La 'junça africana' coloniza sin freno los campos de chufas
La nueva mala hierba se extiende por l'Horta, se confunde con facilidad en las plantaciones y es muy resistente a los herbicidas habituales
Un nuevo problema se está extendiendo en las plantaciones de chufas de l'Horta Nord, al proliferar una mala hierba que es 'pariente' de ... la planta cultivada, por lo que presenta un aspecto muy similar que facilita que se confunda con el resto, lo cual complica su control para mejorar la producción de la materia prima con la que se elabora la típica horchata valenciana.
Esta mala hierba es una juncia, pero distinta a la que es habitual desde tiempo inmemorial en los campos valencianos y más difícil de eliminar que ésta, que también ocasiona importantes complicaciones a los agricultores.
Se cree que ha llegado con importaciones de chufas de países africanos, por lo que ya se denomina popularmente como la 'junça africana' (juncia africana). O sea, la chufa valenciana, con su juncia de toda la vida, y la chufa africana, que se cuela de vez en cuando y se supone que en ocasiones ha contaminado plantaciones valencianas, con su propia juncia, que ahora también se extiende por l'Horta de forma peligrosa.
Confusión por su parecido
El nombre científico de la juncia es 'Cyperus rotundus' y su denominación común 'cípero', pero a buen seguro que este apelativo tendrá menos progresión en ámbitos agrarios para la nueva planta invasora que el de 'junça africana', lom que sí que suena de verdad más rotundo.
Del género 'Cyperus' es igualmente la chufa valenciana ('Cyperus esculentus'), de ahí la similitud entre las tres y su fácil confusión en el campo. Hay que ser especialista en la materia, estar todos los días en la faena para poder distinguir a unas y otras, como es el caso de Quico Espinosa, presidente de la DO Chufa de Valencia, quien nos ha explicado la situación mostrándonos ejemplos en sus campos de Carpesa.
Aún no se conoce con certeza la denominación científica de la 'junça africana', a falta de que lo dictaminen expertos en botánica, porque hay multitud de especies dentro del género 'Cyperus' y de la familia de las ciperáceas y las consultas realizadas hasta ahora no cuentan con respuestas definitivas. Ahora bien, lo que sí se tiene claro del todo es que se trata de una juncia que, siendo en apariencia casi igual que la otra, no lo es en su comportamiento y, de hecho, es mucho más difícil de combatir, cuando ya la vieja conocida se ha convertido en gravísimo problema que va a más. Ahora se suma la nueva.
Arrancarla a mano
La juncia 'normal' suele morir con el herbicida glifosato, que se extendió precisamente al principio para combatir esta mala hierba y otras que, como 'cañota' y 'corregüela', se adueñaban de los campos y no se podían erradicar con escardas mecánicas. No obstante, en los últimos años la juncia se ha hecho más rebelde en l'Horta, no acaba de morir con dicho herbicida porque emite tubérculos en distintas profundidades y pese a quedar afectado en alguno de estos 'escalones' se sobrepone con los restantes y vuelve a emerger a la superficie. Algunas tácticas persiguen su agotamiento a base de cultivos alternativos y contrapuestos durante unos años para que emerjan todas las chufas bordes hasta quedar erradicadas. De momento.
La 'junça africana' es aún más indomable: resiste con más potencia a todos los herbicidas permitidos y se reproduce con mayor contumacia. Sólo resulta efectivo por el momento localizar las plantas, de una en una, e ir a por ellas azada en mano, procurando escarbar hasta encontrar el tubérculo de la base y extraerlo, porque si no vuelve a rebrotar. Las plantas arrancadas totalmente se deben destruir para que no puedan reproducirse en cualquier parte donde se puedan dejar de modo descuidado.
Chufas negras
La proliferación de estas juncias ocasiona dos problemas gravísimos que están yendo a más. Por un lado, la competencia de unas plantas con otras, lo que se traduce en reducción de los rendimientos productivos. Por otra parte, la aparición de chufas bordes e indebidas que se mezclan en la recolección con las buenas y acaban en los obradores e industrias de elaboración de horchata, lo que obliga a realizar operaciones previas de triaje para apartar lo que en este ámbito se conoce como 'chufa negra', que no vale. En muchos casos supera ya porcentajes del 5% -y creciendo-, lo que lleva a que los compradores apliquen reducciones de kilos de cosecha aprovechada y, en definitiva, sensibles disminuciones de los ingresos de los productores.
Falta investigación
Todas estas complicaciones en un cultivo tan emblemático de l'Horta como la chufa para horchata demuestran la necesidad de que autoridades y universidades se lo tomen en serio y se pongan manos a la obra para suplir de una vez la falta de investigación en este sector, porque nunca se ha hecho nada práctico al respecto, y así se ve con tal decadencia.
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