Sebastián Molinero: «La situación de la vivienda se podría haber evitado. Se legisla con ideología»

–¿De qué manera puede el sector de la rehabilitación contribuir al abaratamiento del mercado inmobiliario?

–Estamos en una encrucijada, tanto en la Comunitat Valenciana como en toda España. Hay que construir vivienda, pero no es fácil ni rápido. La rehabilitación puede ayudar a ampliar la oferta. Además, hay un problema de envejecimiento del parque inmobiliario que conviene atajar porque las estadísticas hablan de un incremento de la demografía que va a más. Cada vez somos más y se necesitarán más viviendas. Del mismo modo, el problema de la vivienda se veía venir, es un problema que podría haberse evitado.

–¿Se veía venir por la tendencia demográfica y la reducción de la oferta?

–Sí y por el descenso en el ritmo de construcción. Pero en lugar de buscar soluciones con un amplio espectro y con criterios técnicos, se están buscando en base a criterios ideológicos. Esto no se puede solucionar así, se debe armar un cuerpo legislativo que sea capaz de responder a las necesidades que tenemos de vivienda. La ideología está muy bien para otras cuestiones, pero ahora lo que es evidente es que hace falta mucha vivienda.

–Has hablado de un problema de envejecimiento del parque de vivienda, ¿cuál es la situación en la Comunitat Valenciana?

–En la Comunitat Valenciana, 658.125 viviendas cumplirán entre 70 y 90 años en la próxima década. A estas hay que sumar los 591.847 que entre 2020 y 2030 cumplen el medio siglo, motivo por el que deberán someterse al Informe de Evaluación (IEE) y la Inspección Técnica (ITE). Pero, además, los inmuebles que fueron construidos antes de 1940 alcanzan la cifra de 279.353 en la Comunitat, lo que da buena cuenta del nivel de envejecimiento del parque inmobiliario valenciano.

–Pero esas rehabilitaciones y reformas no están al alcance de todo el mundo y, aunque hay ayudas europeas, no están llegando a la gente...

–Considero que se debe cambiar el modelo de subvenciones y los procedimientos de cómo se gestionan. Son ayudas que no dependen de la autonomía ni del Gobierno central, las bases son europeas y tienen unos criterios complicados y que requieren de mucha documentación. Creo que sería más interesante apostar por una fiscalidad que favorezca estas obras e incluso un producto financiero específico para la rehabilitación, como lo es un préstamo hipotecario para la compra de una vivienda.

–¿Qué gasto promedio requiere la renovación de estas viviendas envejecidas?

–Estamos hablando de que no se trata de pintar la fachada solamente, sino de mejorar el edificio y de hacer que pueda estar bien durante 60 años más. Es decir, una reforma que puede ser estructural para aumentar la seguridad. Además hay que añadir la tramitación del certificado energético para lograr esas condiciones de eficiencia energética. Entonces estamos hablando de promedios de rehabilitación de en torno a 25.000 y 27.000 euros por vivienda en los casos de una rehabilitación integral.

–Más del 80% de las viviendas no se podrán vender ni alquilar a partir de 2030, según Europa, por no cumplir con los estándares marcados...¿Hay margen y recursos para revertir esa situación?

–Probablemente, la forma de medir la calificación energética se modificará para poder cumplir con los objetivos. Seguramente poco antes de que llegue la fecha de marcada, se publicará un decreto que cambie las calificaciones.

–Desde el sector promotor se habla del riesgo de que no puedan llevarse a cabo 10.000 viviendas de protección pública por la falta de mano de obra. Imagino que este problema también afecta al sector de la rehabilitación...

–Tenemos un problema evidente de mano de obra. Si además traes a miles o cientos de miles de trabajadores de fuera para satisfacer esa necesidad de profesionales pues también tienes que darles una solución habitacional, por lo que volvemos al problema principal de la necesidad de vivienda por el incremento de habitantes. Por otro lado, los procesos de construcción han cambiado mucho y se requiere de mayor cualificación. Hay que compatibilizar la formación profesional con el trabajo, porque las personas que vienen a trabajar no pueden dedicarle un año y medio a formarse, necesitan trabajar desde el día uno.

–¿Entonces también puede haber un bloqueo de las reformas por esa falta de profesionales?

–Si se deja pasar, llegará un punto en el que no vas a poder actuar. A nivel nacional son ocho millones de viviendas que se construyeron entre el 40 y el 70. Por otro lado, el ahorro de miles y miles de familias también está en juego. Los propietarios de viviendas envejecidas pueden ver como sus activos se devalúan si no intervienen. Habrá casos en los que no se pueda rehabilitar.