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El San Pío V camina hacia la modernidad

Pinazo, Degrain y Madrazo se lucen en la primera exposición de Reyero

Laura Garcés

Valencia

Miércoles, 26 de febrero 2020, 22:17

'Ni clásicos ni modernos'. Es el título de la exposición que ofrece el Museo de Bellas Artes de Valencia regalando un interesante encuentro con los artistas de la segunda mitad del siglo XIX. La muestra sitúa al espectador ante el debate en torno a los conceptos clásico o moderno con piezas de un momento de la historia del arte en el que la pintura fue denostada porque no se la podía encuadrar en uno u otro concepto.

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La propuesta, comisariada por Carlos Reyero, director del museo, reivindica a los artistas del siglo XIX con 38 obras rescatadas de los fondos de la pinacoteca, que en su colección permanente muestra 1.529 piezas de las 27.409 que se encuentran en sus sótanos. Dos de las piezas se exponen por primera vez: 'Mendigo', de José Bru, y 'El clavari', de José Benavent. Además, se incluye 'El Tribunal de las Aguas de Valencia', de Bernat Ferrándiz, que forma parte de la colección de la Diputación de Valencia.

Para esta exposición, primera del director Carlos Reyero, se han colgado lienzos de una treintena de artistas entre los que se encuentran Muñoz Degrain, Raimundo de Madrazo, Ignacio Pinazo, Salvador Martínez Cubells, Antonio Gisbert, Emilio Sala, Ramón Tusquets o Ángel Lizcano.

Buscando la verdad en el Museo de Bellas Artes es el subtítulo para una propuesta que analiza cómo «el deseo de representar de forma sincera el mundo conocido empezó a cuestionar convenciones de la belleza académica», como destacó el comisario de la exposición.

Reyero insistió en que se trata de «una exposición abierta» que quiere «invitar a pensar con apertura de miras y a ver las obras sin las coacciones de lo que se dice que es moderno» y se preguntó «por qué tiene que ser más moderno una pintura con colores vivos y claros».

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Al espectador se le ofrece la reflexión sobre el entretiempo en un momento del arte. «A mediados del siglo XIX, la fantasía, el capricho o el ideal de los románticos empezaron a percibirse como cualidades anacrónicas», según el criterio que expone Reyero. Y lo que había parecido bueno hasta entonces empieza a cuestionarse, algo nuevo empieza a aparecer, pero no menos novedoso que lo que ocurre en cualquier cambio de época.

Ahí está la clave de la muestra y la explicación a la reivindicación de unos artistas bajo un discurso que se apoya en cuatro secciones. La primera es 'Pasado y emoción' y recoge pinturas históricas, religiosas y decorativas en un camino de evolución de la pintura que va más allá del relato histórico o devocional cuando se trata de temas religiosos. Ya se observan «emociones» que conectan el tema del lienzo con elementos que lo rodean en el momento histórico, «Las cosas se ven con otra óptica», recalcó Reyero.

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La segunda fase, 'Individuo y apariencia', contempla los retratos. En este apartado se observa el acercamiento a la modernidad en la medida en que el artista incluye elementos que hablan de condiciones y circunstancias que rodean al retratado, alguien que busca individualidad. 'Paisaje' da título al tercer apartado mostrando la tradición paisajística del Romanticismo y el paso hacia las obras al aire libre que anulan los efectos de la luz y los reflejos del trabajo en taller. 'Pueblo y progreso' cierra con piezas de tipos y costumbres.

La exposición, que permanecerá abierta hasta el 24 de mayo, abre el calendario de 2020. La muestra responde a las líneas de trabajo con las que se presentó Reyero para ser director del museo. El espacio tiene en cartera para este año la exhibición 'Ars Pública' y para 2021 la dedicada a Vicente López, ambas anunciadas para 2019.

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