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Torrado, Catalá y Mohamed Al Mamun Ahmed. LP

«Los niños nos aportan mucho más de lo que nosotros les podemos dar»

Treinta menores saharauis disfrutan en la ciudad de un verano lejos de los campamentos gracias a 'Vacances en pau'

Paula Franco

Valencia

Lunes, 31 de julio 2023, 19:52

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Sonrisas, aplausos y miradas de felicidad. Treinta niños procedentes del Sahara están pasando sus vacaciones en Valencia. Muchos de ellos han llenado este lunes el Salón de cristal del Ayuntamiento de Valencia gracias al programa 'Vacances en pau'. De la mano de sus familias de acogida han recibido la bienvenida de la alcaldesa, María José Catalá.

Tras hablar con algunos de ellos, la alcaldesa ha confesado que «es uno de los actos más bonitos» que va a hacer en toda la semana. «Sois personas muy importantes para esta ciudad. Vuestra presencia es una de las mejores maneras de visibilizar el conflicto saharaui y la necesidad de acercarnos especialmente a los niños», explica. 'Vacances en pau' es un programa que tiene 26 años sobre el que Catalá asegura que «tiene una trayectoria muy importante que merece toda nuestra atención porque ejemplifica lo que son los valencianos, personas que se vuelcan con quien más lo necesita».

Isabel Martínez es madre de acogida y tiene 60 años. Este es el segundo verano que recibe en su hogar a Aya, una niña de nueve años. Isabel cuenta que lleva participando desde que se inició este programa. «Ellos nos aportan más de lo que nosotros les podemos dar», asegura. «Siempre te queda la esperanza, el recuerdo y el cariño que le coges al niño y eso no se puede pagar, ni medir», afirma. Se les puede comprar ropa, llevar al cine y al mar pero, cuenta Isabel, «ellos al final te dejan una parte de su corazón».

Las temperaturas en los campamentos del Sahara son extremas en esta época del año y este programa permite que disfruten de un verano diferente con piscinas o playas. Pero no sólo se trata del ocio o de evitar el calor. Durante su estancia también se les hacen pruebas médicas y vuelven a los campamentos con problemas de salud resueltos o al menos con las pautas para ir resolviéndolos.

Paco Pérez tiene 45 años y es el padre de acogida de Yassir. El niño tiene ocho años aunque asegura que parece que tenga menos edad y que le van a llevar al médico «para ver si tiene algún problema de desarrollo». «Empezamos con esto porque a mi mujer le hacia ilusión y fue una sorpresa. Le preparé todo y cuando ya lo tenía listo le dije que íbamos a tener un niño saharaui», relata. Comenta que tuvieron uno durante cuatro años, que es lo que dura el programa, porque «vienen desde los ocho años hasta los 12».

Muchas veces la gente les dice les gustaría acoger pero que trabajan. «A mí me pasa igual pero, si quieres al final te las apañas de una manera u otra dejándolos con una abuela un rato que tu no puedes, por ejemplo», argumenta. Consiste en ayudar a que pasen veranos diferentes a lo que tienen allí: «Nada de aquí lo han visto antes aunque es sorprendente que, cuando se vuelven al Sahara, no percibes una sensación de que quieran quedarse. Quieren volver porque su familia para ellos es fundamental». Asegura que el tiempo que están aquí son un hijo más y que las familias de los niños es lo primero que piden, «pero no hace falta que lo hagan. Lo tenemos que dar todo por ellos».

Catalá ha insistido en la importancia de acoger niños: «Hacemos un llamamiento a la sociedad valenciana para que reflexionen si, en algún momento de su vida, pueden dar este gesto de solidaridad. Nosotros vamos a respaldar todo lo que sea necesario».

Héctor tiene 45 años y ha acogido a Nafe con nueve. El es el segundo año que viene y antes de la pandemia tuvieron a otro niño durante dos años. «También somos familia de acogida de asuntos sociales y no tenemos la necesidad de tener descendencia biológica», cuenta. Confiesa que los niños saharauis son como la generación de sus padres, «que están más espabilados y maduran antes». Le sorprende que la gente dude mucho en participar en este proyecto ya que, sobre todo, «no implica el ritmo de todo el curso con el colegio sino que es el verano y vas a la piscina, al chalet y al cine entre otros». Héctor recomienda a la gente a lanzarse y probar: «Además la asociación ayuda a crear red entre todas las familias».

El representante de la Delegación Saharaui para la Comunitat Valenciana, Mohamed Al Mamun Ahmed, ha comparecido también en el acto celebrado en el ayuntamiento: «Queremos que nuestros niños tengan una infancia normal». Sidin tiene diez años y cuenta que está contento de estar aquí: «Vamos a la piscina, a la playa y hago puzzles». Está acompañado de su familia pero, sobre todo, de su hermano de acogida, Martín. Tiene 11 años y confiesa que, para él, recibir a los niños «es una maravilla». «Se lo pasa muy bien con nosotros y yo le enseño a leer y a montar en bicicleta. Para mí es un hermano», comenta. No tiene ninguna duda: «Volvería a hacerlo una y más veces».

El acto ha terminado con horchata, zumo de naranja y fartons para las familias y la alcaldesa ha lanzado un mensaje: «Contad con nosotros siempre vamos a estar ahí apoyando este programa y vamos a ser felices acogiéndoos».

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