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Bonaire deja atrás los bulos un año después de la dana: «Los protocolos funcionaron»
El centro comercial de Aldaia fue el epicentro de la desinformación por los supuestos fallecimientos en el aparcamiento que nunca ocurrieron
Una piscina de agua amarronada cubre las escaleras mecánicas que llevan a la planta baja. Distintos objetos flotan en ella. Alimentos, gafas, camisetas, zapatillas, pendientes y miles de productos más ... se entremezclan con el barro y forman una maraña de escombros que impide el paso. Buena parte de las cristaleras que protegen los negocios están hechas añicos y estos quedan al descubierto. Los pasajes están anegados y los aparcamientos subterráneos rebosan agua por todas partes. Es la imagen del centro comercial Bonaire el día después de la riada que cruzó la provincia de Valencia y que dejó un balance de 229 fallecidos y miles de empresas destrozadas.
A poco menos de una semana del primer aniversario de la dana, la fotografía es totalmente distinta. Las heridas de las instalaciones lucen cicatrizadas, con los negocios funcionando con normalidad y la afluencia de clientes habitual de un día entre semana de octubre. Lejos quedan los tiempos en los que el centro comercial, y más concretamente su aparcamiento subterráneo, acapararon todas las miradas. Y es que los siguientes seis días a la dana, la desinformación se adueñó de Bonaire debido a las supuestas personas sepultadas en el aparcamiento que resultaron ser un fraude.
«Los protocolos de seguridad funcionaron, ya que solo hubo daños materiales. Aún así, hacemos revisiones periódicas y, si hay que realizar cualquier mejora, la implementaremos», arguye la directora de Marketing y Comunicación de Castellana Properties, compañía propietaria del centro comercial, Cristina Macarrón, y añade que «los bulos nunca benefician a nadie».
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El de los días posteriores a la catástrofe apuntaba a que centenares de personas habían quedado atrapadas en la planta subterránea y que esta se había convertido en una tumba. Las dificultades para acceder al interior del estacionamiento prolongaron el desagüe varios días, hasta que el 5 de noviembre, los rescatadores confirmaron que no había víctimas. La desinformación se apaciguó, aunque todavía dejaría un poco de rastro las jornadas contiguas con los intentos por difundir que se ocultaba a los muertos.
Precisamente el aparcamiento subterráneo es uno de los últimos vestigios que recuerdan la catástrofe sucedida en Bonaire. A pesar de que buena parte de las plazas reabrieron en junio de este año, todavía queda una planta sin abrir, tal y como informa Macarrón.
Ventas y afluencia actuales
El resto del centro comercial, en cambio, luce con cara renovada. Las instalaciones se encuentran el 100% de operatividad e incluso han abierto 10 marcas nuevas. Aunque las ventas sí que han aumentado un 4% respecto al mismo periodo del año anterior, todavía no se han alcanzado los mismos niveles en cuanto a afluencia. «Estamos cerquita», indica la directora de Marketing y Comunicación de Bonaire, que prefiere no dar las cifras exactas.
Uno de los negocios que funciona con normalidad es Herbolario Navarro. En su caso, el agua se elevó cerca de un metro y se cargó el producto de las tres estanterías más bajas, así como buena parte del mobiliario, según recuerda una de las trabajadores. «Llegaban productos de todo tipo arrastrados por el agua», añade. Dos de los empleados que se encontraban en la tienda el día de la riada pidieron el cambio de ubicación por las secuelas psicológicas que les dejó, recuerda la trabajadora.
Aquel 29 de octubre de 2024, buena parte de los desafortunados que trabajaban en el segundo turno del día tuvieron que pasar la noche en la azotea del edificio central para resguardarse de la inundación. Para acceder a ella, cuenta otra trabajadora, se metieron por un pasillo en común de varias de las tiendas y accedieron a unas escaleras. Así, consiguieron ponerse a salvo de la marabunta de agua y barro que empezaba a recorrer Bonaire.
Alertas climatológicas
Uno de los cambios más significativos entre la dana que asoló la provincia el año pasado y las que se han producido este otoño es la anticipación con la que se envían las alertas. Tanto a finales que septiembre como a mediados de octubre, los teléfonos móviles de parte de la población de la Comunitat Valenciana recibieron un mensaje de advertencia por las condiciones climatológicas adversas.
A pesar de ello, la decisión de abrir o cerrar las tiendas sigue en manos de los propietarios, ya que el centro comercial no toma una decisión unificada. «Vamos viendo la evolución, lo que marca la Generalitat... depende de las alertas. Se va adaptando según va progresando, en función de cómo evoluciona», explica Macarrón.
Con todo, el ambiente que se respira en las instalaciones de Bonaire es de normalidad y de tranquilidad. Los clientes se pasean por las tiendas en busca de las mejores ofertas y las plazas de aparcamiento se llenan los fines de semana. Poco a poco, las heridas terminan de cicatrizar.
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