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Foc, volverás a amar el café
Con un pequeño tostador en Patraix, y un creciente listado de clientes en la restauración, dos jóvenes baristas se atreven a reivindicar que otro café 'de especialidad' es posible. Acercar esta bebida a todos los públicos bien merece un premio de Historias con Delantal
Víctor y Pablo; Pablo y Víctor; si los combinas, se enciende FOC. Una marca ardiente, que ha logrado prender fuego a todos los ... prejuicios en torno al café de especialidad -ellos prefieren halar de café de calidad-, y para mayor mérito, lo ha hecho desde un pequeño tostador, ubicado en el barrio de Patraix. Son jóvenes, les sobra la ilusión y aman la bebida que comercializan, en buena parte desconocida por el público que la consume. A su vez, son modernos, arriesgados y descreídos del relato que les precede, por lo que han decidido escribir el suyo propio. «No se trata de hacer frente a marcas más grandes. Simplemente hay que saber cómo convivir con ellas y hacer nuestro camino del modo más transparente posible», afirman. Con todo, ya tienen verdaderos adeptos, también entre la hostelería.
Mucho se ha hablado de la escasa calidad del café, incluso en los restaurantes de primer nivel. Frente a esta controversia, el café de especialidad llegaba a España, hace más de una década, promulgando una filosofía de trazabilidad, calidad y esmero en el tueste y en el servicio. Productores, distribuidores y consumidores se sumaban al relato y, de este modo, en Valencia no han dejado de proliferar cafeterías con la coletilla de speciality coffee. A veces, en efecto sirven una buena bebida, y otras, se quedan en un bonito interiorismo. «Digamos que unos abren por pasión y otros, porque el negocio está de moda. Como en todo boom, hay gente que hace dinero a base de pervertir un producto, pero a la misma vez, y esto es positivo, hay mucha más gente descubriendo y pidiendo café de calidad», valora Pablo.
En esta segunda parte, la de hacer didáctica, los Foc se sienten cómodos. «Nos desmarcamos del relato del café de especialidad, porque queremos acercarlo a todo el mundo, sin necesidad de caer en tecnicismos», reivindican. En un momento dado de su trayectoria, se plantearon llegar a un público mayor, como sus padres o sus abuelos.«Al final, estamos acostumbrados a que la cafetería de especialidad se enfoque al turista y al extranjero, pero ¿por qué nadie piensa en la gente de aquí? O sea, ¿por qué mi cliente no puede ser la vecina del quinto o mi madre? Todo el mundo tiene derecho a tomar buen café», es su proclama. Y manos a la obra. Los cafés de Foc son de alta calidad, si bien sus precios son sensiblemente inferiores al resto de Europa. Además, las variedades no persiguen la rareza en sus aromas: puedes encontrar un Colombia dulce o un Brasil accesible, más allá de las tendencias extravagantes. Se suma que su tostador está en Patraix.
Ni Pablo ni Víctor pertenecen al barrio. Con total honestidad, admiten que el factor más determinante para instalarse aquí fue el precio del alquiler, intratable en otras zonas de Valencia. «El local es pequeñito, pero cumple con nuestras necesidades. Al final, es un poco el movimiento natural de los negocios jóvenes, que se están yendo al extrarradio para no morir en el intento de de vivir», responden. La acogida del vecindario ha sido «brutal», les ha sorprendido para bien. Destacan la cantidad de gente mayor que llega y se interesa por la tostadora, «porque antes había tostadores en los barrios, y les genera nostalgia», además de que el trato con el cliente se estrecha. «Somos gente de pueblo, nos resulta natural esa cercanía, intercambiar charlas. Lo bueno es que en un barrio hay mayor tejido social», opinan. Y es que, para ellos, una parte fundamental del proyecto son las personas que les rodean.
«Los negocios jóvenes se están yendo al extrarradio para no morir en el intento de de vivir»
Puestos a hablar de personas, hablemos de ellos dos. Por mucho que les guste el café, ninguno imaginó que su vida giraría en torno a esta bebida. En realidad, Pablo Fererr estudió Panadería y Pastelería, para luego saltar a Cocina y curtirse como barista. Hoy, se encarga de la parte logística de FOC, el tueste del café y la preparación de los pedidos. Por su parte, Víctor Navarré estudió Energías Renovables, pero como sus padres tenían un bar, terminó en la hostelería. Su papel en el negocio es atender al público, así como la parte comercial y de postventa. Por cierto: se conocieron trabajando en la barra de una cafetería, «y como somos dos personas que se meten de lleno en las cosas, nos pasó exactamente eso con el café. A base de investigar y aprender, nos obsesionamos con el producto», relatan.
Preguntados por anécdotas, responden «¿cuál de todas?», «¿La del tostador que se cayó antes de llegar?», «No, no, la de que se prendió fuego», «A ver, la del fuego yo no la diría», «¿Decimos la de la obra o la de mi primo que vino aquí?», «Bueno, también están las de los festivales»… Y así continúa un frenético diálogo, plagado de recuerdos. Se han pasado meses viajando en furgoneta, sosteniendo la obra del local o esperando la llegada de la tostadora definitiva. Recuerdan los duros inicios tostando con la bullet, que apenas procesa 1 kilo, y da como resultado medio. «Aquello era día y noche, nos poníamos a a tostar a las 7 de la mañana y terminábamos a las 6 de la tarde. Lo que antes llevaba doce horas, ahora apenas nos cuesta 15 minutos», recuerdan, y esto resume el crecimiento del negocio. Un crecimiento valiente, que les hace merecedores ahora el premio gastronómico Historias con Delantal.
Hablando del valor, no se puede pasar por alto el valor humano que respira la marca. «Desde el productor que siembra el café en la finca, hasta llegar al consumidor final, pasando por toda la gente que nos rodea. Ya no solo amigos y familia, sino proveedores y otras empresas que colaboran con nosotros; el círculo que hemos formado es brutal», precisa Víctor. No les obsesiona crecer muy rápido, sino crecer bien. «Siempre hemos querido ir poco a poco, adaptándonos a a la situación que vamos teniendo. También, y muy importante, ser felices: que no se nos coma el trabajo», añade Pablo. Preguntados por si han sido valientes, ambos responden: «Hemos tomado decisiones valientes, decisiones equivocadas y decisiones correctas. Cuando emprendes, piensas que tienes un camino que seguir y, poco a poco, te das cuenta de que toca rectificar, ir adaptándose y sobre todo aprender. En eso estamos». Justo antes de marcharnos de FOC, enunciarían una frase que lo resume todavía mejor: «No sabemos si ha sido valiente, pero la verdad… ¡Ha sido la bomba!».
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