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El concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, observa anoche la imposición de la banda del alcalde Joan Ribó a la fallera mayor de Valencia, Raquel Alario. :: jesús signes
Fallas 2017 | Raquel Alario, Fallera Mayor de Valencia, cautiva en su exaltación con el rojo Toscana

Fallas 2017 | Raquel Alario, Fallera Mayor de Valencia, cautiva en su exaltación con el rojo Toscana

La fallera mayor de Valencia elige un espolín elegante y discreto para una exaltación donde brillaron las danzas de la Ruta de la Seda

LOLA SORIANO

Sábado, 28 de enero 2017, 01:00

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valencia. La lluvia se ha convertido en un actor más de la película que está viviendo en primera persona Raquel Alario, fallera mayor de Valencia de 2017, que fue exaltada anoche en el Palau de la Música con la imposición de la banda por parte del alcalde Joan Ribó. Si el día de la Crida a la Humanidad, en diciembre, ya fue trasladada de fechas por las intensas lluvias, anoche las nubes también descargaron agua sobre la ciudad.

A pesar de ello, la máxima representante de las Fallas brilló en uno de los actos más importantes de su reinado. Para esta ocasión, eligió un espolín de nombre rojo Toscana y que ha sido confeccionado por la fábrica sedera de Garín.

Raquel Alario, que como marca la tradición, llegó en un coche de época acompañada por el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, al son de las notas de la escuela de tabal i dolçaina de la Junta Central Fallera, fue recibida en el Palau por el alcalde de Valencia, Joan Ribó.

Era el segundo año en que Ribó presidía este acto protocolario y en esta ocasión tampoco acompañó el traje chaqueta en tono oscuro con ninguna corbata. En la recepción no estuvo ni el president de la Generalitat, Ximo Puig, ni la vicepresidenta, Mònica Oltra. La representación del Consell corrió a cargo del conseller de Hacienda, Vicent Soler. De anfitriona actuó la concejal de Cultura y presidenta del Palau de la Música, Glòria Tello, quien lució un traje negro vaporoso con volantes. Por su parte, el concejal Fuset estrenó un traje clásico de torrentí realizado por Paco Albert en tono azul y con el fajín de presidente de la Junta Central Fallera en color rojo, a juego con la redecilla de la cabeza.

El foco de atención se centró en el espolín de Raquel, un tono que gustó mucho al público congregado en el hall del Palau. El color de un tono granate tenía un punto de mezcla de marrón y azul, coordinado con dos metales. El lazo del ramo lateral, en lugar de tejerlo en metal se hizo en seda color oro y en el ramo central predominaban los colores rosas y azules. En el lateral, colores más otoñales.

No fueron pocos los que vieron cierta semejanza con el espolín que portó Laura Caballero en 2011, ya que era también una tonalidad granate, aunque un poco más viva. En las redes sociales, los falleros comentaron enseguida el parecido. Retrocediendo a 2008, también lució un color rojo Gloria Martínez.

El traje tenía también complementos muy cuidados, como las manteletas de Hijas de Carmen Esteve confeccionadas con un diseño clásico bordado en cadeneta a bastidor. En las peinetas de Castillo Cinceladores destacaba una silueta con cenefa de temas florales y un dibujo central con el escudo de la ciudad. El aderezo llevaba la firma de Art Antic y el pañolón de Camilo Miralles que complementaba la indumentaria era el modelo 'Asunta'.

Las doce compañeras de Raquel Alario mostraron su esplendor. Estrenaban el primer traje oficial confeccionado por Serrano y Navalón, un lampazo estrecho de seda natural que lleva por nombre 'Alegría', un dibujo de los diseños valencianos del siglo XIX y que pertenece a la colección de dibujos antiguos del archivo histórico de Vives y Marí.

En cuanto a manteletas, la corte portaba un diseño antiguo de Hijas de Carmen Esteve bordado en hilo de metal de oro y seda en crudo.

La fallera mayor infantil de Valencia, Clara Parejo, fue muy aplaudida a su entrada. Eligió una seda de tono azul con metal en plata confeccionado por la firma Espolín y con la tela de Vives y Marí. Es la primera ocasión en que no se luce el segunda traje oficial, que posiblemente se reservará para la Crida.

La corte infantil de 2017, que estaba muy atenta al protocolo de la corte mayor, lució el segundo traje oficial confeccionado por Amparo y Paz, un rayón de Entretelares con dibujo de nombre 'Nieves' y con fondo de colores en rosa; celeste; amarillo; malva; verde agua y naranja. Las manteletas de la corte infantil eran de Artesanía Viana. Para el traje del siglo XVIII se optó por no poner apenas lentejuelas. Sólo dos pequeños toques. Además, iban bordadas en hilo de seda sobre tejido de muselina.

En la exaltación hubo momentos enternecedores, como cuando Sélica Baixauli y Rubén Monllor, que compartieron reinado con Raquel Alario en la comisión Fernando el Católico-Ángel Gimerá, ejercieron de pajes y portaron la banda y pusieron el cojín a los pies de la fallera mayor de Valencia.

El espectáculo de la exaltación también resultó muy agradable. La compañía de danza de Susana Renau, que por segundo año estaba al frente de este evento fallero, supo entretener al público.

Si el pasado ejercicio danzaron al ritmo de la composición sonora de una mascletà, este año también hubo mucho ritmo con el espectáculo bautizado con el nombre de 'Un mundo para Raquel'.

Todos los participantes eran jóvenes alumnos que se entregaron al público con distintas danzas. El delegado de sector Paco Sivera fue el narrador de un cuento y habló de todos los países de la Ruta de la Seda que tienen algún elemento Patrimonio de la Humanidad y que no quisieron perderse la exaltación de Raquel Alario.

Se realizaron varias danzas como los tangos argentinos, bailes árabes que resultaron muy coloridas porque las niñas utilizaron velos de múltiples colores. También hubo guiños a la cultura china al ser Patrimonio Inmaterial en algunos elementos. Por último, el Tribunal de las Aguas, que también tiene este título desde 2009, estuvo representando con una Fuente del Padre Turia formada por bailarines. Ocho jóvenes simbolizaron las acequias que riegan Valencia, mientras en el centro otro terminó adoptando la posición del elemento principal de la fuente situada en la plaza de la Virgen, con un cuerno de la abundancia en la mano.

En el patio de butacas, por primera vez hubo una representación de 170 presidentes de fallas, cumpliendo así una reivindicación de los responsables de las comisiones. Entre ellos, no faltaron los que tenían una componente en la corte de honor como Javier López, de la falla Plaza del Pilar. También Pere Borrego, de Na Jordana, o Rafael Ferrando, de Isabel la Católica-Cirilo Amorós.

La mantenedora del acto, la portavoz de la fiscalía de Valencia y fiscal, Susana Gisbert, incluyó en su discurso un tono reivindicativo al decir que «se ha hablado de nuestra fiesta como una fiesta machista, una fiesta que no reconoce a la mujer otra tarea que la de adornar. Ha llegado el día de demostrar lo contrario y decir al mundo que las Fallas son un entorno de igualdad y de respeto a la mujer. Tenemos una función fundamental».

Añadió que no hay que olvidar que la importancia del papel de las mujeres ha sido uno de los puntos que nos ha dado el reconocimiento de la Unesco». Recordó que la fiesta ha evolucionado como «todo nuestro entorno, igual que han cambiado las leyes, que antes de nacer Raquel negaban derechos a las mujeres», terminando con un emotivo recuerdo a la abuela de la fallera mayor, fallecida hace un mes.

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