La pilota, abandonada a su suerte
La póliza de José Luis López sólo asegura los salarios hasta después de verano si no se reciben las ayudas, algunas de las cuales no están siquiera firmadas
MOISÉS RODRÍGUEZ
Martes, 7 de junio 2016, 22:32
Hace once meses, los representantes de la pilota profesional salieron de Les Corts con una sonrisa de oreja a oreja. «Estamos contentos por cómo ha ido la reunión, por el consenso entre los grupos políticos, algo que no se había visto nunca», afirmó Soro III. «Confiamos en ellos, han adquirido compromisos importantes», subrayó Genovés II. Aquel día, se puso la salvación de Pelayo como el icono de una nueva era en el deporte autóctono. Pilotaris, trinqueters, representantes federativos y empresarios posaron alrededor de Enric Morera, presidente de Les Corts. Aquella fotografía, esos anuncios, no son de momento sino una dosis más de esos fuegos de artificio con los que los políticos castigan periódicamente al mundo de la vaqueta.
A efectos prácticos, la realidad es idéntica a los meses posteriores de que el ejecutivo de Alberto Fabra impulsase la declaración de la pilota como Bien de Interés Cultural (BIC). Nada. Tras aquella fotografía en Les Corts, el mundo profesional sólo ha conseguido dos torneos cortos con el nombre y patrocinio de la institución, uno en la modalidad de escala i corda y otro de raspall. La edición de 2016 iba a disputarse antes de la Copa, esto es, en mayo, pero desde el organismo presidido por Morera se decidió aplazarlo.
Al fin y al cabo, la decisión adoptada es coherente. El tiempo dirá si es sólo una situación coyuntural a causa de las estrecheces económicas, pero da la sensación de que las instituciones han abandonado una vez más a su suerte a la pilota. Si no llegan las subvenciones, tampoco parece lógico que se celebren los torneos con los nombres de las instituciones implicadas.
Cuando se cumplen los once meses de aquella icónica reunión en la que Pelayo se puso como ejemplo de la nueva era en la pilota, la realidad es que si no fuera por José Luis López, la Catedral estaría hoy cerrada. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, vio en la escala la primera partida después de que el empresario adquiriese el trinquet. Aquello se entendió como un gesto de buena voluntad, pero meses después la institución autonómica siquiera ha firmado todos los convenios acordados con la Federació para que el mundo profesional pueda subsistir.
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Los problemas empezaron con 2016. El retraso en el inicio del Circuit de escala i corda fue el primer indicador de que algo no iba bien. Se sucedieron las reuniones en las que los pilotaris exigían mejores condiciones económicas. Se llegó a una vía muerta. Los jugadores debían aceptar la misma dotación de 2015 o quedarse sin nada. Eligieron lo primero.
Aunque con los jugadores hay una tregua, las alarmas se han desatado en las últimas semanas ante el proceder de las instituciones. La bolsa de la que han de salir los jornales de los pilotaris ha recibido en mayo las últimas aportaciones de 2015. Para 2016, la Diputación de Valencia ha de aportar en torno a 420.000 euros, más de la mitad de los cuales son para el mundo profesional. La Generalitat prometió 125.000 euros. Luego hay otras ayudas casi residuales, como las de las corporaciones provinciales de Castellón y Alicante. Entre las dos subvencionaron a la vaqueta con algo menos de 20.000 euros a cambio de sendos torneos. A día de hoy esos convenios no se han renovado.
Los gestores del mundo de la pilota consideran que las ayudas llegarán, pero están preocupados por el cuándo. La póliza contratada por José Luis López sigue siendo el salvavidas para que haya actividad profesional en los trinquets. De hecho, la luz de reserva está a punto de encenderse. El crédito del mecenas de la pilota da para tres o cuatro meses. Esto es, las subvenciones prometidas por las instituciones deben llegar durante el verano.
Además de la mayor atención para el mundo profesional, en la visita a Les Corts de hace once meses se reclamó una partida para el mantenimiento y rehabilitación de las instalaciones. Esto es, de los trinquets. Y claro, si tardan en llegar las ayudas para los salarios de los pilotaris, se da por hecho que las actuaciones en las canchas serán escasas. La Generalitat prometió finalizar por fases la Ciutat de la Pilota. Lo primero es acondicionar el aparcamiento para que pueda tener licencia de actividad. Las goteras parecen un asunto olvidado por dos aspectos: porque llueve poco y, especialmente, porque pocos actores de la vaqueta quieren que haya partidas en el trinquet de Moncada.
A día de hoy, los protagonistas de la pilota asumen que han de echar a volar por sí solos o resignarse a ser devorados. Por ello, más que dinero se reclama a la Generalitat la puesta en marcha cuanto antes de la radio y televisión autonómicas. Hay quienes piden también ayuda para buscar patrocinios. Pero claro está, se argumenta que una empresa aportará dinero si recibe algo a cambio. Y para convencer a alguna mercantil consideran crucial que haya retransmisiones de partidas.
Incluso empiezan a escucharse voces que reclaman que las instituciones hagan de nexo. Que ayuden a encontrar una o varias empresas que quieran apostar por la pilota en la situación actual.
Pero mientras ese cuento de la lechera se convierte en realidad, la pilota profesional necesita las ayudas prometidas. Para sobrevivir. Para seguir adelante bajo mínimos. Para que los gestores sigan luchando por llenar los trinquets con iniciativas diferentes mientras sólo las principales figuras alcanzan salarios de 2.000 euros. Una amplia mayoría cobran por partida disputada.
«Si la pilota hubiera sido primordial, no se hubiera llegado a la situación de Pelayo, por ejemplo. Una cosa es ser declarada BIC y otra es tener un presupuesto detrás. Y espero que eso cambie», declaró Morera hace casi once meses después de fotografiarse con el resto de representantes políticos y los actores de la pilota. En sus manos está que eso empiece, de verdad, a cambiar.