Temor en el campo valenciano por una guerra comercial con EE UU: «El sector que más nos preocupa es el vino»
La industria del metal o del mueble lamentan la incertidumbre y consideran que el escenario actual añade una preocupación «a todos los factores de distorsión» que ya exsiten
El temor a una guerra comercial directa entre España y Estados Unidos se ha disparado entre algunos de los sectores de la Comunitat, después de ... que Donald Trump amenazase este miércoles con hacer «pagar el doble» a los españoles si Pedro Sánchez se opone a destinar más del 2% del PIB a invertir en defensa. A pesar de que el presidente estadounidense no puede aplicar aranceles específicos para un país miembro de la Unión Europea sí que puede aplicar gravámenes superiores a productos concretos. En ese sentido, el campo valenciano puede ser uno de los principales afectados por la nueva amenaza de Trump, con el vino en el punto de mira de los agricultores de la Comunitat.
«El sector que preocupa más es el vino, porque tiene un mercado bueno en EE UU», indica Carles Peris, secretario general de la Unió Llauradora. En el último año, la Comunitat vendió vino al país norteamericano por valor de 14,9 millones de euros según los datos del Mapa de Complejidad Económica que elabora la Fundación Cotec, que también arroja conclusiones como que la Comunitat es uno de los territorios más expuestos a EE UU pues exporta el 18% de todo lo que vende España al país americano. Asimismo, Estados Unidos compra 58.521 toneladas de vino a través de Valenciaport, según datos de la Autoridad Portuaria de Valencia.
Además del vino, otros productos propios de la gastrtonomía española podrían verse afectados por las tasas de Trump. Medidas concretas sobre el aceite de oliva y las aceitunas también podrían perjudicar al campo valenciano, aunque desde la asociacion agrícola creen que el impacto será menor. Asimismo, el jamón o los quesos también podrían estar en el punto de mira del magnate americano.
«Los vaivenes inesperados y doblar los impuestos genera desconfianza en sectores productivos valencianos», explica el representante de buena parte de los agricultores valencianos, que buscan alternativas a sus productos desde que el presidente estadounidense comenzó con su política arancelaria.
«En el apartado de cítricos, el mercado estadounidense ya no alberga esperanza. No enviamos prácticamente nada», comenta Peris. El complicado escenario que se presenta en torno al gigante americano ha provocado una mejora sustancial de las relaciones comerciales con China. Según explican desde la Unió, productos como los frutos secos o el sector porcino «está creciendo mucho durante el último año y más en los últimos meses». Pasa parecido con la carne aviar, «un sector muy dinámico que está diversificando mercados» o con las hortalizas valencianas, que buscan crecer dentro de los límites de la Unión Europea.
No obstante, desde el campo valenciano se aboga por la unidad en la defensa de intereses comunes a nivel europeo para que la guerra comercial no llegue a puerto, ya que «no es positivo desestabilizar y perder mercados».
Otros sectores importantes dentro de la economía valenciana consideran que todavía es pronto para valorar las posibles medidas de Donald Trump, aunque aseguran que se trata de una amenaza que dificulta todavía más la actividad en medio de una situación geopolítica tan compleja como la actual. Desde la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (Femeval), consideran que cualquier guerra comercial es negativa tanto para el país importador como para el exportador, pero además advierten de que la situación es todavía más compleja actualmente. «Lo que es evidente es que es una preocupación añadida a todos los factores de distorsión que ya tenemos, pero apelamos al diálogo por la vía diplomática para intentar alcanzar un acuerdo satisfactorio», explica Vicente Lafuente, presidente de la patronal. Por su parte, Alejandro Bermejo, representante de la federación empresarial de la madera de la Comunitat considera que un gravamen específico para determinados productos españoles supondría una «pérdida de competitividad y perjudicaría a las exportaciones».
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