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Se acerca el verano y, como cada año, el riesgo de incendios forestales se incrementa. Las lluvias del final del invierno y comienzo de ... la primavera han provocado que la vegetación sea muy abundante en estos momentos. Y toda esta se va a secar en las próximas semanas convirtiéndose en un factor más para que los fuegos se propaguen con velocidad.
Es la opinión de Rafael Delgado, presidente de la Plataforma Forestal Valenciana, quien señala que la presencia de esta vegetación se convierte en un combustible fino para los incendios forestales y favorece su rápida propagación. «Este tipo de combustible augura que los siniestros serán más rápidos», apunta el también profesor de la Universitat Politècnica de València.
Pero no es el único factor que influirá. Según Delgado los dos años de sequía que ha sufrido la Comunitat ha provocado la proliferación de árboles muertos y secos que no han sido retirados, especialmente en zonas del norte de la provincia de Alicante y sur de la de Valencia.
Este factor favorece la intensidad de los incendios. De esta forma, opina Delgado, si no hubiera árboles muertos los incendios de este verano estarían caracterizados por la velocidad pero con menor intensidad. La presencia de estos, y que en un par de años estarán caídos, presagia que estos siniestros serán también más intensos.
De todas formas, la estadística de incendios este año está siendo favorable. En los tres primeros meses del año se han contabilizado únicamente 26 incendios forestales lo que suponel a cifra más baja de los últimos diez años en estos primeros tres meses de 2025. Este número se sitúa por debajo de la media de la última década (70 incendios).
La mayor parte de estos siniestros se han registrado en el mes de enero (12) con otros seis contabilizados en febrero y otros ocho en el mes de marzo.
El año pasado hubo que contabilizar en este mismo periodo 152 siniestros y 93 en 2023. En estos primeros tres meses del año se han quemado 36 hectáreas (por debajo de la media de los últimos diez años que se sitúa en las 469 hectáreas). Una cifra tan baja no se registraba desde 2021 cuando el balance de enero, febrero y marzo fue de de 25 hectáreas. Y ya hay que retroceder hasta 2017 para encontrar unos números tan reducidos.
En cuanto a la media de hectáreas quemadas en los últimos años tiene una evolución más o menos constante hasta el mes de abril donde empieza a incrementarse la superficie afectada de forma destacada, hasta alcanzar su máximo en agosto.
En este comienzo de año los incendios intencionados han quemado 34,hectáreas que son el 96,3% de la superficie afectada.
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