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Hernández, diputada del PSPV en Les Corts. LP
Noelia Hernández, diputada en Les Corts: «Soy superdotada como otros son rubios o calvos»

Noelia Hernández, diputada en Les Corts: «Soy superdotada como otros son rubios o calvos»

La economista asegura que en política ha vuelto a percibir la sensación de «amenaza» y un punto de incomprensión que vivió en su época escolar

Burguera

Valencia

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Sábado, 25 de agosto 2018, 12:26

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En Les Corts hay 99 escaños. Si los representantes de la ciudadanía de la Comunitat son un buen reflejo de la sociedad valenciana, dos de los diputados son superdotados. Por lo menos. Es el caso de Noelia Hernández, parlamentaria llegada a la Cámara en 2015 desde las listas socialistas. En su grupo no se sabe su condición de altas capacidades. Hasta ahora. «Desde hace dos o tres años lo digo sin problemas», explica: «Aunque tampoco voy anunciándolo por ahí». Accede a contar en LAS PROVINCIAS su experiencia «porque hay que dar visibilidad a personas que no tienen culpa de tener mayores capacidades que los demás y a los que, paradójicamente, se les estigmatiza por ello». En su entorno personal han surgido casos con menores, «y se te rompe el corazón cuando ves que ellos asumen que en el colegio no les van a hacer caso».

El CI (Cociente Intelectual) de Hernández supera el 135. Un caso de manual. «A mí no me dijeron nada en casa hasta el instituto. Yo intuía que había una situación diferente. No te interesan las mismas cosas que a otros niños y sientes curiosidad por las conversaciones de los chavales más mayores o, directamente, de los adultos», explica la diputada, que estudió Economía y Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Alicante y tiene dos masters en comercio internacional y en análisis de datos e inteligencia de negocio.

«Tuve la suerte, la inmensa suerte, de que en la EGB me tocó una profesora maravillosa. Ella se dio cuenta. Me daba los libros de los cursos siguientes, me proponía ejercicios libres, tipo escribir una historia con dos palabras aleatorias. Fomentaba la creatividad y me proponía retos sin que nadie lo notase, ni siquiera yo. Sin embargo, al llegar al instituto me aburría. Les pasa a muchos en mi situación, y ahí dependes del entorno, que tiene que saber motivarte y no limitarte, porque tú haces las cosas de otra manera sin poder evitarlo. Al final saqué buenas notas», explica Hernández, portavoz socialista en materia de Industria en Les Corts.

«Es importante que en tu casa no te digan, 'niña, cállate', o 'deja de protestar', porque eso es algo habitual, y si no te entienden a tu alrededor, pues imagínate tú, una adolescente, cómo manejas la situación». Hernández también sufrió algún que otro 'tropiezo' en la Universidad: «Me impactó mucho un profesor que me calificó de ocho un examen tras admitirme que la conclusión era la correcta pero que no había llegado a ella como él lo había explicado. Eso define muy bien un sistema educativo donde no hay cabida para la diversidad. Se prefiere la homogeneidad». No volvió a tener problemas hasta que ingresó en el mundo de la política: «Al intentar explicarme, alguien me soltó: 'Tú no tienes ideas porque las ideas se copian'. Creo que se sintió amenazado, o quizá no entendía lo que le estaba diciendo».

«Te callas a veces porque la primera impresión de la gente cuando se entera de que eres superdotado es de recelo. La gente piensa que eres arrogante si lo dices. Así que los hay que no se lo cuentan a los amigos, ni siquiera a la pareja», cuenta la economista, quien recuerda que «a mí me han llegado a aconsejar hacerme la tonta para tener pareja, porque los hombres se tienen que sentir más inteligentes. Afortundamente no es cierto en todos los casos». Hernández cree que ese rechazo «se debe a que en nuestra sociedad la inteligencia ni se fomenta ni se admira más que de boquilla». La solución es «quedarte en el armario, pero eso genera mucha frustración, porque tú eres así, como otro es rubio o calvo, de modo que quien no lo sabe manejar por falta de un entorno propicio se la pega. Es como tener un Ferrari sin carné de conducir».

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