La horchata con fartons que no se bebe
Pepa y Lara han creado desde su obrador de Alzira una tarta que reinventa el producto de la gastronomía valenciana
No hay nada más valenciano que sentarse en una terraza a tomar horchata con fartons. Una bebida tradicional que es, además, uno de ... los sabores por excelencia del verano. Esta joya gastronómica se puede pedir líquida, granizada o mixta. Pero la horchata no sólo se bebe; también se puede comer.
Pepa y Lara son madre e hija y han conseguido reinventar el concepto que se tenía, hasta ahora, de la horchata. Han cambiado la pajita por la cuchara con su tarta en homenaje a este manjar tan valenciano.
Desde su obrador de Alzira han creado, junto a su equipo de Pepina Pastel, una tarta elaborada con capas hechas con fartons y con una crema artesana de horchata valenciana.
La tarta se deshace, prácticamente, en la boca. Es suave y está elaborada con productos de Alboraya. La horchata que utilizan es de Món Orxata y se sirve con un pequeño toque de canela.
Pepipa Pastel ha conseguido que con un solo bocado se pueda saborear la horchata con fartons que, automáticamente, nos transporta a esas largas meriendas veraniegas. La tarta es ideal para los días en los que el calor aprieta, pues es de lo más fresca y cremosa. Por eso, es importante que esté en la nevera en todo momento y sacarlo, únicamente, cuando se vaya a comer.
Este producto hecho de horchata puede probarse en toda España, ya que la empresa valenciana hace envíos a toda la Península en menos de 48 horas.
La pastelería lanzó este dulce el verano pasado y ha sido todo un éxito, por lo que han querido repetir la hazaña, coincidiendo, además, con el Día de la Horchata. Y es que el tesoro valenciano tiene fiesta propia, el día 6 de julio, y no hay mejor manera de celebrarlo que con esta tarta.
La historia de Pepina Pastel
Pepa siempre había tenido mucha mano con la repostería, aunque nunca se había planteado dedicarse a ella. Lara, su hija, vio el don que tenía su madre y le animó a crear su propio proyecto. «El espíritu Pepina siempre había estado en casa, hasta que un día nos dimos cuenta de lo lejos que podíamos llegar», reflexionan.
La idea nació hace tres años, cuando Pepa preparó tartas para más de 40 invitados en una celebración familiar. Desde ese momento, comenzaron a trabajar sobre pedido madre e hija y hacían pequeños encargos a particulares y restaurantes de Valencia hasta que nació Pepina Pastel en septiembre de 2019.
Un año después, comenzaron a hacer repartos por todo el mapa nacional y, a día de hoy, siguen reinventándose para endulzar los momentos más especiales de sus clientes. «Nos gustan los finales felices. Por eso somos el postre».
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