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José Miguel Soriano. LP
«Evitar el desperdicio tiene que ser un objetivo de primera elección política»

«Evitar el desperdicio tiene que ser un objetivo de primera elección política»

José Miguel Soriano, director de la Clínica Universitaria de Nutrición, Actividad Física y Fisioterapia de la FLA-UV

Jorge Peiró

Miércoles, 30 de noviembre 2022, 10:01

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José Miguel Soriano acumula conocimientos y experiencia para ser una voz con autoridad en materia de gestión alimentaria. Entre otros muchos honores, Soriano es doctor en Farmacia, director de la Clínica Universitaria de Nutrición, Actividad Física y Fisioterapia de la Fundació Lluis Alcanyís-Universitat de València, y catedrático de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universitat de València.

–¿Qué piensa que pueden aportar en este acuerdo desde la UV?

–En 2015, tras la puesta en marcha de la Agenda 2030 y la aplicación transversal de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Universitat de València había constituido un clúster contra el Desperdicio Alimentario formado, además, por otros especialistas del Instituto Valenciano Investigaciones Agrarias, Fundació Lluís Alcanyís-Universitat de València, Consejos Reguladores de la Comunidad Valenciana y algunas ONGD.La experiencia del clúster vertebrará las directrices para poder realizar, en este proyecto, un diagnóstico sobre cómo se está efectuando la gestión de alimentos en los servicios de restauración del Palacio de Congresos de Valencia, e impulsar con ello su sostenibilidad, así como el diagnóstico de la transición del Palacio de Congresos de las 3 R (Reducir, Reutilizar y Reciclar) a las 10 R (Reordenar, Reformular, Reducir, Reutilizar, Refabricar, Reciclar, Revalorizar energéticamente, Rediseñar, Recompensar y Renovar) siendo de esta manera el primer Palacio de Congresos del mundo que desarrolle un enfoque sostenible, global y coordinado.

–¿Hacia dónde caminan los tres juntos con este nuevo acuerdo?

–El camino pasará por las 3 C: cooperación, creación y capacitación para una sostenibilidad global. Se pretende cooperar para que la experiencia tenga éxito y sea sinónimo de gran eficacia y modelo a seguir. Permitirá crear nuevas sinergias y búsquedas estratégicas entorno a la sostenibilidad extrapolables a cualquier entidad que quiera ponerlo en marcha y capacitará hacia la transición de lo que hasta ahora se consideraba la máxima expresión de sostenibilidad. Los retos y metas se llevarán a cabo a través de tres vertientes. En primer lugar, evaluará la situación actual de la gestión alimentaria desde una doble perspectiva, por un lado, los aspectos nutricionales de los alimentos utilizados en los eventos del Palacio de Congresos y, por otro, los aspectos logísticos y de funcionamiento que determinan el desperdicio alimentario. La segunda vertiente ayudará a determinar qué se requiere para realizar un seguimiento de las cifras de este desperdicio originadas en los distintos eventos organizados en el Palacio. Se podrá definir y proponer un conjunto de mejoras dirigidas a la prevención y reducción del desperdicio alimentario que puedan impulsar un conjunto de buenas prácticas, con el fin de aumentar la sostenibilidad culinaria en los eventos organizados en el Palacio de Congresos.

–¿Por qué desperdiciamos tantos alimentos?

–En el año 2021, en España, se desperdiciaron alrededor de 1.245 millones de kilos/litros de alimentos, mientras que a nivel mundial los datos giran alrededor a los 931 millones de toneladas. La Comunitat Valenciana es una de las zonas donde más se ha estudiado este desperdicio alimentario, siendo desarrollado un programa pionero denominado 'Bon profit', a cargo de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica donde se buscaban mecanismos de coordinación con las administraciones públicas y los agentes de la cadena para minimizar esas pérdidas, buscando la autorregulación y el desarrollo de planes voluntarios y redes de colaboración. El desperdicio de alimentos tiene múltiples causas como son los problemas previos en el campo, falta de infraestructuras, precios no ajustados a la demanda del consumidor y a los gastos de los agricultores, productos descartados antes de su fecha de caducidad y preparación de comidas excesivas, entre otras.

–¿Cómo cree que podemos remediarlo?

–El Ayuntamiento de Valencia, junto con el Cemas desarrolló, este mes de septiembre, en el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio Alimentario, un encuentro sobre 'Acciones contra la pérdida y el desperdicio alimentario', permitiendo crear un espacio de participación y oportunidades para concienciar y dar difusión sobre esta problemática. Fruto de este encuentro, se ha desarrollado este proyecto con el potencial para pasar a la acción mediante la motivación de los consumidores para evitar el desperdicio de alimentos, de hecho, las habilidades de gestión del aprovisionamiento y manipulación de alimentos junto con diversas compensaciones tienen una gran influencia en sus comportamientos de desperdicio de alimentos. Se requieren sinergias entre el gobierno local, regional y nacional junto con las partes interesadas de la sociedad y los minoristas, de lo cual se ha visto en otros países lo prometedor de estas acciones. Se debe de informar y sensibilizar a la población en estos temas. Un enfoque multi e interdisciplinar puede adecuar la sensibilización en la población infantil, con influencia clave en sus hogares y como futuros embajadores de acciones contra el desperdicio alimentario y en aras de la sostenibilidad. La inversión en esta educación y cultura de la sostenibilidad en estas edades es garante de un futuro esperanzador.

–¿Qué ventajas sociales y culturales tendría el hecho de no tirar tanta comida?

–El director de ONU-Hábitat en Nueva York; Christopher Williams, indicó que «el desperdicio es oro, y se puede hacer mucho dinero con él». De hecho, es algo que no resulta caro y tiene una repercusión en la generación de ahorro para las ciudades, los impuestos de los ciudadanos y en el aumento de puestos de trabajo. Social y culturalmente, la estrategia para evitar el desperdicio tiene que ser un objetivo de primera elección política con ámbito multigeneracional y favorecedor del progreso social. Un ejemplo es que la FAO está llevando una campaña denominada 'Save Food' o 'Salvemos la Comida' cuyo enfoque es doble, puesto que se centra en el aprovechamiento óptimo de la comida y por otro lado reduce la contaminación que se genera a partir de los residuos. La educación en sostenibilidad nos servirá para cambiar el paradigma de la 'cultura del desperdicio' por la 'cultura de la sostenibilidad' y garantizamos la supervivencia de nuestro planeta para estas generaciones y las venideras.

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