La reina de África
Isabel dos Santos, la glamurosa hija del presidente angoleño, se ha convertido en la mujer más rica del continente gracias al control de los recursos petroleros del país
GERARDO ELORRIAGA
Martes, 31 de enero 2017, 20:49
A Isabel dos Santos se le acumulan títulos y paquetes accionariales. A ella, la mujer más acaudalada de África y la octava fortuna del continente, sin distinción de sexo, sus compatriotas angoleños la denominan princesa, mientras que los portugueses la reconocen como DDT, abreviatura de 'Dueña de todo esto', dada la influencia económica que ejerce en el país vecino. El pasado mes de junio fue nombrada presidenta de Sonangol, la empresa estatal del petróleo y gas natural. Catorce abogados denunciaron la medida como una muestra de nepotismo, pero el 22 de diciembre el Tribunal Supremo dictó que la designación no viola la ley de probidad pública o la Constitución de Angola. ¿Tendrá algo que ver el hecho de que su padre sea el presidente de un país donde el crudo representa el 90% de los ingresos nacionales con que esta ingeniera de formación siga sumando poder y consejos administrativos?
Las malas lenguas, las que niegan el mérito empresarial a esta emprendedora de 43 años, hablan de cleptocracia familiar. Cuando José Eduardo dos Santos, su progenitor, se convirtió en la máxima autoridad de Angola, el país era un territorio arrasado por la guerra civil y deprimido por la generalizada miseria. A mediados de los setenta, el apoyo militar de cubanos y rusos permitió el triunfo de un partido socialista y la bandera nacional, recién estrenada, lucía la mitad de un engranaje cortado por el típico machete de los campesinos, remedo de la hoz y el martillo soviéticos. Hoy, la república se ha convertido en la tercera potencia del continente y el marxismo se ha diluido en el abundante crudo que emerge de su fondo marino.
El cambio hacia el capitalismo feroz tuvo lugar tras la vuelta de la joven Isabel al hogar paterno. Nacida en Azerbayán de madre rusa y educada en Londres, aterrizó en Luanda con el objetivo de dotar a la capital de cosmopolitismo y vida nocturna. En algún momento afortunado, pasó de ser la propietaria del Miami Beach, el restaurante de moda entre la jet local, a la hábil inversora en los sectores clave del 'boom' económico. Al principio fue la compañía telefónica Unitel; luego llegó su desembarco en la banca, la exportación de diamantes, la creación de diversos 'holdings' y la expansión europea desde Lisboa y Amsterdam.
Una boda fastuosa
Isabel aportó iniciativa en el ámbito del 'bussines' de altos vuelos, pero también 'glamour' a un escenario carente de grandes fastos. Su matrimonio en 2002 con Sindika Dokolo, hijo de una acaudalada familia congoleña con raíces danesas, aportó más mestizaje y el refinado gusto por el arte contemporáneo. El enlace, al que acudieron 800 invitados gracias a la disposición de aviones fletados para la ocasión, también fomentó la proyección internacional de la dama, aunque desde aquella lujosa ceremonia se ha cuidado de mantener un perfil bajo, mucho menos ostentoso, acorde con las circunstancias de origen.
En cualquier caso, la toma de las riendas de Sonangol y el hecho de que su hermano José Filomeno esté a cargo del Fondo Soberano, la sociedad estatal de inversión, han sugerido una estrategia que recuerda a la de la realeza de viejo cuño, aquella que no solía hacer distingos entre las arcas privadas y la Hacienda pública. Los críticos, siempre acechantes, aseguran que, a través de su entramado societario, la señora Dos Santos controla tres de las principales firmas financieras de Angola. La renuncia de su padre a un nuevo mandato, tras 38 años de control absoluto del Ejecutivo, anticipa, a juicio de los expertos, su futura nominación como candidata a la presidencia en los comicios que tendrán lugar, probablemente, dentro de ocho meses.
Los catorce querellantes que intentan frenar la carrera bajo sospecha de la mujer de negocios y alta funcionaria han afirmado que recurrirán a la Corte Constitucional para revocar su designación. Además, la crisis económica global y la caída de los precios del petróleo se alían en contra de su imagen política. Algunas voces hablan de que tendrá que dejar paso a su hermano si, tal y como se ha anunciado, la firma no consigue remontar una situación muy compleja y negativa, lastrada por colosales deudas.
Ella, por su parte, se defiende negando que haya medrado a la sombra del progenitor o que su fortuna, estimada en más de 3.000 millones de euros según la revista 'Forbes', surja del uso indebido de fondos públicos. La magnate subsahariana alega que tan sólo una combinación de experiencia y competencia explican su irresistible ascensión hacia el Olimpo de las mujeres más ricas y poderosas del mundo.