Los vecinos del asesino en serie valenciano que vive en una aldea gallega: «Nunca se puede estar tranquilo. Esperemos que no se le cruce el cable»
Explican que Antonio Gali sólo sale de casa «para ir a comprar» y destacan la presencia de efectivos de la Guardia Civil por la zona
Manuel García
Valencia
Martes, 21 de octubre 2025, 09:22
Llevan ya varios meses conviviendo con él y, por el momento, viven en un estado de tensa calma. No ha ocurrido nada, pero como dice una de las vecinas, «nunca se puede estar tranquila del todo». Los pocos cientos de habitantes de A Bola, municipio orensano en que reside desde hace unos meses el valenciano Antonio Gali Balaguer, que ha pasado más de media vida en prisión por la muerte violenta de tres personas, confiesan a LAS PROVINCIAS que, aunque no se ha producido ningún incidente, el saber que tienen tan cerca a una persona que ha cometido estos atroces crímenes, no es plato de buen gusto y les está generando una cierta intranquilidad.
Una de las vecinas explica a LAS PROVINCIAS que Antonio «no sale apenas de casa. No se le ve por las calles» de esta tranquila localidad. El único movimiento que realiza, sin una periodicidad fija, coger el coche que tiene estacionado en la puerta de su casa «e ir a comprar».
Una vez que se conoció la sangrienta trayectoria de Antonio, todo cambió y la relación con los vecinos se redujo al cero. Pero antes, desde aproximadamente el mes de abril, cuando lo vieron por primera vez, según explica esta misma vecina, «tampoco es que fuera muy hablador. Hablaba poco. Lo que sí nos dijo es que era valenciano, pero luego nos contó una sarta de mentiras según pudimos saber después».
Las buenas intenciones de los vecinos de Antonio, al verlo un hombre mayor y con problemas de movilidad y económicos, fue reunirse «para ayudarle a comprar una nevera». Ya fue a finales de junio cuando se supo que Antonio Gali Balaguer, como está escrito con bolígrafo en el buzón de la casa que ocupa, ocultaba tras de sí una larga trayectoria criminal y había salido de la cárcel pocos meses antes, después de su última condena de 19 años por el asesinato de una mujer en 2005.
La noticia provocó que, durante unos días, el municipio fuera noticia en varios canales de televisión, que desplazaron a sus equipos hasta este punto habitualmente calmado.
Gali ocupa una casa «cuyos dueños ya murieron», explica otra vecina, quien reconoce que la Guardia Civil patrulla de manera bastante continuada por los alrededores de la vivienda y por todo el término municipal para evitar incidentes que, por fortuna, no los ha habido.
«De momento no nos hizo daño a nadie, pero esperemos que no se le cruce el cable», confiesa esta vecina, quien describió a Antonio como un hombre de aproximadamente 1,75 metros y que se ha de valer de sus muletas para caminar.
Por el momento, y pese a esta calma tensa y a la preocupación de saber que viven cerca de esta persona, los vecinos no tienen previsto realizar ningún tipo de protesta para pedir que se vaya: «Esperemos que todo siga igual de tranquilo».
LAS PROVINCIAS ha realizado varias llamadas para tratar de hablar con la alcaldesa quien, por el momento, ha rehusado ofrecer declaración alguna sobre la evolución de este tema, que denunció hace algunas semanas ya en algunos canales de televisión. Fuentes municipales, sin embargo, han destacado que no hay ninguna novedad y que la tranquilidad es la nota predominante en esta pequeña población de apenas mil habitantes.