Ver 14 fotos
Verdi y la ópera de 300 muñecas que busca el taquillazo en Les Arts
'Luisa Miller', que se estrena el 10 de diciembre, pone en el escenario un centenar de artistas en una puesta de escena tenebrista
Rosana Ferrando
Valencia
Martes, 2 de diciembre 2025, 00:58
Al entrar en el escenario del Palau de les Arts, lo primero que se escucha no es el ruido que se esperaría del primer gran ... ensayo de una ópera de Verdi. En lugar de ello, hay un silencio tenso y una docena de técnicos vestidos de negro que se mueven entre mesas, vigas que parecen de metal y muros de ladrillo, que, al tocarlos, revelan su verdadera naturaleza: cartón piedra trabajado con un mimo casi escultórico. Sin embargo, lo verdaderamente estrambótico para una producción artística de ese tipo son las muñecas: están repartidas de forma milimétrica en los tableros de trabajo y colgadas del techo. Juntas suman 300. Además de esas, han desmembrado a muchas otras para conseguir 200 partes, sobre todo extremidades, que se encuentran por doquier. Un atrezo digno de película de terror, pero que realmente pertenece a la escenografía del libreto de 'Luisa Miller', una ópera que convertirá el Palau en una fábrica de muñecas.
Al fondo, un despacho de cuatro toneladas preside las alturas. Este segundo escenario se mueve de atrás hacia la boca del escenario cuando se requiere. Por ello, la parte que tapan los muros son poleas, cables y plataformas, un animal de entrañas mecánicas gigantesco. Louis Medina, jefe de escenario, conoce el funcionamiento de dicho monstruo y de todo lo que ocurre en escena y en el foso. «Para montar todo esto hemos tenido 5 días», cuenta. El transporte de todo el material ha requerido cuatro tráileres repletos de los elementos que conformarán el ambiente de la tragedia familiar que Verdi escribió en 1849.
A pocos momentos de empezar el ensayo antepiano, el corazón del Palau funciona como un pequeño ecosistema en movimiento: los cantantes esperan a que sea su turno de caracterización, el coro y los figurantes acaban de vestirse y los técnicos ajustan las luces sin dejar de mirar hacia arriba. De fondo se escucha al pianista repasar las partituras. Es un caos medido, una coreografía silenciosa que prepara lo que, minutos después, será pura música e interpretación.
La suciedad propia de una fábrica está colocada como si esas paredes hubiesen visto años de funcionamiento de maquinaria: abajo, donde las personas pasan su jornada laboral, el ladrillo es negro y conforme la vista asciende, la oscuridad se degrada hasta llegar al rojizo propio de la composición de la pared. «Está todo trabajado a mano, para que cada parte se vea diferente y no parezca una plancha impresa que repite un modelo con imperfecciones», explica Medina.
Noticia relacionada
Sir Mark Elder abre con Mahler la temporada sinfónica más potente de Les Arts
Todo está meditado y calculado. Desde el mínimo detalle de un pomo de puerta al movimiento de las luces, para el que hay cinco encargados. La producción está caracterizada por el cariño. El mismo sir Mark Elder, el director de orquesta británico que se encargará de la música de la obra, ha cambiado las reglas habituales en los ensayos y ha procurado estar en ellos mucho antes de que su presencia fuera oficialmente requerida. Es la primera vez que el maestro dirigirá una ópera en Valencia, aunque no es la primera vez que trabaja en Les Arts, ya que la Orquesta de la Comunitat Valenciana ya ha estado bajo su batuta.
Los encargados que están detrás del resultado que se podrá ver el próximo 10 de diciembre en Les Arts es muy numeroso: desde 48 coristas y 8 solistas a 12 personas encargadas del vestuario junto a 6 de caracterización, entre otros muchos. Todo el equipo mezcla talento nacional con artistas de calibre internacional: el «tenor de tenores» Freddie Tommaso realizará su primera actuación en Valencia con el papel de Rodolfo y Luisa Miller, un personaje exigente y completo, será interpretado por Mariangela Sicilia, una de las sopranos más reconocidas del momento.
La versión que interpretarán es fruto del trabajo de Valentina Carrasco, que ha situado la acción a principios de siglo XX en la fábrica que se ha apoderado de las paredes del escenario. Se trata de una producción nueva, realizada con la colaboración del Maggio Musicale Fiorentino, pero que nace en la Capital del Turia. La historia se interpretará por segunda vez en el Palau Reina Sofía aunque de forma totalmente distinta a la que se llevó a cabo en 2008 ya que promete cambios en la historia.
Las muñecas permanecen impasibles ante el avance del ensayo, sometidas a las torturas y los golpes de quienes interpretan con la ira requerida por el guion. Son un pequeño ejército silencioso que representa el conflicto paternofilial que vertebra la ópera. Toda la estética que las rodea, propia del siglo XX, contrasta con la austeridad de las paredes del interior de Les Arts, y quienes recorren sus pasillos con ropa de obrero de tiempos pasados revelan por la falta de concordancia temporal, que todo lo que ocurre detrás del telón es una ficción.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión