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u Una edición después. Brisca se lesionó en la final de Copa de 2019 y ayer completó una gran actuación. funpival

Ian y Brisca confirman su recuperación con el título

«Para nada refleja lo que se ha luchado, estamos exhaustos», señala el mitger tras el triunfo en partida sabatera (25-0) sobre Marrahí y Lorja

M. R.

Sábado, 31 de octubre 2020, 23:21

No hay manera. Paco Lorja da pasos de gigante. En su juego es cada vez más incisivo, pero en cuanto a los resultados sigue encallado en las finales. Lo suyo debe considerarse ya una maldición: cuatro derrotas en otras tantas partidas por un título, tres de la Lliga y una en la Copa. Él lo escenifica con sosiego: «Ya llegará, hay que seguir luchando». Lo dijo tras perder la última Lliga. Ayer le tocó de nuevo cruz.

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Además, con un tanteo de esos que duelen. Partida sabatera. Mejor no mirar hacia el marcador de 25-0 antes de marcharse a los vestuarios. Y más, después de una final que no fue para tanto. Estuvo marcada por el gran inicio de Ian y Brisca y de que estos acabasen adjudicándose el tercer parcial (15-0) después de 32 minutos de batalla. Una losa para Marrahí y Lorja.

«Para nada refleja lo que hemos luchado. Estamos exhaustos», concedía Brisca después de la partida en el micrófono de À Punt. Su compañero Ian dio el susto en ese juego interminable. En un momento dado, con iguales en el parcial y 10-0 a favor, se retiró a los vestuarios. Nubarrones. Como le pasó a Brisca -su compañero- en la edición de 2019. Acabó perdiendo. Ambos pilotaris vienen de ganar fuera de las losas. De combatir contra dolencias que les han lastrado.

El mitger de Oliva suma dos triunfos después de tres finales de Copa seguidas y Lorja prolonga su particular maldición

«Sentí un pinchazo en el aductor, afortunadamente ha sido un susto», afirmó Ian, que acabó la partida con un vendaje. «Hemos ido de menos a más en el campeonato. Si no fuera porque no estábamos en nuestro nivel, no nos habrían puesto juntos para disputar esta Copa», admite.

Ian y Brisca han aprovechado la oportunidad. Se han conjuntado y han aprovechado sus cualidades, esas que no se pierden con las lesiones, para añadir a su palmarés uno de los títulos más importantes. Pero en esta Copa también vence la pilota, que gana para la causa a dos de sus referentes en raspall.

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«Nos hemos sentido bien y hemos ido de menos a más en la Copa», señaló Brisca. El mitger, que jugó en casa, trató de dominar el quinze y de evitar a Lorja. El de Alzira se muestra cada vez más decisivo. Y atrás, el saque de Ian hacía mucho más daño que el de Marrahí. Por eso los rojos sumaron con relativa facilidad en el primer parcial y rompieron desde el resto (10-0).

Después llegó el juego interminable, con alternativas y en el que ambas parejas tuvieron val para sumar. De haber sido azul, la partida habría quedado reseteada. Cuando al final se lo adjudicaron los rojos, gritaron de rabia. Eufóricos. Los cuatro contendientes sabían que, aunque había que seguir luchando, el golpe había sido decisivo. Desde entonces, Ian y Brisca fueron muy superiores.

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