Dos capitanes al rescate
Dubljevic y Van Rossom lideran la reacción taronja en Madrid
En un deporte de equipo como el baloncesto cuando se gana nunca es por uno o dos jugadores, por mucho que uno de ellos meta 50 puntos o una canasta ganadora en el último segundo puesto que para llegar a ese momento han tenido que pasar varios cientos de jugadas, en ataque y defensa. El Valencia Basket se llevó ayer una victoria de Madrid que puede valer un billete para la Copa si ya no falla en la Fonteta por más cosas que el rendimiento de Dubljevic y Van Rossom... pero sin ellos hubiera sido imposible. Los dos capitanes fueron los que dieron un golpe cuando en la pista lo que se estaba viendo, incluso por el lenguaje corporal, era a un equipo desquiciado. Luego se sumaron otros jugadores -como Prepelic con sus puntos o la mejor versión de Williams en el último cuarto- para atar el triunfo pero la clave fue ese +30 conjunto con el montenegrino y el belga en pista en el ratio del +/-. Bojan, con 20 puntos (4 de 5 en triples), 6 rebotes, 6 asistencias y 28 de valoración y Sam con 10 puntos, 3 rebotes, 4 asistencias... y liderazgo. Tremendos los dos.
Movistar Estudiantes
Cvetkovic (10), Giedraitis, Gentile (15), Brown (4) y Delgado (5) -cinco inicial-, Roberson (14), Avramovic (13), Djurisic (5), Arteaga (12), Sola, Stoilov y Vicedo (3).
81
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86
Valencia Basket
Prepelic (17), Van Rossom (10), Kalinic (5), Dubljevic (20) y Labeyrie (6) -cinco inicial-, Tobey (6), Vives (6), San Emeterio (4), Williams (5) y Hermannsson (7).
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PARCIALES: 27-15; 13-19 (40-34); 21-21 (61-55) y 20-31 (81-86)
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ÁRBITROS: Daniel Hierrezuelo, Francisco Araña y Yasmina Alcaraz. Sin eliminados.
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INCIDENCIAS: Partido de la decimocuarta jornada de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de deportes (WiZink Center)de Madrid a puerta cerrada.
El Estudiantes tuvo el partido en su mano pero perdonó a un equipo de Euroliga como el Valencia Basket. Eso, por mucho desgaste que tenga el que compite en ella, se acaba pagando. Zamora lo sabía, recordando un marcador que su equipo llegó a tener (27-13) antes de finalizar el primer cuarto. El conjunto madrileño dejó con vida a los taronja puesto que de haber estirado la renta un poco más hubiera acabando hundiendo a un equipo que por entonces era un alma en pena. No fue así y bajo la batuta de Hermannsson, los taronja fueron limando poco a poco la diferencia hasta ponerse a cinco tras un parcial de 8-17 (35-30) aunque el tercer cuarto comenzó con seis puntos de ventaja para los del Ramiro (40-34).
«No hemos tenido suficientes jugadores metidos en el partido», declaró Ponsarnau en ese momento en televisión. Eso no fue lo peor sino el lenguaje gestual de los suyos. Kalinic se marchó al vestuario en el descanso por el lado opuesto al del resto de sus compañeros y junto a los jugadores del Estudiantes. Fue la definición perfecta de una primera parte donde el Valencia Basket dio demasiados inputs de nerviosismo. De desquiciamiento. El primero fue el propio Kalinic, con los diez puntos seguidos que le metió Gentile en el arranque y que sacaron del partido el serbio. Luego fue turno de Williams, que no encontró sus mejores sensaciones en su primer relevo, e incluso un buen Labeyrie en su retorno discutió con Ponsarnau en alguna jugada. Lo mejor, por tanto, aunque suene extraño eran los seis puntos de desventaja.
Las malas sensaciones continuaron en los primeros compases del segundo tiempo (46-34) pero ese fue el instante en el que emergieron las figuras de los dos capitanes. Con un parcial de 0-8, con un triple de Van Rossom y otro de Dubljevic incluidos, los taronja recortaron a cuatro en el ecuador del tercer cuarto (49-45). Una canasta más adicional de Gentile mantuvo el pulso para el Estudiantes (52-48) que volvió a estirar hasta el arranque del último cuarto (61-55). Ese fue el momento en el que apareció la mejor versión de Williams, que propició que llegara la primera renta visitante con una bandeja de Prepelic (64-65). Fue algo psicológico puesto que desde entonces el Valencia Basket, con Dubljevic mandando en las dos zonas, enseñó de forma definitiva el colmillo. Dos triples, de Prepelic y San Emeterio, apuntalaron una sensación de dominio valenciana (69-74) que ya no se marchó del parquet del Palacio de los Deportes. Aunque el Estudiantes lo intentó, los recursos de Dubljevic al poste permitieron a los de Ponsarnau defender la pequeña renta hasta hacerla definitiva (81-86). Lo mejor, de cara a una semana con tres partidos durísimos en Atenas, Belgrado y ante el UCAM, fue el regreso con buenas sensaciones de Labeyrie. Piernas frescas para la pintura.