

Roig Arena: silencio por fuera y sonido de calidad por dentro
El estadio demuestra en las primeras pruebas de sonido que es posible celebrar conciertos para 18.000 personas y que a cuarenta metros se escuche más el sonido de los coches
Sesenta decibelios. Es el nivel de sonido que se escucha a unos cuarenta metros de la entrada del Roig Arena durante la prueba de sonido ... que realizaron el pasado miércoles por la tarde. El equivalente al ruido que produce una conversación normal, el tráfico en una calle medianamente concurrida o un aire acondicionado normal.
¿Y en medio de la pista? 104 decibelios, el máximo permitido por ley, tan fuerte que te vibra el cuerpo con los bajos de los altavoces. La contaminación acústica eran los deberes más importantes del mastodóntico edificio que a partir del 6 de septiembre dará comienzo a un nuevo capítulo en la escena musical de Valencia. Y parecen deberes hechos por el alumno aventajado de la clase, porque lo cierto es que no se oye prácticamente nada cuando dentro ocurre todo lo contrario. Como mucho, y en el lateral del estadio que da a la parte del escenario, se escucha una leve vibración. Pero el sonido del claxon en la calle de al lado o incluso el de las pisadas de los periodistas invitados a la prueba de sonido por encima de la gravilla se oyen más fuertes. Hasta un susurro se escucha más. Y eso que la demostración se realiza con las puertas del estadio abiertas y a falta de algunos remates que aislarán todavía más el edificio.
Paül Mollà, director de Tecnología del Roig Arena, explica que este contraste tan sorprendente es posible «gracias al aislamiento acústico que forra el edificio entero. «Es de un metro de grosor y está tanto en paredes como en techos», dice. Cada paquete está conformado «por veinte capas distintas que atenúan las diferentes frecuencias del sonido», añade.

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Y hay otras razones: por un lado, el hecho de que la cubierta sea fija, al contrario de lo que ocurre en tantos estadios y recintos en España que han tenido que cancelar programaciones de conciertos por el suplicio que supone el ruido para los vecinos de la zona. Y por otro lado. el acondicionamiento acústico. Más altavoces no necesariamente significan más ruido, pero sí una mejor distribución del mismo. Esto hace que la reverberación y el eco disminuyan, y que la calidad del sonido, sencillamente, mejore. «El usuario disfruta del concierto y el vecino descansa», sentencia Mollà. Todo realizado dentro del presupuesto inicial.
La prueba de sonido se realiza a la vez en las dos salas del Roig Arena, la pista principal y el Auditorio. El sonido emitido es el equivalente al que se escuchará cuando la sala principal albergue en su interior a 18.000 personas, y la de eventos y congresos a otras 2.000.
De un tiempo a esta parte, el problema del ruido en los conciertos celebrados en grandes estadios se ha agravado hasta cotas extraordinarias. Más de 250.000 personas se han visto afectadas en el último año por cancelaciones o aplazamientos en el Santiago Bernabeu. Y aquí en Valencia tenemos otros ejemplos, como los conciertos celebrados en la Ciudad de las Artes. Los vecinos de la zona llevan dos años a la espera de que se celebre el juicio contra el ruido que generan.

Ante una realidad así, en el Roig Arena se han tomado muy en serio el asunto del ruido. La óptima experiencia del usuario y el impacto mínimo en el entorno externo es la máxima con la que trabaja el recinto.
Tecnológicamente, el Roig Arena será pionero en nuestro país. Además de lo mencionado, contará con más de mil metros cuadrados de pantallas interiores, un videomarcador de 240 metros cuadrados, una pantalla exterior de 300 metros cuadrados y fachada videoiluminada.
La inauguración del recinto correrá a cargo del espectáculo 'Bravo, Nino' el 6 de septiembre, un homenaje al artista valenciano que aunará a multitud de cantantes del panorama español: Camilo, Joaquín Sabina, Hans Zimmer, Quevedo, Fito y los Fitipaldis, Dani Martín, Manuel Carrasco, David Biscal, Mónica Naranjo, Il Volo, la M.O.D.A, Los Hijos de la Ruina, La Cabra Mecánica, The Waterboys y Ana Belén, entre otros.
El Roig Arena posiciona a Valencia en la escena española de una manera diferente, pues la ciudad podrá albergar al fin conciertos de gran magnitud. También se romperá con la estacionalidad de las actuaciones multitudinarias, que hasta ahora obligaba a programar, sobre todo, en primavera y verano y al aire libre.
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