Así invierten los valencianos: los que menos confían en la bolsa y más en criptos y ladrillo
Ahorro alto, inversión cauta y fe en el largo plazo: el último macroinforme de Fidelity International dibuja una Comunitat que confía más en su bolsillo que en las cotizadas
En la Comunitat Valenciana, la relación con el dinero y la inversión se mueve entre la prudencia y la curiosidad. No hay euforia bursátil, pero ... sí ahorro y una dosis creciente de exploración hacia nuevas fórmulas de inversión. Así lo refleja el 'Informe sobre el sentimiento de los inversores europeos' elaborado por el fondo británico Fidelity International, que ofrece una radiografía completa de cómo destinan el dinero los valencianos, en qué confían y qué objetivos persiguen.
La conclusión es clara: se fían menos de la bolsa a corto plazo que el resto del país, pero no renuncian a hacer crecer su patrimonio a su manera: diversificando, probando nuevos activos como las criptomonedas o el oro y manteniendo un vínculo histórico con el ladrillo. Todo ello con una mirada más internacional y menos dependiente del mercado nacional.
En ese sentido, sólo un 39% de los encuestados en la Comunitat dice ser optimista con la evolución bursátil durante los próximos doce meses frente al 47% de la media española, el porcentaje más bajo del país. Además, un 26% se declara directamente pesimista, dos puntos por encima del promedio nacional, un dato que encaja con el clima general de incertidumbre geopolítica y económica que ha moderado las expectativas de los pequeños inversores.
Si bien, ese escepticismo se traduce en decisiones prudentes, pues la mitad planea reducir su inversión durante el próximo año, aunque el ajuste será más leve que en otras regiones: los valencianos recortarán unos 3.800 euros de media, frente a los 5.800 del conjunto nacional. La inversión total prevista para 2026 ronda los 7.800 euros por persona, muy por debajo de los 11.200 euros de media española.
Sin embargo, esta contención no significa falta de planificación. Seis de cada diez valencianos creen que están ahorrando lo suficiente para su jubilación, una proporción superior a la del resto del país (55%), y sólo un 36% admite no estar preparado financieramente para el retiro. Es decir, ahorran más, pero invierten menos, un patrón que refleja una cultura de estabilidad más que de riesgo.
Un inversor prudente y autosuficiente
El informe muestra también la peculiar manera con la que se informan los valencianos antes de mover su dinero, y es que sólo el 50% confía en asesores financieros profesionales, frente al 61% nacional. En cambio, se apoyan más en su entorno y en los nuevos canales digitales: un 29% consulta a familiares y amigos (frente al 25% del resto del país) y un 21% escucha podcasts financieros, muy por encima del 14% nacional.
Y en cuanto a la educación financiera, en la Comunitat parece avanzar más por curiosidad personal que por asesoramiento formal. La confianza en páginas web (14%) o plataformas de inversión (12%) también es menor que la media, lo que refuerza la imagen de un inversor más autodidacta, social y selectivo.
Aun así, el 62% cree que su cartera actual le permitirá alcanzar sus metas financieras a largo plazo, una cifra muy próxima al promedio español. La planificación existe, pero se apoya en la constancia y en un sentido práctico: invertir sin excesos, ahorrar con disciplina y pensar en el futuro más que en la inmediatez del mercado.
Criptomonedas, vivienda y oro, los ojitos derechos
Por otro lado, los datos revelan un equilibrio entre lo tradicional y lo nuevo. Aunque la renta variable sigue siendo el destino principal del dinero (42%), en la Comunitat ganan peso los activos alternativos y tangibles.
Así, el 26% invierte en criptomonedas, cuatro puntos más que la media nacional, el 27% tiene inversión en inmuebles, frente al 21% del resto del país, y el 17% apuesta por materias primas, como el oro o el petróleo, cinco puntos por encima del promedio. Unas cifras que dibujan un perfil híbrido: más digital, pero aún muy vinculado al patrimonio físico, con el ladrillo como símbolo de seguridad para muchas familias, mientras que los criptoactivos atraen a los inversores más jóvenes o tecnófilos.
En paralelo, la presencia de bonos (37%) y liquidez (36%) muestra la inclinación a mantener parte del capital disponible y con bajo riesgo. En conjunto, casi tres de cada cuatro inversores valencianos optan por activos considerados estables, una estrategia coherente con la visión conservadora a corto plazo.
Más globales y diversificados
A pesar de su prudencia, los valencianos miran cada vez más al exterior. Solo el 63% de su inversión está en el mercado nacional (frente al 69% de la media española), y aumentan las posiciones en Europa (34%), Estados Unidos (29%) y mercados emergentes (7%).
Cuando se les pregunta dónde ven oportunidades de compra para el próximo año, las respuestas confirman ese enfoque global: China (26%), Europa (28%) y EE UU (20%) aparecen entre las preferencias más señaladas, todas por encima de la media nacional. El inversor valenciano puede ser cauto, pero también tiene una visión más abierta y diversificada del mundo financiero.
Objetivos más vitales que especulativos
El estudio también indaga en los motivos que guían las inversiones. En la Comunitat Valenciana, el ahorro tiene un propósito más vital que especulativo. Los tres objetivos más comunes son ahorrar para la jubilación (44%), mantener el estilo de vida actual (36%) y crear un fondo de emergencia (37%).
A partir de ahí, aparecen metas más personales: cuidar de mayores (28%), dejar herencia (19%) o aumentar el gasto en ocio (23%), todas por encima de la media nacional. También destaca el deseo de independencia financiera (24%) y de ahorrar para comprar otra vivienda o invertir en alquiler (14%). En conjunto, el inversor valenciano busca seguridad, autonomía y calidad de vida, más que beneficios rápidos.
Así las cosas, los datos de Fidelity apuntan a una brecha entre la cultura del ahorro y la del rendimiento. El 60% cree que ahorra lo suficiente, pero la inversión media por persona es 3.400 euros menor que la del resto de España. El dinero, en muchos casos, permanece inmovilizado o en productos de bajo interés.
Esta diferencia abre la oportunidad de mejorar la rentabilidad sin perder seguridad, algo que la educación financiera y el asesoramiento profesional podrían favorecer. Como explica Óscar Esteban, responsable de Fidelity para España y Portugal, «jugar con los tiempos es una mala idea: es más probable fallar que acertar. En cambio, diversificar y mantener la inversión a largo plazo es lo que realmente protege el ahorro».
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