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Ochocientos mil alumnos empiezan un curso marcado por el cambio lingüístico y las cicatrices de la dana
La vuelta al cole deja contrastes en la zona cero: se reunifican todos los centros, poniendo fin a los traslados del ejercicio pasado, y se visibiliza la indignación de las familias que no han podido empezar por el retraso en las obras
El curso 2025-2026 ha empezado a rodar sobre las ocho de la mañana en los centros de Secundaria más madrugadores -con permiso de las ... jornadas de acogida, cada vez más habituales y que retrasan el inicio- y una hora más tarde en los colegios de Infantil y Primaria. Reencuentros, abrazos, sonrisas y algunas caras de sueño propias de la falta de costumbre al horario escolar han sido la tónica general a las puertas de los colegios e institutos valencianos. También se ha visibilizado la indignación de las comunidades educativas de la zona dana que no han podido empezar por los retrasos en las obras de sus centros. Y la esperanza e ilusión de otras que vuelven a ocupar sus espacios originales tras meses de reparaciones y traslados a otros centros o municipios.
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Más allá de las novedades en materia lingüística, si algo resume este arranque de ejercicio son los contrastes, que recuerdan a las semanas posteriores a la tragedia del 29 de octubre. Frente a la rutina de lugares como Valencia, más allá de la incidencia en el tráfico de las obras de Pérez Galdós, destacaba la singularidad de la zona dana, en la que la vuelta ha tenido un sentido mucho más simbólico y lleno de matices. El mejor, sin duda, que el fin de las reubicaciones y los traslados, pues todos los alumnos estudiarán ya en sus localidades, invita a pensar que se da un pasito más hacia la todavía lejana normalidad.
Poco antes de las nueve de la mañana llegaban los primeros alumnos del IES Berenguer Dalmau de Catarroja, que se reunifica tras un curso de clases online y traslados a Mislata y Picassent. Lo hacen en los barracones en doble altura instalados en el espacio Clara Campoamor, ya rebautizados como «la cárcel» en referencia al aspecto sobrio, si no sombrío, de la infraestructura provisional. Se mezclaba la alegría de la reunificación con el enfado por las carencias, al menos durante los primeros días, que aguardaban a alumnos y docentes.
IES Berenguer Dalmau de Catarroja
«Llego con ilusión y ganas de empezar, y también de protestar por las condiciones en las que estamos», sintetizaba este lunes Patricia Estruch, tutora de 2º de la ESO. «La semana pasada se leyó en el claustro un escrito crítico por la falta de servicios como internet (no hay red wifi), ordenadores de aula o proyectores, o por tener un patio que no es más que un trozo de calle cortado«, señalaba a modo de ejemplos. También hace falta instalar porteros automáticos y no hay ningún cerramiento que dé cierta intimidad a los alumnos cuando permanezcan en el patio, que también carece de mobiliario o sombras.
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Alba Tomás conversaba con unos compañeros tras la jornada de acogida. Son estudiantes del grado superior de Educación Infantil, y se pasaron todo el curso, tras la dana, con clases online. Coinciden en las bondades de volver a la presencialidad -«el cambio es grande pero lo preferimos, a distancia no renta lo mismo», dicen-, y en relación a las instalaciones, ven aspectos positivos y negativos . «Aún no está todo organizado y faltan impresoras o proyectores, pero las aulas no están mal. Eso sí, se ve todo muy industrial, con bloques unidos, juntas y tornillería», describen. Por su parte, David y Sandra, de Bachillerato, hablan de «luces y sombras». «La primera sensación es que pasaremos calor cuando pegue el sol y que las clases son pequeñas. Pero lo mejor es que podemos ir al instituto andando y por la mañana», refieren, en contraposición con los horarios vespertinos del curso pasado en instalaciones prestadas o los traslados posteriores a Picassent.
Por su parte, la presidenta de la Ampa, Yolanda Morales, señalaba que las familias «empiezan el nuevo curso con ilusión porque después de diez meses volvemos a Catarroja, aunque todavía quedan cosas por terminar y haremos un seguimiento para que se solucionen». Además, estarán vigilantes para que «la construcción del nuevo instituto se haga lo antes posible», poniéndose así fin a la provisionalidad que se inicia este lunes.
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Ceip Vil·la Romana de Catarroja
A escasos metros se visibilizaba la alegría de la reunificación en el colegio Vil·la Romana, que tras meses de profundas reparaciones en la planta baja vuelve a ser un único centro y no tres, como el curso pasado, cuando se dividió entre las instalaciones propias (en plantas altas) y los Ceips Jaume I y Bertomeu Llorens, en la misma localidad. Las familias se hacían fotos a la puerta con sus hijos, y en el interior, la Fundación Despertando Sonrisas preparaba una bienvenida especial con pintacaras, gincana y refrigerio para docentes, voluntarios y trabajadores. «Ha sido un día emocionante, porque volvemos a nuestro colegio y eso nos da cierta normalidad, aunque también se nos queda una sensación agridulce, porque todavía quedan cosas por hacer», explica Nerea García, presidenta de la Ampa, que alude, por ejemplo, a la falta de equipamiento de la cocina, lo que ha obligado a iniciar el servicio de comedor con un catering. En la puerta, viendo como los más pequeños participaban en las actividades organizadas por la fundación, estaba Magdalena, que este lunes ha acompañado a su nieta, de 1º de Primaria. «Estoy contenta de ver que la niña está a gusto en su colegio y con sus compañeros», ha explicado. El curso pasado, tras la dana, su clase estaba acogida en el Bertomeu Llorens.
Escuelas Ausiàs March y Lluís Vives de Massanassa
A pocos kilómetros, en Massanassa, la realidad era bien distinta. Los alumnos de los centros de Infantil Ausiàs March y de Primaria Lluís Vives no han podido empezar las clases este lunes al no haberse terminado a tiempo el montaje de los barracones que les acogerán los próximos años, mientras se tramitan las obras para levantar sus centros originales, devastados por la dana y ya derribados.
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La Ampa ha organizado una concentración que se ha resuelto con un importante éxito de asistencia. Por la indignación ante el incumplimiento -se les prometió que estarían para el inicio- y porque no se ha facilitado, desde las administraciones, una alternativa para conciliar hasta este jueves, cuando empezarán el curso. También será el primer día para el Orba de Alfafar y el Carme Miquel de Algemesí, que se encuentran en la misma situación y debían volver mañana, pues este lunes es festivo.
La estampa en el polideportivo, en el que se sitúan los barracones, era muy llamativa, con una hormigonera adecuando uno de los accesos al centro, el vallado perimetral sin instalar, los dos claustros docentes apoyando la protesta desde dentro del centro -todos equipados con chalecos amarillos, al estar en un espacio en obras- y varios operarios descargando mesas y pupitres desde un contenedor el mismo día en que debían comenzar las clases. En la concentración se ha leído un manifiesto en la que las familias denunciaban «el nuevo golpe y la vulneración de los derechos de sus hijos», el incumplimiento del plazo o que para el inicio se les ofrece «comenzar con una cuarta parte de la escuela inutilizada por obras y amontonados en tres cuartas partes acabadas a corre prisa por una mala planificación de los responsables».
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Nelson Martín, uno de los padres presentes, lo definía así: «Es una vergüenza que el día de inicio, como prometió el alcalde ante el pleno, aún estén descargando mesas y sillas, se esté hormigonando una de las calles de la entrada, cualquier niño se pueda pinchar en las vallas que hay instaladas o los aires acondicionados no estén instalados». «Necesitamos soluciones, y la sensación es que se están olvidando de nosotros», ha sentenciado.
Colegio Blasco Ibáñez de Beniparrell
Por otro lado, para la comunidad educativa de Beniparrell el curso 2025-2026 supone despedirse de unas complejas rutas de transporte escolar para trasladar alumnado hasta dos centros de Silla, que provocaban problemas de conciliación y pérdida de horas lectivas. Este lunes han podido volver a su colegio, el Blasco Ibáñez, en el que aún quedan algunos detalles en zonas exteriores -hay asfalto deteriorado en el patio de Infantil y una fuente no desagua bien-, aunque las aulas, equipadas durante los primeros días de este mes, ya están en perfecto estado para acoger a los niños. «Estaban emocionados, a las nueve menos cuarto ya estaban en la puerta aguardando para entrar. Han permanecido un rato con sus maestros y luego se ha organizado una fiesta de bienvenida», explica Eli García, la presidenta de la Ampa. Han tenido talleres, batucada, un castillo hinchable y luego paella para alumnos, docentes y familias.
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Por último, cabe recordar que tampoco han podido empezar en la fecha indicada los alumnos del Mare de Déu del Patrocini de Foios, que esperarán al día 15 al no haber terminado tampoco las obras del nuevo centro.
El inicio simultáneo en todas las etapas educativas (desde Infantil hasta Bachillerato y FP) provoca que sean algo más de ochocientos mil los alumnos que han empezado las clases este lunes (810.730, un 0,22% menos que el ejercicio anterior).
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La reconstrucción de los nueve centros devastados por la dana será uno de los ejes de un curso en el que ya no habrá estudiantes desplazados ni acogidos, aunque las aulas prefabricadas en unos casos -tres mil alumnos los utilizarán en zonas afectadas- y las reparaciones en otros hayan llegado más tarde de lo previsto. La intención de la conselleria es poder adjudicar las primeras obras durante los primeros meses de 2026.
También será el curso del cambio lingüístico, con la aplicación del modelo derivado de la ley de libertad educativa y que se ha basado en las preferencias trasladas por las familias. El resultado ha sido casi de empate técnico entre lenguas, en lo que se refiere a la oferta, y de un mayor equilibrio en lo académico, pues en la mayoría de niveles la diferencia de horas entre castellano y valenciano no pasará del 20%.
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No faltará tensión y protestas durante el ejercicio, con parte de la escuela pública protestando en la calle y denunciando recortes que Educación niega. Buen ejemplo de la crispación es la huelga parcial de dos horas convocada este lunes para el profesorado de FP por la reducción de grupos y profesores, una crítica que la administración rechaza alegando que la oferta, en términos globales, se incrementa respecto al curso anterior. La administración ha defendido, además, que el seguimiento ha sido casi indetectable: apenas cinco docentes.
Por último, los primeros días de clase estarán condicionados por el mal tiempo, con varias alertas meteorológicas de nivel naranja en las tres provincias que se prolongarán al menos hasta el martes. En caso de que la intensidad de las precipitaciones puedan suponer algún riesgo, son los ayuntamientos los que tienen la última palabra sobre la suspensión de la actividad lectiva.
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