Lo habría firmado Berlanga

Probablemente no cabía mejor homenaje a Berlanga. La gala de los Goya tendrá lugar en Málaga -que Banderas es mucho Banderas y tiene allí el Teatro del Soho Caixabank- y los premios pasarán por Valencia como los americanos por Villar del Río en Bienvenido Mister Marshall. Igual es el mejor reconocimiento posible. Dudo que al director valenciano le hubiera hecho pizca de gracia todo el engolamiento que rodea un acontecimiento de este tipo, por más referencias críticas al Gobierno -especialmente si es de derechas- que incluyan los presentadores o los premiados en sus intervenciones. El caso es que algunos han interpretado la decisión de la Academia de Cine, que ha preferido que la capital malagueña acoja por segunda vez consecutiva esta gala, como una derrota para la vicealcaldesa de Valencia, Sandra Gómez. La dirigente socialista acudió el pasado mes de enero a Málaga «para traerse a Valencia» la próxima edición de los premios. Y recibió con alegría la decisión de la Academia de Cine de declarar 2021 año Berlanga. «Una muy buena señal que nos acerca a que Valencia sea la sede de los premios» tuiteó tras hacerse un selfie con Pedro Almodóvar. No, en realidad el selfie fue con un cartel del director manchego -otro detalle propio de Berlanga-. El caso es que la joven dirigente socialista apostó, pero no le ha terminado de salir bien. Y todo ello ha trascendido precisamente por eso, porque ella se ocupó de procurar que se supiera que estaba ocupada en esa gestión. En ocasiones, que se conozcan o no algunos propósitos marca la diferencia entre el éxito y el fracaso. No ha trascendido en exceso la conversación que uno de los más estrechos colaboradores del presidente de la Generalitat mantuvo con la consellera de Transparencia, Rosa Pérez, en una cafetería frente al Palau. No ha trascendido la conversación pero ninguno de los afectados, especialmente el primero, tuvo problema en que se les viera reunidos. La cita no tendría mayor interés si no fuera porque se produjo apenas unos días después de que la mencionada conselleria abriera un expediente sancionador a Comunicacions dels Ports, la productora de Francis Puig. De manera que no resulta una barbaridad concluir que quizá el alto cargo en cuestión estuviera 'agradeciéndole' -nótese la ironía- a la consellera que hubiera echado un poquito más de leña al fuego de ese entramado de productoras aparentemente diseñado para vivir de las subvenciones públicas en el que está salpicado el hermano del presidente. Una trama de película, otro gesto hacia al genial director valenciano. La realidad acaba ofreciendo los mejores homenajes posibles.