Llocnou de la Corona, el pueblo más pequeño que sufrió las inundaciones
El municipio, de apenas una hectárea y 121 vecinos empadronados, se vio abandonado los primeros días con todos los bajos inundados
Viven en una hectárea de terreno, apenas unas calles en l'Horta Sud, pero sufrieron la dana como el que más. Los 121 vecinos de ... Llocnou de la Corona afrontan poco a poco la reconstrucción tras la tragedia, donde al principio se sintieron olvidados debido a la enormidad de las inundaciones.
Llocnou de la Corona se encuentra rodeado por Alfafar y Sedaví. Su tamaño es tan pequeño que disponen de un operario que se encarga del mantenimiento de las cinco calles y la plaza que forman el municipio, según señala la alcaldesa Paqui Llopis. Para los servicios de baldeo, por ejemplo, se pide ayuda a Sedaví o contratan a una empresa, destaca.
Eso no quita importancia al municipio, donde los vecinos tuvieron que ayudarse unos a otros para salvar sus vidas. Se trata de un callejero dominado por las viviendas en plantas bajas, con una población mayor, que la tarde-noche del 29 de octubre pasó muchos apuros.
El Ayuntamiento sufrió la inundación de la planta baja donde se situaba un centro cultural y otras depedencias. Un local donde se sitúa la biblioteca también sufrió daños, en fase de reconstrucción. Llopis agradeció al presidente de la Diputación, Vicent Mompó, que insistiera desde el primer momento en que Llocnou de la Corona recibiera ayudas, además de aportaciones de ayuntamientos, grupos de voluntarios y colectivos que acudieron para prestar auxilio a los vecinos., servicios básicos
Además de las dependencias municipales en plantas bajas, todo el alcantarillado «saltó por los aires, es bastante antiguo». El 100% de los bajos resultó afectado, sin excepción. La alcaldesa comenta que el agua hizo un «remolino, venía de la zona comercial de Alfafar y se juntaba con la que llegaba de Massanassa. El agua empezó a subir, no corría como tal, y tenemos una cota donde pondremos una placa que llegó a 1,80 metros».
Reitera que los primeros días la sensación era de «abandono e incomunicación, todos hablaban de otros municipios». Ahora, más de diez meses después, a nivel municipal «hay normalidad, vuelven a salir humedades pero el 75% está ya operativo, faltan algunas cosas como la biblioteca, donde queremos hacer unos cambios».
En cuanto a las viviendas, comenta que los vecinos «siguen haciendo obras, no pueden ir todos a la misma velocidad por cuestiones como los pagos del Consorcio de Seguros o la falta de empresas». La Diputación ha sido providencial en la gestión de numerosos expedientes de rehabilitación, ante la falta de personal en el municipio.
«Queda faena por hacer», resume la primera edil, para recordar la ayuda prestada por Valencia en la seguridad ciudadana del pueblo. «María José Catalá nos dijo qué necesitábamos y le pedimos asistencia de la Policía Local, que todavía se pasa a patrullar», destaca.
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