El alquiler asfixia a las familias valencianas y ya se lleva 4 de cada 10 euros del hogar promedio
Un estudio de Idealista sitúa al 'Cap i Casal' entre las cuatro capitales españolas donde más ingresos (40%) hay que destinar al arrendamiento de una casa de dos habitaciones
Kike Cervera
Valencia
Jueves, 30 de octubre 2025
El acceso a una vivienda en Valencia se ha convertido en una carrera de fondo para las familias. Según el último estudio publicado por el ... portal inmobiliario Idealista, una familia valenciana debe destinar el 40% de sus ingresos netos al alquiler de una vivienda de dos dormitorios, cifra que sitúa a la capital del Turia como la cuarta ciudad de España en relación al esfuerzo económico que supone pagar una casa y 4 puntos por encima de la media nacional.
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Si echamos la vista no muy atrás, en el cuarto trimestre de 2022 ese sacrificio era sensiblemente menor, pues las familias destinaban el 31% al alquiler, cuando la media del país se situaba 2 puntos por debajo. Una presión sobre los hogares valencianos que se ha incrementado de forma sostenida en apenas tres años, reflejando una evolución ascendente que evidencia la dificultad para acceder a un techo en régimen de arrendamiento.
Así las cosas, el informe actual, correspondiente al tercer trimestre de 2025, indica que Palma (46%), Barcelona (45), Málaga (41) y el propio 'Cap i Casal' (40) encabezan la lista de capitales donde el alquiler supera con mayor intensidad el umbral del 30% recomendado por los expertos. Una barrera que también superan Alicante y Madrid (39), Las Palmas (34), Santa Cruz de Tenerife (33), San Sebastián y Bilbao (31).
Para ser gráficos, con el sueldo medio individual de 25.632 euros brutos anuales en la Comunidad Valenciana según el INE, un hogar con dos ingresos dispone del orden de 3.500 euros netos al mes. En esas condiciones, alquilar una vivienda de 90 m², con el precio medio actual de 15,4 euros/m² en la capital, supone un desembolso de aproximadamente 1.440 euros mensuales, una cuarta parte de lo que entra en el bolsillo del hogar.
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Un dato que no hace sino reflejar la tensión que sigue acumulando el mercado residencial valenciano, especialmente en las zonas más demandadas por jóvenes, estudiantes extranjeros y familias con hijos pequeños.
Mayor desahogo para acceder a una vivienda en régimen de propiedad
Por otro lado, en el caso de la capital del Turia, el porcentaje de esfuerzo para acceder a la compra de una vivienda es sensiblemente inferior para las familias (27%), dos puntos superior a la media nacional. Además, con relación al estudio de hace tres años, esa presión ha bajado un punto en Valencia, lo que confirma una brecha creciente entre ambos mercados.
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Y aunque el esfuerzo relativo sea menor, el acceso a la propiedad tampoco resulta sencillo. El precio medio del metro cuadrado en Valencia capital alcanza los 3.227 euros, según los últimos datos de Idealista, lo que sitúa el coste de una vivienda de dos habitaciones y 90 m² en torno a 290.000 euros.
Si bien, pese a que comprar exige un menor porcentaje mensual de renta, la falta de ahorro previo y los altos precios de entrada impiden a buena parte de los hogares acceder a la financiación necesaria. De este modo, la presión se traslada al mercado del alquiler, donde la oferta se reduce y la demanda mantiene los precios al alza.
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Diferencias entre barrios
Pormenorizando dentro de la ciudad, la brecha de precios intramuros agrava el problema. Siempre según datos de Idealista, los alquileres más elevados se concentran en los barrios céntricos y turísticos como Ciutat Vella, l'Eixample o Poblats Marítims, donde el metro cuadrado ronda los 20 euros, frente a los 12 de zonas más periféricas como Jesús, Benimaclet o Patraix. Una situación provocada por la escasez de oferta y el incremento sostenido de los precios, fenómeno que se replica en toda España con especial incidencia en áreas metropolitanas con fuerte presión universitaria y laboral.
Así las cosas, la brecha del esfuerzo para acceder a una vivienda entre alquiler y compra se amplía: mientras los precios de venta crecen a un ritmo más moderado, el arrendamiento se mantiene tensionado por la alta demanda de pisos pequeños y medianos.
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