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La empresa Dron Fumi Control prueba la aplicación del hongo con un dron en Abanilla.
Los drones se suman a la lucha global contra el picudo rojo

Los drones se suman a la lucha global contra el picudo rojo

Elche comparte estrategias con ayuntamientos de la provincia, Andalucía y Murcia para combatir la temible plaga

Pepa García

Martes, 17 de mayo 2016, 02:09

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Le han declarado la guerra al picudo rojo ('Rhynchophorus ferrugineus') y han decidido sellar una alianza para compartir y diseñar estrategias con las que vencer a esta plaga que se ha convertido en la bestia negra de los palmerales históricos del sureste español. La lucha contra este, hasta ahora, invencible coleóptero la encabeza el Ayuntamiento de Elche; no en vano su palmeral está declarado Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000, una suerte que no comparten otros como el de Abanilla.

«En Elche disponemos de ayudas de la Generalitat, dado que nuestro palmeral es Patrimonio de la Humanidad, y pensamos que en unos años podríamos tener controlada la plaga. ¿Erradicarla? Mientras que las administraciones estatal y europea no ayuden y se impliquen, no se podrá. Hay que actuar a nivel estatal, porque el picudo no sabe de fronteras; e implicar a los propietarios privados, facilitándoles ayuda para el control del picudo. Además, hacen falta herramientas legales para afrontar casos particulares como los de las personas sin recursos que no pueden aplicar los tratamientos», explica Antonio García, concejal de Medio Ambiente.

Por eso, ayuntamientos afectados han decidido dejar de hacer la guerra por su cuenta y establecer sinergias que les permitan ser más eficientes en esta batalla sin cuartel. El alcalde de Abanilla, Ezequiel Alonso, y el Ayuntamiento de Elche sellaron este pacto hace unos meses y, fruto de ello, el pasado martes los drones se sumaron a esta batalla. Una práctica herramienta en la aplicación de los tratamientos, como se pudo ver en la demostración llevada a cabo por Dron Fumi Control y la Asociación Catalana de Aeronaves no Tripuladas (Ascant) en la zona de El Salao de Abanilla.

«El tratamiento experimental con drones permite acceder a las palmeras de mayor altura, a las de difícil acceso y a las que, afectadas por el picudo, no resistirían que un técnico trepara por su tronco», explica Jordi Moliné, de Dron Fumi Control, que añade que el dron tiene una precisión milimétrica.

Al estreno de esta nueva herramienta para fumigar, para la que se eligió Abanilla porque «la normativa actual no permite el uso de aeronaves no tripuladas en centros urbanos ni en la zona de influencia de aeropuertos», explica José Martínez de Ascant, asistieron, además del concejal ilicitano de Medio Ambiente y el alcalde de Abanilla; la técnico de Patrimonio de Elche, Maite Ruiz; los técnicos de Medio Ambiente de Abanilla, Pilar de la Horadada, Benalmádena y Málaga, y profesionales del sector como los viveristas de Garden Toscal (Jávea), la empresa Percofán (Almería) y la de arboricultura Doctor Árbol (Málaga).

Precisamente el Ayuntamiento ilicitano acaba de ampliar el convenio de colaboración que mantenía con la primera 'spin-off' de base tecnológica surgida de la Universidad de Alicante, Glen Biotech, que ha desarrollado un método para la aplicación de un tratamiento biológico a base del hongo 'Beauveria bassiana', que comercializa desde hace año y medio bajo la marca Phoemyc.

Este producto ha tenido unos excelentes resultados en su fase experimental. «Llevamos tres años trabajando en Elche y en Málaga. Estamos también realizando tratamientos en el palmeral de Zaraiche con el Ayuntamiento de Murcia, y pronto lo vamos a hacer con Benalmádena y Pilar de la Horadada», cuenta la gerente de Glen Biotech, Berenice Güerri en Abanilla. Y detalla que hasta ahora los resultados han demostrado la efectividad de este hongo «en el 90% de las palmeras en las que no está asentada la plaga y en el 70% de las que ya están muy afectadas por el picudo».

Galgo para ganar la carrera

La solución, explican los especialistas, es la prevención, pero, advierte Güerri, «los tratamientos químicos que se dan son como administrar quimioterapia sin tener cáncer. Debilita las plantas, por eso el tratamiento con Phoemyc es también preventivo, porque fortalece las defensas vegetales. Es un cambio total de concepto», añade Berenice Güerri.

El hongo 'Beauveria bassiana' fue encontrado en un palmeral ilicitano, dentro de las investigaciones llevadas a cabo en una tesis de la Universidad de Alicante, por eso está adaptado a las condiciones del clima semiárido del sureste español. «Hemos elegido el galgo para ganar la carrera, no el caniche para perderla. Por eso esta variedad sobrevive en un agosto almeriense. Y, al aplicarlo en seco, su efecto dura hasta 90 días, frente a los 20 días que persisten los químicos».

Añade Güerri que este tratamiento no favorece la aparición de otras enfermedades por hongos en las palmeras. Además, frente a la imposibilidad de sobrevivir de los nematodos -una especie de gusanos que también se usan en la lucha biológica contra el picudo- a más de 25 grados, el 'Beauveria bassiana' permite limitar el 'boom' poblacional que se produce en los meses de junio, julio y agosto, cuando el calor acelera el ciclo vital del picudo (tardan en completarlo 1,5 meses, frente a los 3 meses que precisan en estaciones menos calurosas).

«Apostamos por la lucha biológica; otra herramienta más para trabajar en común en la eliminación de esta plaga», asegura Antonio García, contento con el proyecto piloto que han llevado a cabo en uno de los huertos urbanos de Elche sobre una población de 300 palmeras. En octubre elaboraron un protocolo de lucha contra el picudo rojo y el nuevo convenio amplía la lucha biológica a otros cinco huertos urbanos: unas 2.000 palmeras en total, ubicadas en el centro urbano, donde está prohibido el uso de algunos de los productos químicos usados hasta la fecha como principal arma en este combate.

El clorpirifos no se puede aplicar en parques públicos y los hasta 9 tratamientos que se realizan en un año -pese a las prescripciones- generan poblaciones de picudo resistentes a este producto químico, detalla Güerri, que aclara que ofrecen formación a los profesionales, para que conozcan mejor la palmera, el picudo y las herramientas disponibles para combatir la plaga, lo que ella denomina 'la trinidad' de esta guerra.

«La idea es ir renovando, con ampliaciones anuales, este convenio e ir eliminando progresivamente el uso de los productos químicos, o al menos reducir de forma importante estos tratamientos», añade el edil ilicitano, que asegura que, hasta ahora, lo mejor es aplicar una estrategia que combina la administración del hongo, los nematodos y los químicos, reduciendo estos últimos al mínimo imprescindible.

Porque, apuntan desde Glen Biotech, tampoco es despreciable la cantidad de agua que se emplea en el tratamiento de cada palmera -unos 200 litros por palmera y año, estiman-. «Necesitas la misma cantidad de agua para fumigar 9 palmeras de una casa que para una hectárea de naranjos -ilustra Güerri-. Además, a este paso, en vez de disfrutar los parques los vamos a sufrir. La jardinería tiene que cambiar», advierte la gerente de Glen Biotech.

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