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¿Son las casas modulares una solución real para el problema de acceso a la vivienda? Es una pregunta difícil de resolver. En un momento ... en el que las constructoras pelean entre ellas para hacerse con los servicios de profesionales cualificados para poder abordar todos sus proyectos debido a la falta de mano de obra, las nuevas fórmulas de construcción empiezan a abrirse paso. La Ciudad de la Industrialización de la Construcción, que se ubicará en la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) de Valencia, según anunció Pedro Sánchez, es el ejemplo más evidente de ello. En Valencia se fabricarán casas por bloques que posteriormente serán adquiridas por el Gobierno para ampliar la oferta de vivienda pública. Pero, ¿por qué apostar por la vivienda industrial y no por el cemento, como toda la vida?
Aquí sí que hay una respuesta, que, además, es bastante evidente: el ahorro de tiempo. Expertos del sector aseguran que los plazos de construcción pueden reducirse considerablemente, concretamente entre un 50% y un 70% menos que la edificación de una vivienda tradicional. Fran Silvestre, arquitecto y CEO de Niu Houses, es la voz de la experiencia, ya que su compañía lleva más de 5 años perfeccionando un sistema de sistematización para la construcción de vivienda. «Mientras una obra convencional puede tardar entre 12 y 18 meses, en NIU conseguimos plazos de entrega de alrededor de 3 meses desde el inicio de la producción», asegura Silvestre. Con él coincide Vicente Serrador, el arquitecto técnico de The Corten Company, otra de las compañías valencianas con presencia en el mercado de vivienda industrial: «La casa pasa 4 meses en fábrica, pero el proceso desde que empezamos hasta que se puede empezar a vivir es de 6 meses».
Desde el sector explican que la reducción en los plazos es posible «porque cada componente ha sido diseñado, fabricado y probado previamente». Sin embargo, advierten de que los trámites burocráticos «son lentos y son los mismos para todos». No obstante, la construcción de forma industrializada permite eliminar improvisaciones o tiempos de espera entre los trabajadores. Asimismo, con los sistemas mecanizados también se evitan los posibles encarecimientos del proyecto debido a la falta de materiales.
Eso sí, entre las ventajas que pueden surgir de la producción en cadena de viviendas todavía no se encuentra el precio, aunque al ritmo que se encarece el metro cuadrado de los inmuebles tradicionales puede no tardar demasiado en hacerlo. En el caso de Nius Houses el precio del metro cuadrado de sus diferentes casas, catalogadas como viviendas industriales de lujo, se encuentra en torno a los 2.000 euros. Un precio similar al que hay que pagar por vivir en alguna de las casas hechas con contenedores de transporte marítimo diseñadas y fabricadas por The Corten Company.
Sin embargo, la industrialización no es sinónimo de exclusividad. «Sí, es posible industrializar prácticamente cualquier tipo de vivienda, siempre que el diseño esté pensado desde el inicio para ser sistematizado. No se trata de limitar la arquitectura, sino de aprovechar las posibilidades de la sistematización para conseguir eficiencia, calidad y personalización», indican desde Niu Houses. Muestra de ello fueron los hospitales que se levantaron en apenas seis meses durante la pandemia, como explica Vicente Serrador: «Las grandes infraestructuras de normal tienen procesos de construcción de entre 24 y 30 meses. Con técnicas sistematizadas se pueden hacer en apenas año y medio».
La puesta en marcha de proyectos como el que el Gobierno pretende desarrollar en Valencia puede abaratar los costes, reducir los precios e impulsar la industrialización para todo tipo de viviendas y edificios. «Conforme la producción aumente, el efecto de la economía de escala permitirá reducir sustancialmente los precios de fabricación y construcción, haciendo las viviendas mucho más accesibles para un mayor número de personas», argumenta Fran Silvestre.
Es precisamente en ese punto en el que surge otra duda al respecto de las viviendas modulares: ¿cuántas se pueden producir al mes?
Depende del método que se utilice. En el caso de la Ciudad de la Industrialización de la Construcción todo apunta a que diversas empresas utilizarán el espacio cedido por la Entidad Pública Empresarial de Suelo (SEPES) para fabricar diferentes estancias o piezas de las casas modulares. Fran Silvestre explica la fórmula que utilizan en su compañía: «Trabajamos con un sistema de interproveedores, cada uno especializado en diferentes fases del proceso, lo que nos permite ser tremendamente escalables». Con esa metodología, según estiman desde Niu Houses, se pueden producir unas veinte viviendas al mes. No obstante, Silvestre asegura que «el número puede crecer de forma exponencial en función de la demanda».
El sistema que utiliza la firma valenciana se asemeja al que parece que se pondrá en práctica en la fábrica de la ZAL, ya que no se transportan viviendas completas prefabricadas, sino que se sistematizan la estructura, los cerramientos, los acabados y las instalaciones para montarlos en el destino final de forma rápida y eficiente. «Esto permite optimizar el transporte (solo movemos elementos planos y eficientes), reducir los costes logísticos y evitar la necesidad de grandes espacios de almacenamiento como sucede con los módulos tradicionales», indican desde Niu Houses.
La industrialización de la construcción también abre un abanico de posibilidades para empresas de diversos sectores, que pueden colaborar en la producción de viviendas modulares. Los expertos consideran que la Comunitat cuenta con todos los ingredientes necesarios para ser una región de referencia en la producción de este tipo de inmuebles de cara al futuro. «Contamos con una potente industria del mueble, una sólida industria de componentes de la construcción, y una industria del automóvil que puede adaptarse a esta nueva necesidad», indican desde el sector.
De hecho, además de los casos de éxito de Nius Houses y The Corten Company existen otras compañías especializadas en la sistematización a la hora de producir casas, como Inhaus, que prefabrica viviendas de hormigón; ABC Modular, experta en soluciones industrializadas; o Butech, especializada en la construcción mecanizada de baños completos.
El proyecto de la Ciudad de la Industrialización de la Construcción, que dejó ciertas dudas entre el sector político municipal tras el anuncio sin demasiados detalles de Pedro Sánchez y la posterior presentación, tampoco demasiado concreta, de la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, ya parte con cierto demora.
La iniciativa debía haber sido presentada el pasado martes en el Consejo de Ministros. Sin embargo, la caída del suministro eléctrico que afectó a toda España no lo permitió.
La decisión desde el departamento de Vivienda fue la de posponer la presentación oficial del proyecto una semana, por lo que, si nada se tuerce, el plan, que forma parte del Perte de la Industrialización de la Vivienda, será presentado mañana.
Hasta entonces, silencio absoluto desde el Gobierno central. Las palabras de Sánchez, en las que no ofreció información más allá de la ubicación del proyecto, y la breve explicación de la ministra, que adelantó que el proyecto contará con una zona para la producción de viviendas y otra para la formación, es lo único que se sabe de la iniciativa.
El Ejecutivo tampoco ha aclarado todavía si la Ciudad de la Industrialización de la Construcción podrá ubicarse en las parcelas previstas, ya que las últimas explicaciones ofrecidas por Isabel Rodríguez al respecto no lograron aclarar el uso actual del suelo. En primer lugar la ministra negó que los terrenos fuese de uso logístico, pero inmediatamente después aseguró disponer de «instrupara trabajar» en una posible recalificación, en caso de que fuera necesaria.
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