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En la época del rodaje de 'Vidas rebeldes'.

Marilyn, el icono que no envejece

Se exhiben su primera instantánea para la revista 'Romance' o la sacada sobre la reja de ventilación del metro de 'La tentación vive arriba'

BEGOÑA RODRÍGUEZ

Sábado, 7 de enero 2017, 20:58

madrid. Más de medio siglo después de su muerte, todavía hay sorpresas que desvelar de esta actriz rubia que fue algo más que un mito erótico. La galería Hiltawsky de Berlín presenta la exposición 'Marilyn Monroe. 90 aniversario. Una vida en imágenes'. Una colección de 70 fotografías, entre las que se incluyen varias instantáneas nunca antes mostradas al público.

Entre las imágenes expuestas, están la primera fotografía de Marilyn para la revista americana 'Romance'; la legendaria fotografía sacada sobre la reja de ventilación del metro, realizada por Sam Shaw para la película 'La tentación vive arriba', las instantáneas más privadas de la actriz con el escritor norteamericano Carl Sandburg, sacadas por el fotógrafo Arnold Newman; y, cómo no, tomas de la famosísima escena de la piscina, realizadas por Lawrance Schiller. Una muestra que, a buen seguro, no pasará desapercibida entre los cinéfilos y admiradores de la rubia más famosa de la historia.

El 1 de junio de 2016, Norma Jeane Mortenson (apellido que luego cambió a Baker para finalmente adoptar el artístico de Marilyn Monroe), nacida en Los Ángeles, California, habría celebrado su 90 cumpleaños. Con papeles principales en películas como 'Niágara' (1953), 'Los caballeros las prefieren rubias' (1953) y 'Con faldas y a lo loco' (1959) se convirtiría en una rutilante estrella del cine de esa década. Sin embargo, y a pesar de su éxito y del glamour que la rodeaba, su vida real se alejaba, y mucho, del brillo de la farándula. Además, sufrió durante toda su vida buscando que la quisieran: «Nadie me dijo que era guapa cuando era niña. Habría que decirles a todas las niñas que son guapas incluso si no lo son», dijo en una ocasión.

Norma Jean, o Marilyn, solo buscaba afecto. No tuvo una infancia fácil y a menudo se sentiría utilizada y rechazada, por no mencionar los abusos que sufrió. Su madre padecía de graves problemas mentales y ella recorrió distintos hogares y orfanatos hasta que, con 16 años, decidió casarse con James Dougherty, empleado de una fábrica de aviones, para tratar de tener, al fin, un lugar propio donde sentirse arropada y cobijada.

En 1945, la visita de un fotógrafo a la fábrica de paracaídas donde ella trabajaba cambiaría su vida para siempre. Él la elige para varias instantáneas y este sería el principio de una imparable carrera. Se tiñe de rubio y adopta un nuevo nombre. Ahora es Marilyn Monroe pero, en esencia, esta rutilante nueva vida no puede paliar su sufrimiento interior. Se convertirá en un icono de la pantalla y en un símbolo sexual del siglo XX, pero ella solo quería ser amada. de verdad: «Soy egoísta, impaciente y un poco insegura. Cometo errores, pierdo el control y a veces soy difícil de lidiar. Pero si no puedes estar a mi lado en mis peores momentos, definitivamente no te mereces los mejores». Es una de sus frases más célebres, aunque hayamos olvidado a quién iba dirigida.

Su físico voluptuoso y carnal, y su éxito, más que acercarla a la felicidad se convertían en los más brutales carceleros de sus emociones y de su inseguridad: «Una carrera es una cosa maravillosa, pero no sirve para acurrucarse contra ella en una noche fría», solía decir la actriz, atrapada en un espíritu frágil y dulce. Qué ironía que la mujer más deseada del momento se sintiera la más sola del mundo. Como afirma Cecilia Casero, Marilyn era un animal tan bello como atormentado.

Sus inicios

Después de rodar su primera escena para una película (que luego sería eliminada del montaje final), Marilyn consigue un pequeño papel en el film 'Ladies of the Chorus' en 1948. El año siguiente acepta posar desnuda para Tom Kelley -la única vez en su vida que cobraría por hacerlo-, un hecho definitivo que la terminaría de situar en la industria del cine.

Tras una pequeña pero muy efectiva aparición en 'Amor en conserva', de los hermanos Marx, la actriz encadena varios proyectos, como 'La jungla de asfalto', de John Huston, o 'Eva al desnudo", de Joseph L. Mankiewicz, donde paradójicamente interpreta el papel de una superficial aspirante a actriz, un estereotipo que la perseguiría y atormentaría para siempre: «En Hollywood te pueden pagar 1.000 dólares por un beso, pero solo 50 centavos por tu alma». Marilyn es ya una estrella: no para de trabajar y encadena una película con otra. Ahí están 'Encuentros en la noche', 'No estamos casados', 'Niebla en el alma', 'Niágara' y 'Los caballeros las prefieren rubias'. Esta última la consagraría como mito erótico y revelaría sus aptitudes de para cantar y bailar.

«Los maridos no son nunca amantes tan maravillosos como cuando están traicionando a su mujer». Marilyn se aferró a los hombres como la tabla de salvación que el cine y el éxito no le proporcionaban. Como afirma Casero, su escalada de parejas y matrimonios solo es comparable a su adicción a los barbitúricos: ·Ambas son intensas, irregulares y desesperadas».

En 1955, llega 'La tentación vive arriba' y con ella una de las escenas más emblemáticas de la historia del cine: la de su falda blanca volando a causa del aire de las rejillas del metro.

'Vidas rebeldes', de John Huston con guion del propio Arthur Miller, que en aquel momento era su marido, fue su última aparición cinematográfica. Compartía protagonismo con Clark Gable y Montgomery Clift, y para muchos es la mejor interpretación de la actriz. Corría el año 1961.

Para muchos creadores, Marilyn fue más que una actriz o un 'sex symbol', porque inspiró no pocos de sus mejores trabajos. Por ejemplo, James Francis Gill logró el éxito internacional en los años 60 cuando el MoMA de Nueva York adquirió su famosa obra de tres piezas 'Tríptico Marilyn' para su colección.

Las serigrafías de Andy Warhol también son conocidas en todo el mundo. Con esta técnica, Warhol realizó numerosas reproducciones de las celebridades de los 60. Y, sin duda, uno de las más famosas -la más célebre para muchos- es la de Marilyn Monroe. Warhol utilizó una foto de prensa de la actriz de 1953 y creó una serie de 10 serigrafías que mostraban la misma cara de Marilyn Monroe. Solo los colores de las diferentes superficies variaban.

Marilyn y la cámara se amaban. Como recordaba George Barris, el fotógrafo de su última instantánea en la playa de Santa Mónica el 13 de julio de 1962, en una de sus múltiples entrevistas sobre ella: «Marilyn emanaba tal felicidad delante de la cámara.» Y, efectivamente, como describe Truman Capote en 'Música para camaleones', y todos los que la conocieron coinciden, Marilyn «es una hermosa criatura. No lo digo en el sentido evidente, en el aspecto quizá demasiado evidente. Lo que ella posee, esa presencia, esa luminosidad, esa inteligencia brillante. Es tan frágil y delicada. Es como el vuelo de un colibrí: solo una cámara puede fijar su poesía».

Marilyn Monroe, un icono insuperable que consigue seguir viva en el arte más de medio siglo después de su muerte.

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