Preciosa historia familiar

Se trata de un texto fluido, pulcro, simpático y desarrollado con exquisitez cuyo comienzo ya es original para conseguir el objetivo de que el espectador apague su teléfono móvil. Isabel (Sandra Ferrús) es la conductora de la acción. Ha vuelto a su pueblo natal después de llevar veinte años fuera para ayudar a su hermana Candi y a su padre en el cuidado de su madre enferma, Amparo. Ese retorno a sus raíces da pie al recuerdo de su infancia y su adolescencia, con sus traumas y sus sueños.

Las escenas del pasado y del presente de cada personaje se alternan para narrar el universo personal. La decisión final de Amparo sublima su figura hasta dejarla como una heroína. Las interpretaciones son muy efectivas, con los personajes interpretando distintos papeles de seres que han marcado la vida de Isabel. Ferrús dirige con eficacia y un ritmo ajustado al dinamismo necesario. Hace encariñarse con los personajes y empuja el desarrollo en la escenografía singular con fondo de proyecciones paisajísticas.

Una reflexión sobre la memoria, la muerte y la felicidad. Y, sobre todo, un canto a la dignidad.