«Mi padre murió en el garaje. No llegó nadie hasta el quinto día»

«Mi padre murió en el garaje intentando sacar el coche. A mi madre sí que se lo cogieron en el 112 pero a mis hijas y a mi mujer no. Cuando vino la ola, mi madre ya no pudo comunicarse con él», explica el hombre. «Lo que no es de recibo es que estuviéramos totalmente desatendidos los cinco días hasta que sacaron a mi padre del garaje, que no viniera nadie a ayudarnos», añade Salvador.

Además, el hijo del fallecido ha querido lanzar la cuestión de cómo pudo llegar tanta agua de repente. «Y cómo pudieron dejar que el barranco se inundara de tal manera y se desbordara con la ola que vino. Si estaban pendientes de las presas toda la tarde, cómo desaguaron de esa manera. Porque en Catarroja no llovió ni una gota. Entendemos que toda esa agua que vino fue porque desaguaron alguna presa, esa es nuestra queja Estuvimos cinco días sin que viniera ningún militar y pudieran sacar a mi padre al quinto día», apunta.

La jueza se ha centrado en preguntar sobre las llamadas al 112, las respuestas y las horas de cada interacción, que en su caso fueron en torno a «tres cuartos de hora anteriores al mensaje de alarma», que fue cuando Andrés estaba en el garaje y le sorprendió la inundación. «La jueza es muy empática, nos deja contar todo tal y como lo sentimos, y a pesar de que no estamos acostumbrados a estos trances, se lleva bien. Ha sido duro rememorarlo, desde qué hora empezó a inundarse y cómo pasó lo de mi padre», relata. Y envía un dardo hacia los responsables y autoridades de ese día. «Los políticos intentan salvar su culo cada uno, pero la responsabilidad la justicia dirá», añade.

Junto al hijo, también se encontraba la mujer del fallecido, Salvadora Palomeque. «Yo me quedé sola toda la noche después de que mi marido se quedara en el garaje y en el 112 me lo cogieron dos veces, pero allí no vino nadie», lamenta emocionada. «Bajé a las 3 de la mañana, estaba todo inundado y no vino nadie en cuatro días. Bajé con una linterna, sola. Lo pudimos despedir a los 11 días. Lo único que queremos es justicia para mi marido. Tenemos fe y confianza en la jueza que tenemos», asegura.

Otra de las víctimas que ha declarado este miércoles es María Ángeles Martínez, vecina de Paiporta que perdió a su marido, Miguel Bonilla, en la dana. "Vivíamos en los adosados al lado del barranco y lo perdí intentando que no llegara el agua al garaje. Estaba poniendo cosas porque pensábamos que al agua llegaría poco a poco y lo que le sorprendió fue una ola gigante, un tsunami que vino de golpe y que tiró todas las paredes", cuenta la mujer.

"Él se quedó bajo. A mí por poco no me pilló porque subí a dejar unas cosas en el comedor y me salvé por segundos, pero él ya no pudo salir", explica esta afectada. "Ha sido muy duro volver a recordar todo en la declaración", admite. "No pude hacer nada y me siento culpable, pero yo no he tenido la culpa", añade Martínez. "Él no hubiera estado allí si hubiéramos sabido que corría peligro nuestras vidas, pero estábamos tranquilos porque nadie había avisado", lamenta.

Como al resto de afectados, la jueza ha preguntado a María Ángeles por la hora de llegada de la alerta. "Cuando sonó el mensaje mi marido ya había fallecido, no sirve de nada, ya había pasado todo. Intenté llamar al 112 y mi cuñada también pero fue imposible", indica. "La UME llegó de madrugada pero no pudieron entrar al garaje, era imposible", añade. "Apareció al día siguiente muerto en la rampa del garaje. Si hubieran avisado mucho antes muchas víctimas se hubieran evitado. Mi jefa nos mandó a todos a casa a las 17 horas y eso salvó muchas vidas, así que si la alerta hubiera llegado antes, también", destaca.