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Semana clave para el proyecto Ponsarnau

Semana clave para el proyecto Ponsarnau

La dura derrota ante el Unicaja escuece en la Fonteta y el Valencia Basket está obligado a dar un paso al frente en Tel Aviv y Burgos

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Domingo, 20 de octubre 2019

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Como si de un diabólico viaje en el tiempo se tratara, los nervios volvieron a la Fonteta un año después y con ellos las charlas a pie de escalera en el palco con un Juan Roig que ayer estaba para pocas bromas. El mecenas del Valencia Basket no escondió su enfado y todos los mandos del club ya tienen el toque de atención. Es algo cíclico cuando se acumulan las derrotas en un equipo grande, seis en los ocho partidos oficiales, y volvió a repetirse ayer en Hermanos Maristas. Como ocurriera en el desarrollo del primer mes de Jaume Ponsarnau. Con diferentes formas de perder pero con el mismo trasfondo. El Valencia Basket no compitió ante el Unicaja, desquiciado por una merma física y una errática carta de tiro que hizo que no se tuviera ninguna opción real de victoria.

La actual situación recuerda a lo ocurrido hace doce meses y la plantilla se levantó en Belgrado para comenzar una recuperación que terminó en un título. A Tel Aviv se le está poniendo cara de Belgrado. A Burgos también. El proyecto de Ponsarnau va a vivir otra semana crucial puesto que el Valencia Basket está obligado a dar un paso al frente en Israel y en tierras castellanas. Será decisivo para apagar el incendio o para que crezcan las llamas.

El despliegue físico del Unicaja se llevó por delante a un equipo mermado por el desgaste del viernes ante el Efes y el virus que ha afectado a Vives y Loyd. Los malagueños hicieron su trabajo, mover el manzano para que cayeran los frutos. El 31-43 en el rebote y los 19 puntos tras segunda oportunidad (en un partido que se decide por 16) fueron demoledores. Los jugadores de Ponsarnau nunca pudieron llegar a ese listón y las rotaciones del banquillo tampoco encontraron el camino. Ni cuerpo técnico ni jugadores encontraron la llave. Para ellos fue la bronca del público con la que terminó una triste tarde puesto que no se trasladó al palco, englobando como tal a la dirección deportiva, general o presidencia.

Cuando los taronja no encuentran el ritmo defensivo no transmiten alegría en ataque. Así ocurrió en las derrotas acumuladas en el arranque de la temporada y volvió a suceder en la primera parte frente al Unicaja. Como si un quinto cuarto frente al Efes fuera, el conjunto malagueño impuso el ritmo que más le convino ante un equipo con ramalazos de estar 'de bajón'. El 38-48 al descanso fue el reflejo de lo ocurrido... y pudo ser más duro si el Unicaja hubiera tenido más atinado el punto de mira, puesto que los malagueños fallaron muchos tiros librados. Con la máxima renta visitante (36-48 tras tiros libres de Jaime Fernández) un mate de N'Dour aplacó algo los ánimos y evitó una pitada que se estaba gestando en la grada. Con 38-59 en la valoración, 13-22 en el rebote, 13 puntos del rival en segunda oportunidad y un 44% en tiros de campo (25% en triples) mucho tenían que mejorar para que la tarde no terminara en drama. Nunca llegó esa reacción, ni en la pista ni en el banquillo. Con jugadores perdidos en la rotación, San Emeterio ya no saltó a pista, y otros, como Motum, que siguen sin encontrar el pulso a su nuevo equipo.

El partido fue tan caótico que el jugador con mejores números, Dubljevic terminó con 10 puntos, 10 rebotes y 14 de valoración fue el peor en la estadística del +/-, con -15. El Valencia Basket se desquició tras cada rebote perdido o cada fallo defensivo, evidenciando una ansiedad en ataques muy poco elaborados, con tiros precipitados y con abuso del uno contra uno. El Unicaja lo aprovechó para imponer su físico (llegó a juntar a Ejim, Thompson, Elegar y Toupane sobre el parquet), para amasar diferencias desde el primer cuarto (15-20), que crecieron en el segundo (31-42) y se consolidaron en el tercero (41-52). Los malagueños perdonaron la sentencia por su falta de acierto pero un triple de Adams fue el primer puñal (42-57). Una técnica a Elegar terminó con tres tiros libres fallados de Abalde y en el arranque del último cuarto el Unicaja sentenció (55-73). Decepcionante y preocupante.

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