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Verónica Albiach, tras el mostrador de su establecimiento. Iván Arlandis

La ferretería de Turís que ya es un ejemplo de cómo emprender en el comercio

Verónica y Enrique apostaron hace siete año por un negocio tradicional que ahora ha evolucionado a través de la formación, la digitalización y la especialización en productos concretos

Javier Gascó

Valencia

Domingo, 8 de junio 2025, 00:16

Abrir un negocio tradicional en pleno 2025 puede entenderse como una temeridad. Incluso puede llegar a serlo. Sin embargo, todavía hay casos de éxito que permiten soñar con una reinvención de los denominados comercios de toda la vida: esos en los que te tratan de tú, te preguntan por la familia y saben a la perfección cada una de tus necesidades. No son muchas las mercerías, carnicerías o zapaterías con un cartel de 'Próxima apertura' en la puerta, pero de vez en cuando surge un proyecto que, por lo que sea, alimenta las esperanzas.

Verónica Albiach y Enrique Nogueroles apostaron por una ferretería hace siete años. Lo que comenzó como una prolongación del negocio de Enrique, que se dedicaba a la fontanería, ha terminado siendo una empresa puntera para el sector. «Cuando voy a ferias, la gente a la que yo empecé a seguir en los inicios de esto ya me conoce», comenta la Mejor Joven Ferretera de España en el año 2024.

Hasta su local, recién ampliado, llegan clientes sin parar durante la mañana. Unos buscan brocas del cinco y otros duplicados de llaves, pero todos coinciden en acudir a un mismo lugar para dar con ello. Según explica la gerente de la ferretería, la especialización es una de las claves para cualquier negocio minorista. En su caso esto supone disponer de un catálogo de productos que pueda abastecer todo tipo de necesidades: «En principio montamos esto como un servicio de autoabastecimiento para empresas de la zona. Luego descubrimos lo que conlleva el canal de distribución y ahora contamos con más de 800 proveedores».

El proceso no ha sido fácil, porque en esa carrera además de competir contra otras compañías también han tenido que hacerlo contra un gigante como es la venta online. El negocio digital se ha convertido en uno de los peores enemigos del comercio tradicional que no ha sabido reinventarse. En una época en la que todo lo que se busca es la inmediatez y la comodidad, comprar por Internet se ha convertido en el día a día tanto para empresas como para particulares. Un rival difícil de batir, pero al que la pareja de empresarios de Turís lucha por plantarles cara: «Sabemos hasta dónde podemos llegar, pero nos gusta competir a lo máximo que podemos. Solemos tener cualquier producto que nos piden en un plazo de uno o dos días».

La primera etapa fue de aprendizaje. Y no fue del todo sencilla: «Cuando empezamos a ir a festivales y ferias nos dimos cuenta de que no entendíamos nada del idioma en el que hablaban los demás empresarios». Fue el momento de cambiar el chip y apostar por otro de los aspectos clave para iniciar un negocio de toda la vida desde cero: la formación.

A Enrique no había pieza de fontanería que se le escapase, aunque sí de muchos otros campos de los que hoy en día es un experto. Su mujer dominaba algo de contabilidad al haber trabajado como administrativa, pero ninguno de los dos tenía claro cómo se gestionaba una empresa. Varios cursos de formación, pasos por consultores e incluso másters después parecen haber dado con la tecla. Su modelo de negocio sirve de ejemplo para alumnos universitarios que viven en la utopía de dirigir una gran compañía. Eso sí, igual de importante es la formación como «tener los pies en el suelo» y contar con un buen gestor. Tres patas, según Verónica, indispensables para que un comercio de toda la vida como el suyo pueda ir creciendo y no quedarse estancado.

De hecho, en el conformismo se encuentra, según los propietarios de la ferretería Affna, otro de los lastres del comercio tradicional. Es cierto que buena parte de los propietarios de este tipo de negocio son de avanzada edad y tienen muy presente la amenaza de la falta de relevo generacional, uno de los principales problemas del sector minorista. Ahora bien, ¿cómo se le debe hacer frente? Según el matrimonio de Turís, la clave está en la constante evolución, bien sea digital o física, que haga atractivo un negocio para las generaciones venideras. «Hay que dejar un negocio que sea apetecible para los que llegan por detrás», explica Verónica. Su apuesta es clara: formación, especialización y cada vez un mayor grado de digitalización para adaptarse a las nuevas necesidades del sector ferretero. Que no son pocas.

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