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Emociones para apasionados

550 CV es una cifra que rompe los límites de lo habitual para entrar en el coto de los deportivos más potentes del planeta. Vamos a disfrutarlos...

Carlos Rodrigo

Jueves, 25 de septiembre 2014, 18:59

Probar el Jaguar Type F R causa un cosquilleo propio del niño que espera la llegada de los Reyes Magos. El 0 a 100 en 4 segundos, el sistema Drive Select con el que podemos elegir los modos de conducción o el motor V8 de 550 CV con cinco litros de cilindrada alteran el pulso.

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Recogemos el coche en hora punta para cruzar el centro de Valencia, el lugar quizá menos apropiado para un coche de tanta potencia y con un larguísimo morro, pero tras un inicio esplendoroso el coche da un acelerón él solo al pulsar el arranque que hace girar cabezas, el cambio automático hace que se mueva con suavidad por la ciudad.

Cómodo en ciudad

La dirección tiene el punto correcto de dureza y la suspensión nos empieza a dar pistas de lo que resultará una de las mejores sorpresas de este coche. Dura, obviamente, pero con un confort de bacheo desconocido en coches de características tan deportivas. El F-Type R se deja conducir como un utilitario con un nivel sonoro interior que siempre te deja intuir lo que llevas entre manos, pero nunca molesta, y acompaña provocando sonrisas y miradas de los que nos rodean.

De la autovía a la montaña

Ya en la autovía el primer acelerón a medio gas nos deja clavados en el asiento. El coche tiene un empuje brutal, el par motor es impresionante y desde muy bajas vueltas es una locomotora que aún no hemos destapado del todo. Probamos los varios modos de conducción y lo que más llama la atención es el cambio del sonido de los escapes, que en modo Dynamic rugen con toda libertad a poco que acariciemos el acelerador. El empuje es descomunal, recuperar velocidad desde 80 a 120 por hora es cuestión de décimas más que de segundos, con un sonido del escape que nos vuelve a dejar boquiabiertos.

Volvemos a la suspensión. Está claro que no es una berlina de lujo como su hermano el XJ, pero sorprende cómo absorbe las juntas de dilatación o algún socavón. Salimos de la autovía y vamos hacia carreteras de curvas.

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Aceleraciones de élite

Cruzamos los pueblos y zonas habitadas a paso de tortuga, en las curvas se frenamos mucho, mucho más si son cerradas, y aceleramos fuerte a la salida de las mismas cuando la visibilidad es óptima. Con este tipo de conducción disfrutaremos de la infinita aceleración del coche sin darle sustos a nadie y especialmente a los ciclistas más madrugadores ni tragarnos curva alguna.

Modos de conducción

La ruta combina tramos de asfalto impecable y otros más rotos, con zonas rápidas y anchas y algunas muy lentas, todo ello entre parajes. Esta bestia tracciona de maravilla, pero son muchísimos caballos en el eje trasero, y pese a los neumáticos de 295 milímetros de ancho, si el asfalto no está perfecto, patina y actúa rápidamente el control de tracción.

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Probamos el modo Dynamic, que permite un poco de deslizamiento de las ruedas traseras, pero acaba interviniendo el control de tracción antes de iniciar cualquier derrapaje, así que mejor conducir a base de par motor, cambiando un poco antes de lo que nos pide el cuerpo, a menos de 5000 revoluciones.

Un cambio galáctico

Jugamos con el cambio en modo manual, y el coche es galáctico, entre curvas acelera con una brutalidad que nunca deja de asombrar, el sonido, con las ventanas bajadas y entre montañas, nos tiene hipnotizados. La frenada es muy buena y resiste muy bien el calentamiento. Llevar todos los controles de tracción y estabilidad desconectados en este coche sólo es recomendable en circuito, pero en modo Dynamic podemos jugar un poco a la salida de los virajes con deslizamientos muy controlables. Y una vez más volvemos a la amortiguación de este coche, entra de maravilla en todas las curvas, nunca rebota, digiere baches a mitad de curva sin moverse un pelo de la trayectoria y lo mejor de todo, disimula muy bien uno de los pequeños defectos de este coche, que es su elevado peso.

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Un coche que enamora

Jaguar ha acertado de pleno con este coche. No pretende buscar esa última décima de efectividad rabiosamente deportiva de un Porsche 911 o un Nissan GT-R y, a cambio es un regalo para los sentidos, puro espectáculo. Fácil de conducir incluso por los que no son pilotos, se puede usar a diario sin problema y no hemos encontrado a nadie que no le pareciera una belleza.

Es un coche que pone la piel de gallina, pero que también podrás dejar a tu pareja sin temor alguno, bueno, uno importante: que alguien se enamore de ambos...

La ruta

Partiendo de Valencia por la Pista de Ademuz (CV 35), viajamos hasta la salida de Villar del Arzobispo, que cruzaremos dirección Higueruelas, para dirigirnos hasta La Yesa y terminar en Arcos de las Salinas, (Teruel). Volveremos pasando por Alpuente, camino de Chelva y hacia Valencia de nuevo, con poco tráfico y mucha diversión.

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Conclusión

Jaguar aún no lo sabe, pero ha creado un coche mítico y único que será recordado por las generaciones venideras y cuyas impresiones mejorarán con los años. Es un coche destinado a apasionar. Cuesta 119.000 euros, pero la gama F-Type Coupé arranca en unos interesantes 77.000 euros.

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