«El pueblo salvó al pueblo, y ahora también le rinde homenaje»
Voluntarios de ochenta organizaciones de toda España se reúnen en Alfafar en un acto de agradecimiento a su altruismo: «Sin ellos no habríamos salido adelante»
La plaza Poeta Miguel Hernández de Alfafar ha acogido este sábado un emotivo homenaje a las decenas de miles de manos anónimas que ayudaron a ... ponerse en pie a las localidades golpeadas por las riadas del 29 de octubre. Voluntarios de unas ochenta organizaciones se han dado cita en una jornada repleta de actos, recuerdos y reencuentros. Entre integrantes de las propias entidades que se conocieron en tierras valencianas y también entre víctimas y ángeles de la guarda que les ayudaron y escucharon.
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La jornada ha incluido actividades para los niños, un pasacalle con banda de música y tabal i dolçaina (y vecinos aplaudiendo desde los balcones), comida para más de 600 personas (arròs amb fesols i naps) y ambientación musical durante la tarde. Pero el momento más intenso ha sido la entrega de placas de recuerdo a las organizaciones participantes y la lectura de un emotivo manifiesto de agradecimiento. Además, los niños de la escuela infantil Rabisancho (devastada por la inundación) han diseñado un mural repleto de corazones con los nombres de las entidades. Y todo el que quería podía colocar las fotos impresas de aquellos días de lucha contra el barro, una manera de recordar lo que se sufrió y lo que se ha avanzado.
Hasta el barrio Orba han llegado organizaciones y plataformas de diferentes puntos de España. Desde Galicia y Castilla y León hasta Baleares, pasando por Madrid. También había particulares, organizaciones vinculadas a Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, representantes de servicios de emergencia (bomberos de diferentes poblaciones y Protección Civil) e incluso dos agentes en nombre de la Escuela Nacional de Policía de Ávila: los inspectores Cendrero y Molina. Centenares de alumnos de la academia pasaron semanas trabajando en l'Horta Sud.
Apenas una veintena de personas están detrás de la organización del homenaje: los miembros de la filà cristiana Els Güells, radicada en este conocido barrio de Alfafar. La comparsa lo perdió todo el día 29, por lo que optaron a las ayudas de la Generalitat para la reactivación del tejido asociativo de zonas afectadas, que además de paliar daños materiales también subvencionaba gastos relacionados con actos lúdicos, recreativos o culturales que contribuyeran a reactivar la cohesión social y vecinal. Como explican Aurora Bruno y Raquel Rosas, decidieron impulsar un acto para agradecer el trabajo realizado por los voluntarios, para lo que fue necesario barrer las redes sociales para recopilar información sobre entidades que habían estado sobre el terreno. Se fijaban en los logos de la ropa o de pancartas para luego contactar con ellos (por ejemplo, mediante correos electrónicos) e invitarles a participar. La gran mayoría recogieron el guante.
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«Es algo precioso, no podíamos faltar», explica Carlos cuando se le pregunta por la iniciativa. Residente en Madrid, forma parte de SOS 4x4, organización que durante las primeras semanas extrajo centenares de coches de garajes y contribuyó a despejar las calles gracias a sus vehículos todoterreno. «Representa lo que es el voluntariado: gente que de manera altruista quiere agradecer a los compañeros que, en aquellos días, dedicaron su tiempo a ayudar», ha añadido. Por su parte, su compañero Juan Francisco Rodríguez, de Girona, recordaba el impacto que supuso aterrizar en tierras valencianas. «Lo que veíamos por televisión no hacía justicia a lo que sucedió. Nos sorprendió la devastación, y también la solidaridad que hubo», añade.
También ha participado la Asociación de Guardias Civiles Retirados (Ragce). Su presidenta, Lucía Llano, recuerda que estuvieron sobre el terreno 93 días consecutivos y que consiguieron movilizar a asociados de diferentes puntos de España. «De aquellas semanas recuerdo la vocación de servicio, que es intrínseca a la figura del guardia civil, y también mucha tristeza y silencio, con la gente trabajando pero sin ganas de articular palabras ante tanta pena», señala. Y sobre el homenaje, plantea la siguiente reflexión: «De la misma manera que nos juntamos en los momentos críticos, una vez pasa lo malo también hay que hacerlo. Y la de hoy es una jornada de celebración, de ver a los vecinos contentos. Y de unión. Y de ver a las amistades que se han formado».
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Aitor Ribadas y Luis Louro pertenecen a la organización Voluntariado Ordes Dana y se movilizaron desde A Coruña. Aitor fue de los primeros y recaló en Algemesí, donde estuvo ayudando a limpiar y a repartir productos de primera necesidad. Más adelante ya se centraron en la recogida de material para los afectados, como mobiliario, electrodomésticos o colchones. Llegaron a llenar un tráiler con 15 toneladas de productos, que se repartieron tanto en la zona de afectación del Magro como en l'Horta Sud. «Recuerdo la devastación. Llegar y verlo todo arrasado, con gente desorientada, fue un shock brutal», explica el joven. Luis, por su parte, incide en la vertiente emocional de esos repartos, que se prolongaron durante diez días consecutivos: «Estuvimos tanto tiempo escuchando a la gente en sus casas como repartiendo».
Una de las vecinas del barrio Orba que se benefició de su altruismo es Maite, que los saluda efusivamente. Perdió su casa, situada en un bajo, además de vehículos, y, lo más importante, a un familiar. «Verlos me ha provocado mucha alegría y emoción. Trajeron cosas no sólo para mí, también para mis vecinos», señala, antes de emocionarse al recordar su pérdida. «Quiero darles las gracias, porque sin ellos no habríamos salido adelante», sentencia, en referencia a todos los voluntarios.
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Comunidad sij
Amrik Singh, con una importante presencia en redes sociales, sobre todo por su voluntariado en la zona cero, procede de Llançà (Girona). Es uno de los muchos integrantes de la comunidad sij, oriunda de la India, que se desplazaron a la zona desde diferentes puntos de España. Y cuenta que fue tanto voluntario como beneficiario de ayuda. «Somos vegetarianos, y sólo comemos alimentos que preparamos nosotros», señala, por lo que llegaron «a pasar hambre», hasta que desde otras organizaciones, como Estem Solidarios en Acción, les facilitaron productos frescos, básicamente frutas y verduras. Amrik no ha parado de saludar a voluntarios que le echaron una mano y a vecinos a los que él ayudó. No sólo con repartos de comida, también realizando reparaciones en viviendas.
Moraña Solidaria aglutina voluntarios de la comarca castellanoleonesa y de la oenegé Guardias Civiles Solidarios. Desde el primer momento estuvieron en la zona cero, realizando labores de limpieza y achiques y aportando material. Y en una fase posterior ayudaron con donaciones de material de construcción para vecinos que acreditaban esa necesidad. «Fue lo más catastrófico que hemos podido ver en nuestra vida», sentencia Aitor Ortega, de la organización y presente en el homenaje del barrio Orba. «Había mucho caos, ruina y desolación. Y también vimos a un pueblo que o se echaba la manta a la cabeza para salir de esa situación o era imposible», describe. «Al final ha vuelto a pasar lo mismo. El pueblo salvó al pueblo, y ahora el pueblo reconoce y homenajea al pueblo. Porque cuando la ciudadanía se une no hay nadie ni nada que la venza», sentencia cuando se le pide su opinión sobre el acto de agradecimiento.
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