionados a la vela latina disponen de un local en la actualidad junto a Casa Baina, unos colectivos que han reanudado hace escasas fechas la actividad anterior a la dana.

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