El renacido Marrahí, con todo en la Copa

Si una buena noticia está dejando la actual edición de la Copa Caixa popular de raspall, esa es Julio Marrahí. A sus 32 años, el campeón del Individual y la Liga en 2014 atraviesa un dulce estado de forma no solo de resultados, sino también en su juego. Los aficionados disfrutan cuando Marrahí suelta el brazo y atraviesa la cancha con la potencia que siempre le ha caracterizado. Marrahí forma pareja con Canari. Una combinación de experiencia que les está llevando a soñar con cotas no imaginadas hace unos meses. Un punto de maduración que se antoja clave para que el de Castelló pueda estrenarse en lo más alto en el cuadro de honor de la competición copera.

«Estoy a gusto. Entreno bien y ya no tengo otras preocupaciones. No hay pájaros en mi cabeza y eso se nota», confiesa Marrahí. Una vida ordenada ha llevado al resto a recuperar su mejor versión. Ahora, el de la Ribera Alta está centrado en el trabajo, en la preparación y en disfrutar de una casa reformada junto a su pareja. «Llegas a cierta edad donde te gestionas mejor. Cuando eres más joven, estás más perdido y te perjudica. Los años enseñan, también en el trinquet. Hoy lo hago más fácil. Lo que antes costaba, ahora lo resuelvo con cuatro pilotadas», detalla.

Todo esto es mejor con un compañero al lado de una edad similar. Canari es un año más joven, pero ambos han compartido muchas horas sobre la cancha. «Nos conocemos bien, aunque hoy en día el resto está muy fuerte. Al ser de una generación cercana y tener cierto nivel, siempre bromeábamos con que nunca nos ponían juntos. Es más fácil estar con él. Desde un principio me dijo que los veteranos ganaríamos a los noveles», explica.

No obstante, Canari se ha visto afectado por las secuelas del coronavirus y eso lastró su rendimiento en la segunda fase de la Copa, tras finalizar la primera ronda como invictos. «Canari tomó la decisión de no jugar en la última jornada porque no se encontraba bien en las dos partidas previas. Confesó que perjudicaba al equipo, me decía que fue su culpa las derrotas», descubre el resto.

Con todo esto, Marrahí se presentaba a una partida a cara o cruz para continuar en la lucha por llegar a las semifinales. Por suerte, Marrahí se vio con Raúl venciendo a Ian y Brisca en una partida sabatera. «Confío mucho en mí y con él fue fácil porque sé cómo juega, encajaba de categoría. Sí estoy bien, es sota, caballo y rey. Raúl hizo su papel a la perfección», comenta Julio, aunque no oculta el temor porque «viniera un mitger que no le importara el resultado. Es de sentido común. Va a colaborar, pero al final no se lleva nada. Es una actitud egoísta, pero no sería la primera vez que ocurre. Por suerte, quedan jugadores dignos y honrados. Al final es un mitger profesional, con que juegue un poco y en mi estado de forma. Me sobra».

Una declaración de confianza en sí mismo que demuestra la motivación con la que Marrahí ha encarado la Copa, a pesar de manifestar que para él los títulos son nimiedades. Él entrena más que nadie y disfruta jugando hasta en el día a día, siempre sin olvidar el objetivo. «Tengo ilusión por ganar», concluye el renacido Marrahí.

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