Tarde de pánico en Forata: «No hay salida hasta el aliviadero»
Técnicos de la CHJ explicaron en mayo en una charla en la sede central como fue la tarde del 29-O: «Podía pasar cualquier cosa»
No llueve, pero algo extraño pasa. Los trabajadores de Forata, incomunicados, reciben una llamada a las 14 horas del 29 de octubre. Sobre Requena ... se ha abierto el cielo. Conforme pasan las horas, la situación se complica. En un momento dado, las aguas azul verdosas del embalse se vuelven marrones. «Podía pasar cualquier cosa», explica uno de ellos. El pánico se adueña de los empleados. La presa puede reventar en cualquier momento. Poco después de las 18 horas, el agua llega a la altura de los aliviaderos y la presión sobre el embalse se reduce. Respiran tranquilos.
Son algunas notas de las declaraciones de uno de los trabajadores de Forata, que dio una charla privada para empleados de la Confederación Hidrográfica del Júcar el pasado mes de mayo. Según diversas fuentes, en Forata sabían que cuando el agua empieza a entrar en la presa «no hay salida hasta el aliviaderos», lo que no deja de ser sorprendente dado que la presa dispone de otros cuatro dispositivos de desagüe: dos tomas de riego, un desagüe de fondo y un túnel de desvío, que ese día no se emplearon para desaguar, en uno de esos misterios de la CHJ tendrá que explicar en algún momento.
Según comentaron los trabajadores que esa tarde estaban en Forata, las comunicaciones con Valencia eran inexistentes, por lo que no sabían qué tenían que hacer. «Por la tarde estaba lloviendo en Turís, en Forata casi no lo hacía. La lluvia la recogió el Reatillo y fue para el Turia, pero podía haber caído en el Magro. Conforme se llenaba el embalse, no había salida hasta la llegada del agua», contaron.
Un informe de 2022 alertaba de que el desagüe no funcionaba
El último informe de funcionamiento facilitado por la CHJ sobre la presa de Forata, el de 2022 elaborado el año siguiente, evidenciaba que el canal de desagüe no funcionaba. La zona quedó tan aterrada que no ha estado operativa hasta marzo de este año, después de la entrada constante de sedimentos el pasado mes de octubre.
«Los órganos del desagüe de fondo no se encuentran operativos y resultan imprescindibles para la correcta y adecuada seguridad de la presa, por lo que es inexcusable abordar los trabajos contemplados en el 'Proyecto desglosado nº 2 de adecuación de los equipos electromecánicos e hidromecánicos de los desagües de la Presa de Forata (Valencia)'». En el informe original, «inexcusable abordar» aparece en negrita y subrayado, lo que da una idea del nivel de urgencia de estos trabajos.
Según explica el ministerio, en mayo de 2018 se redactó una adenda al proyecto cuyo objetivo fundamental era modificar o actualizar algunos puntos del documento proyecto de 2015, en base a la nueva legislación relativa a la contratación de obras en el sector público que fue aprobada con posterioridad a su redacción. Este proyecto fue aprobado el 25 de marzo de 2019. «Con fecha 14 de noviembre de 2019 se elaboró el Acta de Comprobación de Replanteo que fue remitida a la DGA el 20 de noviembre de 2019, donde a día de hoy el proyecto se encuentra aprobado pendiente de licitar», indica el informe. En 2022 no se habían hecho los trabajos, que el operador de la presa insistía en que eran imprescindibles.
Tras la llamada de Requena, la hora en que más agua cayó en Forata fue a las 14 horas, cuando se registraron 50 litros por metro cuadrado. «Se tiene conciencia de que el tema es importante», dijeron. A partir de mediodía, «el agua entraba por todos los contornos de la presa: torrentes de agua de todas las montañas de alrededor». En un momento, a las 16 horas, el agua, del natural color azul verdoso del agua en un embalse, se vuelve marrón «de forma abrupta». Se estima que fue entonces cuando llegaron los sedimentos. El caudal de entrada a esa hora era de 1.524 metros cúbicos por segundo. «Es un dáto de pánico. El pantano subió 10 metros en dos horas. La situación era extrema», explicaron los empleados de Forata. La CHJ declaró el nivel 2 de emergencia dos horas más tarde, a las 18.08 horas.
A las 17, el caudal de entrada ya era de 1.527 metros cúbicos por segundo. «Se desconocía lo que podía pasar, si la presa podría laminar lo que podría llegar o no», expresaron los trabajadores. Las dudas fueron constantes: «Podía pasar cualquier cosa». Pero a las 18.15 horas, ya de noche, comienza a salir agua por los aliviaderos, que estaban abiertos como siempre, dado que ese es el protocolo desde la tragedia de Tous.
En la charla los empleados no dieron explicaciones de por qué no se accionaron el resto de dispositivos de desagüe. En cualquier caso, su aportación habría sido mínima, según confirman todas las fuentes consultadas por este diario, porque el canal de desagüe tiene un caudal máximo de 78 metros cúbicos por segundo, en una jornada en la que en apenas 12 horas el emblase pasó de estar vacío a estar a reventar, tanto que desde el Ministerio de Transición Ecológica llegaron a temer por la integridad de la presa, algo que las fuentes consultadas insisten en asegurar que es muy improbable que ocurriera porque la presa, moderna, está construida de forma que su hundimiento es muy complicado.
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