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Acceso principal al Palau de la Música. IRENE MARSILLA
Un polvorín en el Palau de la Música

Un polvorín en el Palau de la Música

El cierre indefinido del edificio y el divorcio entre dirección y trabajadores agudizan la crisis del auditorio | Los músicos critican que la actual gestión hipoteca el futuro de la Orquesta de Valencia

Sábado, 26 de octubre 2019

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'Un Palau obert' fue el lema del proyecto con el que Vicent Ros accedió a la dirección del Palau de la Música. Desde el pasado julio el auditorio municipal es 'Un Palau tancat': sin actividad en las salas Iturbi y Rodrigo (con graves desperfectos) y con el informe de los bomberos decretando su «inhabitabilidad». La gestión del cierre indefinido, que ha obligado a cancelar conciertos de abono, trasladar los conciertos de la Orquesta de Valencia (OV) a Les Arts y al Principal, y encajar el resto de programación en otros espacios (la Mutant, la Rambleta, el Musical, Palacio de Congresos, etcétera), ha convertido el auditorio en un polvorín. El divorcio entre los trabajadores y la dirección es total, un enfrentamiento que viene de lejos (primero fue una auditoría que aconsejaba despedir el 40% de la plantilla -no se acometió la medida- y luego la prohibición de una reunión del personal con la socialista Sandra Gómez a las puertas de las elecciones municipales).

El conflicto entre la cúpula directiva y trabajadores se ha agudizado con el cierre indefinido del edificio. La plantilla cuestiona la gestión de la crisis tras la clausura del inmueble: lo hizo en julio (criticó la falta de mantenimiento del edificio y lamentó la incertidumbre para sacar adelante la programación) y lo vuelve hacer ahora, tres meses después del cierre, alertando de la «imposibilidad de cerrar fechas» para las próximas temporadas, una circunstancia que hipoteca el futuro de la OV. La tensión del enfrentamiento se palpó en la última asamblea de trabajadores, que se celebró el pasado jueves. En esta reunión se evidenciaron las diferencias del personal con la forma en la que se está dirigiendo el espacio y se concretaron en asuntos como la oposición de los músicos a ensayar en el conservatorio, así como ante cuestiones referentes al presupuesto.

Las aguas bajan revueltas. Los trabajadores no sólo hablan de falta de planificación sino de desorganización. La preocupación lejos de detenerse, se expande. El convenio de colaboración entre el Palau de la Música y Les Arts, que avanzó LAS PROVINCIAS el pasado martes, es una medida que el comité de empresa del auditorio municipal dijo desconocer. El documento, que aún no está firmado, regula las condiciones y el coste de los conciertos de la Orquesta de Valencia en el coliseo diseñado por Santiago Calatrava. Según ha podido saber este periódico, el deseo de la institución municipal es mantener los conciertos de la Orquesta de Valencia en viernes y celebrarlos en la sala Auditori de Les Arts. La mañana día de la actuación, además, la Orquesta de Valencia dispondrá de la sala para los ensayos. El Palau pagará a Les Arts los gastos derivados del uso del espacio: seguridad, personal, técnicos, etcétera.

Las dos formaciones musicales compartirán edificio no sólo la presente temporada sino las siguientes. Esta situación, que es la forma que tiene el Palau de la Música de mantener la programación sinfónica, reaviva el debate antiguo sobre la viabilidad de dos palaus y de dos orquestas. Ninguna institución cultural y política ha apostado pública y oficialmente por la fusión. De hecho se considera incluso inviable dadas las diferencias en la estructura de uno y otro espacio, incluyendo las condiciones de los trabajadores.

Las dificultades, acompañadas de un clima de tensión, a las que se enfrenta el Palau parece que afectan incluso al habitual funcionamiento del Consejo de Administración. Este órgano tenía previsto reunirse el próximo martes, pero como pudo saber este periódico ayer acabó la jornada sin la convocatoria.

El daño colateral del cierre indefinido del edificio recae en la Orquesta de Valencia, que ve como se alteran los espacios de ensayo y actuación. El objetivo de momento es salvar la programación temporada a temporada. El hecho de que una institución gestione tan pegada al presente obliga a descuidar otros asuntos pendientes, como la renovación o no de Ramón Tebar (difícilmente el Palau podrá atraer a un nuevo director que quiera asumir una formación sin sede fija) o la revisión de los estatutos del auditorio, que datan de 1993. Al inicio de su mandato Ros los tildó de «abstractos y obsoletos», pero aún no se han actualizado.

«Vengo a salvar la Orquesta de Valencia». Así se presentó el director en junio de 2016 en su primera rueda de prensa, pero de momento Vicent Ros no ha cumplido propuestas de su proyecto, como ampliar la formación musical a 120 músicos o crear un festival de verano. Tampoco el auditorio valenciano puede sacar pecho del número de abonados. La última temporada rondó los 1.000, muy lejos de los 3.500 de Valladolid o de los 2.400 de Bilbao. El Palau de la Música no ha hecho pública la cifra de los abonados de la presente temporada.

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