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La nueva FP ganará en flexibilidad, dará especiales facilidades al impulso formativo y el reciclaje profesional de las personas adultas, incluirá nuevas asignaturas obligatorias -como ... el Inglés Técnico o sobre destrezas digitales- y potenciará las convalidaciones de los estudiantes que procedan de la universidad. Sin olvidar que se permitirá que la empresa se implique todavía más en el proceso de enseñanza y aprendizaje, la creación de nuevas figuras docentes, la ampliación de la oferta de títulos y el incremento de la remuneración de la formación práctica.
El Gobierno acaba de presentar el proyecto de real decreto que servirá para desarrollar la Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la FP, vigente desde abril de 2022 aunque sin apenas aplicaciones prácticas. El borrador concreta muchos aspectos que a su vez permitirán a las autonomías sacar adelante sus modificaciones normativas antes de que los cambios, que son muchos, lleguen a los centros. Cabe recordar que el calendario de aplicación de la ley todavía no se ha aprobado, y la previsión es que arranque en el 2024-2025 con una implantación progresiva.
La idea es crear un modelo integrado que no diferencie entre formación destinada a adultos que necesitan reciclarse o jóvenes que han abandonado los estudios -la propia de Labora, el actual Servef- y la clásica del itinerario educativo: los más que conocidos grados Básico (de carácter recuperador, para alumnos con dificultades para completar la ESO), Medio (al que se accede tras conseguir el graduado, en lugar del Bachillerato) y Superior (la alternativa a la universidad).
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El objetivo se puede explicar también con algunas cifras. A grandes rasgos el 25% de la población cuenta con un nivel de formación medio, equivalente al de FP, un porcentaje inferior al promedio europeo. Sin embargo, en la próxima década la mayoría de las ofertas de trabajo se dirigirán a este sector de población. Hacen falta cuadros intermedios, por así decirlo. De ahí que la meta para 2025 sea alcanzar el 50%, sobre todo en detrimento del grupo con un nivel bajo (solo hasta el graduado escolar), que está en el 35% y se quiere reducir al 16%. De ahí que se incida especialmente en la población adulta.
El nuevo itinerario
Fruto de la fusión de tipologías de FP, la oferta se organizará en cinco niveles (A-E), y todos ellos darán derecho a un título académico oficial. El A permite disponer del mínimo, exactamente la acreditación parcial de una competencia; el B de un certificado de competencia, que se conseguirá tras superar un módulo -que es el equivalente a las asignaturas-; y el C de un certificado profesional, que acreditará haber aprobado varias de las áreas anteriores. El D se corresponde con los grados ordinarios más conocidos (Básico, Medio y Superior) y el E con los cursos de especialización, que son los másteres de FP.
Para entender la nueva ordenación hay que pensar en una escalera: permite subir de nivel de forma progresiva y en función de las necesidades del interesado, y en cada rellano se encuentra una recompensa en forma de título. Los tres primeros están pensados exclusivamente para mayores de 16 años (mejora y reciclaje laboral), siendo los D y E son los propios del sistema educativo.
Sirve una simulación, basada en una familia profesional actual: Edificación y Obra Civil. Un adulto necesita mejorar su formación básica y se matricula para conseguir una acreditación parcial (A), realizando una 'microformación' sobre preparación de pastas, morteros y adhesivos, que es una parte del módulo Albañilería Básica. Tras aprobar puede optar a sacarse un nivel B, cursando el resto de contenidos del área citada: ejecución de fábricas de ladrillo, alicatados o prevención de riesgos, entre otros. Ya tiene el módulo en cuestión, pero puede seguir para conseguir el certificado profesional (C), para lo que tendrá que estudiar otros módulos (enlucidos, falsos techos, pintura...). Y si todavía tiene ganas y necesidad tendrá acceso a un grado de nivel Básico, Medio o Superior (D). Cuando alcance estos rellanos compartirá espacio (aulas) con los alumnos procedentes de la vía educativa.
La flexibilidad (I)
Los estudios se podrán adaptar a las necesidades del alumno con una distribución temporal extraordinaria (un día concreto) o jornadas semanales compatibles con la actividad laboral. Es decir, para poder adaptarlos a su ritmo y posibilidades de aprendizaje. Pero no es una opción universal, pues la organización docente sería imposible.
Las adaptaciones están pensadas «preferentemente» para mayores de 18 años que hayan pasado un proceso de acreditación profesional, que permiten disponer de un reconocimiento (un certificado de profesionalidad) por la experiencia laboral acumulada. Por ejemplo, un pintor que carece de título por la vía anterior consigue un nivel B, quedándose a unos pocos módulos de obtener el inmediatamente superior (C). Pues se le adaptan las clases necesarias. También se hará si lo que necesita es un poco más de formación para llegar al grado Básico, Medio o Superior.
Además de manera «excepcional» se puede aplicar a jóvenes a partir de 16 años que ya estén trabajando y necesitan flexibilidad para completar los estudios en los que esté matriculado. Siempre a partir del nivel C. Por ejemplo, si está matriculado en Superior y ya ha accedido al mercado laboral.
La flexibilidad (II)
La Conselleria de Educación tendrá libertad para modificar la oferta ordinaria de grados Básicos, Medios, Superiores y de cursos de especialización en función de las necesidades del entorno productivo o a petición de los centros, incluyendo módulos de otros títulos o incluso competencias externas a las propias de la FP. Pero siempre que no superen el 10% sobre el total de contenidos básicos. Puede 'tunear' la oferta, en jerga coloquial, y el título que obtenga el beneficiario se referirá a esta peculiaridad. Por ejemplo: Técnico Superior en Dirección de Cocina con mención específica sobre Gestión de Alojamientos Turísticos, por recurrir a dos estudios de la misma familia profesional.
Otra posibilidad es la creación de dobles titulaciones de FP combinando dos grados Básicos, Medios o Superiores. En este caso su duración será de tres años. También se facilitan las convalidaciones, engrasando la pasarela ya existente entre la FP Superior y la universidad. Y en las dos direcciones. Y existe la posibilidad de crear dobles títulos internacionales con la colaboración de centros de otros países.
Los contenidos
Todos los grados Medios y Superiores incluirán como materias obligatorias el Inglés Técnico, una competencia muy demandada por las empresas, Digitalización y Sostenibilidad aplicadas al sistema productivo e Itinerario para la Empleabilidad. Esta última sustituye a las actuales Formación y Orientación Laboral y Empresa e Iniciativa Emprendedora, asumiendo sus contenidos. La idea es que el alumno asimile cuestiones básicas de prevención de riesgos, adquiera destrezas personales como la comunicación o el trabajo en equipo, tenga iniciativa o sepa preparar una entrevista de trabajo. Puede parecer algo menor, pero este tipo de competencias blandas (no tanto profesionales) son muy apreciadas por los responsables de recursos humanos.
El papel de las empresas
A partir del 1 de enero de 2025 los grados que permiten conseguir un certificado profesional (C) y los Básicos, Medios y Superiores tendrán carácter dual. O lo que es lo mismo, el tiempo de formación en la empresa se incrementará considerablemente. Entre un 25% y un 35% del total para la modalidad general y más de un 35% para la intensiva. En este último caso se tendrá que hacer obligatoriamente mediante un contrato de formación a partir de 2029. Es decir, ya no será una opción para grupos reducidos, sino que todos los alumnos verán incrementado su periodo formativo tradicionalmente conocido como prácticas.
Además, los tutores de la empresa, que son los profesionales encargados de formar a los alumnos en esta fase de sus estudios, se coordinarán con los del centro a la hora de evaluar los aspectos que sean compartidos. No sólo será necesario tener en cuenta el informe que presente la empresa, sino que si la escuela lo permite, el tutor podrá incluso participar en las sesiones de evaluación.
Nuevas figuras docentes
La nueva FP regula la figura del prospector, que puede tener carga docente o no. Su función será tejer redes con su entorno productivo para facilitar los periodos de formación en empresas, teniendo en cuenta que crecerán. Y mucho. Actualmente se suele encargar un profesor o un cargo directivo. La idea es liberarle para facilitar esta tarea.
También se permitirá recurrir a expertos procedentes de las empresas para impartir docencia. De manera excepcional, por ejemplo cuando no haya profesorado especializado suficiente. Esta posibilidad está pensada para áreas de conocimiento especialmente novedosas, como puede ser el tratamiento de datos.
Además se regula la figura del experto senior docente: personal jubilado que actuará de mentor para nuevos profesores. Eso sí, sin remuneración.
Medida excepcional
Matricularse en cualquier oferta de FP dará derecho a disponer de una autorización de residencia temporal por circunstancias excepcionales, siempre que la persona en situación irregular haya permanecido previamente al menos dos años en España. Una vez superada la formación podrá acceder a una autorización de residencia si presenta un contrato de trabajo.
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