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Maratón de Valencia. Iván Arlandis

Valencia ya mira a los ojos a Berlín y Londres

Chebet sitúa el maratón como el tercero más rápido del mundo

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Domingo, 6 de diciembre 2020

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Cuando en 1981 los pioneros del Maratón de Valencia organizaron aquella carrera de andar por casa, que la Marta Galimany de la época se quedase a 17 segundos del récord de España habría sido todo un éxito. Cualquier carrera de clase media pagaría por tener un Lamdassem que reventase la plusmarca nacional de un Julio Rey tras 14 años de vigencia. Cuatro décadas después de aquella iniciativa humilde y fundamentada en la ilusión y el trabajo, hasta un récord del mundo puede quedar en cierto modo eclipsado. ¿Qué es más grande, la gesta de Kandie en los 21.095 metros, o codearse definitivamente con dos majors de la talla de Berlín y Londres?

Señores, señoras, aficionados al atletismo y al deporte en general, Valencia está ahí: en el podio, como el tercer maratón más rápido del mundo. Por un segundo no entró también en el selecto grupo -que aún mantienen hermético la cita inglesa y la alemana- del 2.02. Quizás ese leve tropezón cuando enfilaba la recta de meta y vigilaba a Lauwrence Cherono condenó a Evans Chebet al 2.03.00 que, por otro lado, es un marcón.

Sirve para que Valencia pase de ser la sexta a la tercera carrera más rápida del mundo, pero también para firmar la mejor marca del año. Birhanu Legese, por cierto, fue tercero y eso le alcanzó para ver, a lo lejos, cómo Chebet pulverizaba sus 2:04:15: databa de marzo, en Tokio, en el major que se celebró sólo para la élite cuando el planeta empezaba a percatarse de que lo de la pandemia no era una noticia de relleno para los telediarios.

Por si eso fuera poco, unos minutos después de la llegada a meta de Chebet, Peres Jepchirchir puso la guinda a una mañana de ensueño con una victoria incontestable. Campeona del mundo de medio maratón con plusmarca en carrera sólo para mujeres, paró el crono en 2:17:16. Mejoró el récord de la prueba, se colocó también a la cabeza en el ránking de 2020 y estableció el quinto mejor tiempo femenino de todos los tiempos en la distancia de Filipides. Y todo ello dando la sensación de tener margen de mejora. «Estoy orgullosa de representar a mi país, y me gustaría estar en los Juegos», deslizó.

Todo un mensaje a la federación keniata, por si no se habían percatado del que les envió desde el asfalto de Valencia. Jepchirchir posiblemente sea la mejor atleta del año, con dos récords en medio sólo para mujeres y la mejor marca en maratón. Pero no está seleccionada para Tokio, igual que le ocurre a Evans Chebet. «En 2021 creo que correré en Boston y puede que los Juegos... sabía que para tener esa posibilidad tenía que hacer top-3 aquí», señaló el vencedor.

Chebet conocía Valencia, pues corrió aquí en 2017 y sabía que tendría su oportunidad. A pesar de no haber bajado nunca de 2.05, ni siquiera en su victoria en el Maratón de Buenos Aires en 2019, curiosamente también con tiempo redondo (2.05.00). Empezó a entrenarse a conciencia y ni siquiera el coronavirus pudo frenarle.

Fue duda hasta última hora por si no tenía un PCR negativo que le permitiera viajar, pero Chebet no dejó de prepararse. Consiguió un techo donde aislarse durante una convalecencia prácticamente asintomática. Al contrario, él se sentía cada vez mejor, como demostró en Valencia. Consiguió su negativo y se metió en el grupo cabecero desde el inicio.

La carrera empezó a decidirse en el kilómetro 30. Primero se descolgó Gelmisa, en el 36 y Kinde Atanaw Alayew -ganador del año pasado con récord de la prueba- aguantó 1.000 metros más. Una lesión muscular dejaba fuera de combate a un atleta que vino el año pasado de incógnito y que este era de los favoritos.

La batalla estaba entre Chebet, Cherono, Legese, Kipruto y Kiprop, que tiró del grupo muchos kilómetros, quizás demasiados. Cuando llegó el ataque de Cherono, fue el primero en ceder: luego lo hizo Kipruto y después, Legese, al que se había colgado el cartel de gran favorito porque venía encabezando el ránking.

«Sabía que si me imponía a Cherono y Kipruto, que son especialistas en el esprint, tendré mi oportunidad (de ir a Tokio), así que he decidido arriesgar», comentaba Gebet. La apuesta le salió bien y, con tropezón y todo, logró la victoria en un soberbio maratón de Valencia.

Sí que partía como favorita por su exhibición en Gdynia para proclamarse campeona del mundo. Batió por segunda vez en el año la plusmarca de medio en carrera sólo de mujeres. El del domingo era su cuarto maratón, con dos participaciones casi anecdóticas y el 2:23:50 de Saitama hace un año. «Las dos distancias son confortables para mí, ahora a entrenar a ver si puedo recuperar el récord de medio en carrera general», señaló, ambiciosa.

Como lo es Valencia, que no se conforma con una jornada como la de ayer, que ya forma parte de la historia dorada del deporte. La treintena de atletas que bajaron de 2.10 y las 61 mínimas olímpicas son guarnición. Eso resume el crecimiento de un evento al que parece no poder frenar ni la pandemia que asola el mundo.

Con el patrocinio de la Fundación Trinidad Alfonso renovado para al menos cuatro años, la organización mira hacia el futuro. «El atletismo vive de los récords y el objetivo en 2021 será batir los de las dos carreras», recuerda Paco Borao, presidente del club organizador, la SD Correcaminos. Un reto difícil y conviene tenerlo en cuenta para años en los que las marcas sean más discretas: el deporte es imprevisible y por eso días como el del domingo se convierten en maravillosos.

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