El 40% de los valencianos ya no cocinan todos los días
Un estudio de la Universidad Católica achaca la tendencia al ritmo de vida, a las estructuras familiares y a las redes sociales
Casi el 60% de los valencianos cocinan a diario o prácticamente todos los días. Esa es la lectura en positiva. Pero hay un 40% de ... los ciudadanos de la Comunitat que reconocen que no se ponen delante de los fogones de forma cotidiana –esto es, de lunes a domingo–. Estos datos se desprenden de un estudio de la Universidad Católica de Valencia. Y contrastan con una afirmación del empresario Juan Roig hace ya algunos meses que no dejó a nadie indiferente: «Lo dije y lo mantengo: a mitad del siglo XXI no habrá cocinas».
«Es una observación que tiene cierto fundamento, especialmente si observamos las tendencias actuales hacia convivencia, el aumento de la comida preparada y los cambios en los ritmos de vida», afirma Elena Sandri, que añade: «No creo que la transformación sea tan radical». Es el vaticinio de la autora del estudio 'Hábitos culinarios, conocimientos nutricionales y prácticas alimentarias saludables: un análisis sociodemográfico de la población española', publicado este año en 'International Journal of Gastronomy and Food Science'. El análisis se ha llevado a cabo a través de un cuestionario realizado a algo más de 1.500 personas.
De los encuestados, aproximadamente el 27% cocinan entre dos y cinco días a la semana y un 10% no lo hace nunca. Además, se ha observado una tendencia que resulta paradójica: los adultos cocinan más que los jóvenes, aunque estos usan más electrodomésticos saludables y recetas más innovadoras. Sin embargo, las personas de menos edad usan más técnicas no saludables (fritos) y salsas y condimentos no saludables (ultraprocesadas).
«Los jóvenes son más propensos a utilizar la tecnología, y es cierto que muchas herramientas modernas como la freidora de aire, el cocedor al vapor o la máquina al vacío permiten preparar comidas más saludables. Sin embargo, al mismo tiempo están muy influenciados por modelos de alimentación occidentalizados, con alto consumo de carne, productos ultraprocesados y recetas rápidas, que no siempre son equilibradas», señala Sandri.
Alma Palau, docente y coordinadora de las clínicas de dietética y nutrición de la Universidad Católica indica que el estudio identifica ciertos patrones por franjas de edad. «Generalizando, los jóvenes de entre 18 y 30 años se decantan por recetas rápidas, sencillas, con ingredientes procesados, uso de tecnología y menos planificación nutricional. De los 30 a 65 hay preferencia por platos tradicionales, equilibrados, con ingredientes frescos, mayor atención a la salud y variedad. Y los mayores prefieren tradicionales, transmitidos oralmente, menos adaptadas a nuevas tecnologías o tendencias», precisa.
El estudio de Sandri deja otros detalles interesantes, como que un mayor nivel educativo se asocia con mejores conocimientos y prácticas culinarias. Además, las mujeres cocinan con más frecuencia, usan técnicas más saludables y tienen mayor conocimiento que los hombres. Cerca del 78 % de los encuestados aprendieron a cocinar en el entorno familiar. «En España, aunque se está perdiendo poco a poco, todavía existe una cultura familiar fuerte en torno a la cocina. En Valencia, aprender a cocinar la paella de manos de los mayores es casi un acto de afecto y de orgullo», comenta Sandri.
El entorno familiar es la principal fuente de aprendizaje, pero hay un incremento relevante de gente que consulta las redes sociales o televisión (un 11%), porcentaje que se dispara hasta el 50% cuando se generaliza a internet. «El estudio reconoce que los cambios en la estructura familiar, el ritmo de vida moderno y la influencia de las redes sociales han modificado los hábitos culinarios tradicionales, lo que puede afectar negativamente la calidad de la dieta», reflexiona Alma Palau. Tanto ella como Sandri alertan del riesgo de los procesados (especialmente de los procesados) y de que es imposible controlar la calidad si se recurre siempre a restaurantes y casas de comidas preparadas.
Yolanda, 52 años: «Después de estar todo el día en el trabajo te quitas esa preocupación»
Yolanda es de las perdsonas que engrosa la estadística de valencianos que ya no cocinan todos los días. De hecho, lo habitual en su caso es no ponerse delante de los fogones hasta el fin de semana. «Es una preocupación que te quitas de encima, tener que pensar qué vas a hacer de comer, preparar el tupper y todo el rollo», reconoce.
A ella se le abrió el cielo cuando entró a trabajar en Cecotec. La multinacional valenciana, que de hecho tiene en su catálogo electrodomésticos de esos que han modernizado la cocina, ofrece a sus empleados un menú diario por cuatro euros. Y claro, Yolanda hizo cuentas y esta alternativa le salía rentable. De hecho, ella le ha dado una vuelta de tuerca a eso de economizar: hay días que a mediodía come un plato y el otro se lo lleva a casa.
«Los días en los que los dos son bastante contundentes, uno de ellos me lo guardo y no sé, pues me lo como yo para cenar o mi marido se lo lleva al día siguiente al trabajo», relata. No es que odie ponerse delante de los fogones, pero reconoce que no es una de sus aficiones: «A mí no me importa cocinar, de hecho no lo hago mal. Pero tampoco es algo que me apasione. A mi pareja le gusta más que a mí».
Claro está, los fines de semana toca preparar la comida cuando están en casa, y muchas noches también deben elaborar la cena. En lo que enfatiza Yolanda, tanto con el menú que adquiere en su empresa como en el resto de lo que preparan en casa, que aprovechan la comida.
Cuando se le pregunta qué hará si algún día deja de tener el restaurante en la empresa, es algo que no contempla. «Espero que no dejemos de tener ese servicio», desliza. Aunque tiene un preferente. Cecotec está en Alfafar, por lo que la dana afectó a la planta baja, donde está ese recinto de hostelería donde preparan los menús para los empleados. «Estuvimos sin el servicio unas semanas, ya la verdad es que lo notamos», reconoce.
Edu, 28 años: «Mi madre me enseñó recetas y ahora hago cursos y miro otras en Youtube»
Cada persona es un mundo en eso de desconectar del trabajo y Edu halla su oasis entre los fogones. Natural de Alberic, heredó esta pasión de su madre, que le ha transmitido gran parte de sus recetas. «La paella la aprendí de mi padre, pero la mayoría son de ella. El arroz al horno es la mejor que me enseñó, pero también el típico puchero, guisado, lentejas», enumera el joven de 28 años.
Pero él no se ha quedado ahí y, como la cocina es su pasión, ha querido invertir en mejorar. «He hecho algún curso y también preparo platos viendo vídeos en Youtube», comenta. Tanto es así que quien cocina casi siempre en casa es Edu. Se independizó hace nueve años y ahora vive con su pareja y prepara cada tarde la comida del día siguiente para ambos: «Lo hago al mismo tiempo que la cena. Luego nos llevamos el tupper al trabajo, que allí tengo microondas».
Suele ponerse a diario delante de los fogones, pero no es de las personas que tenga planificado el menú de toda la semana. «Alguna vez sí tengo algo pensado para varios días, pero no es lo habitual. Normalmente voy haciendo lo que se me va ocurriendo», señala. Y depende de las ganas, puede tirarse bastante tiempo preparando comida.
«Igual si me apetece una carne mechada o algo me tiro tres o cuatro horas por la tarde en la cocina. Es una forma de evadirme después de todo el día en el trabajo. Me pongo un podcast o un vídeo de Youtube y ya está», relata Edu. Hay ocasiones incluso en que por la noche comen algo sencillo y se pone a cocinar después de haber cenado.
El joven, eso sí, desmitifica aquello de que sea un cocinitas diario. «También hay días en los que no apetece y entonces voy al día siguiente a algún sitio y me llevo un plato preparado». También huye de la polémica cuando se le intenta poner entre la espada y la pared y se le pregunta sobre si con el paso de los años el alumno ha superado ya a la maestra. «No, no, mi madre es mejor. Ella cocina muy bien», concluye Edu entre risas.
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