El reguero de fallos del SAIH no cesa: nueve falsas alarmas por crecidas en el Poyo en dos semanas
La CHJ aduce las «lecturas anómalas» del sensor de Riba-roja a las obras de reparación del cauce y el puente tras la dana
Resulta físicamente imposible explicar cómo se pueden decretar hasta nueve alertas por riesgo de desbordamiento en los últimos 15 días sobre un barranco seco, sin ... que haya llovido ni una gota en toda su cuenca. Esta particular casuística es uno de los sinsentidos protagonizados por el sensor del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) instalado sobre el barranco del Poyo junto a la A-3 a la altura de Riba-roja. Que la red de medidores con la que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) vigila los cauces de la demarcación ya no es el mejor modelo para controlar los caudales es una evidencia. Para prueba un botón: el organismo presidido por Miguel Polo pareció entonar el 'mea culpa' tres semanas después de la dana al iniciar los trámites para instalar un Sistema de Alerta Temprana (SAT), un modelo predictivo que permite detectar con antelación las crecidas y que sí se encuentra operativo en el Ebro, pero no en la Comunitat.
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Entre los días 5 y 19 de este mes de noviembre, el medidor del SAIH en el Poyo ha superado nueve umbrales de riesgo generando falsas alarmas de inundaciones. Concretamente ha emitido cuatro avisos amarillos, otros cuatro naranjas y uno rojo. Según el caudalímetro, en estas ocasiones se habían superado la cantidad de metros cúbicos por segundo fijadas para cada nivel de peligrosidad: 30, 70 y 150 m3/s, respectivamente. Sin embargo, nada más lejos de la realidad pues no había precipitado en ninguna parte de la cuenca de la rambla.
El pasado miércoles día 5, el sensor decretó una alerta naranja entre las 11:25 y las 11:50 horas con cantidades de entre 147 y 133 m3/s, es decir, se rozó el umbral rojo. Además, entre las 15:50 y las 18:20 de esa misma jornada se volvió a emitir una nueva alerta naranja al registrar entre 80 y 86 m3/s durante dos horas y media.
Por otro lado, el pasado 11 de noviembre el medidor de Riba-roja volvió a calcular niveles similares a la crecida del 29 de octubre de 2024. En un intervalo de apenas cinco minutos, el aparato pasó de decir que la rambla estaba seca a advertir de una alerta roja mediante un pico de 909 m3/s, eso es, superando de una tacada los tres umbrales de riesgo.
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Sin ir más lejos, el miércoles de esta misma semana el medidor del Poyo sumó un nuevo fallo durante media hora, ente las 11:05 y las 11:35, al reportar una alerta naranja con casi 89 y 82 m3/s cuando no había caído ni una gota de lluvia.
Obras tras la dana
Ante este nuevo rosario de errores, la CHJ responde a consultas de LAS PROVINCIAS matizando en primer lugar que el punto de control del Poyo no es caudalímetro sino un marco de control compuesto por varios sensores que no miden el caudal directamente, sino la altura o nivel del agua en dicho lugar.
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Desde la Confederación recuerdan que la Demarcación de Carreteras está trabajando en ese mismo tramo, justo en el puente de la A-3 donde se ubica el marco de control. En este sentido comentan que, tal y como ya ha ocurrido en otras ocasiones, pueden quedar aparcados en los ojos del puente vehículos, material o maquinaria relacionados con las obras. Por tanto, estas fuentes señalan que la presencia de estos elementos «modifica físicamente el entorno inmediato del sensor y puede provocar lecturas anómalas que el sistema interpreta como avisos de nivel».
Asimismo, la entidad de la cuenca señala que se encuentran en contacto con los servicios de emergencias para que no tengan en cuenta estos datos y evitar confusiones.
Cabe recodar también que el pasado 9 de septiembre el medidor de Riba-roja ya emitió una falsa alerta roja durante cuatro horas cuando el cauce estaba seco. Según el caudalímetro, en aquel momento tenía que estar circulando por allí un torrente de agua de más de 150 metros cúbicos por segundo, algo a todas luces imposible teniendo en cuenta que no había precipitaciones en la zona.
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La delegada del Gobierno en la Comunitat, Pilar Bernabé, explicó que la causa del error del medidor era que el aparato había confundido el nivel del agua con la altura de un camión de los operarios que trabajan en las obras de restauración del cauce. En resumidas cuentas, la CHJ sí tropieza varias veces con la misma piedra.
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