Los incendios intencionados se disparan en la Comunitat y ya suponen la mitad de los siniestros forestales
El 93% de la superficie quemada hasta abril ha ardido como consecuencia de fuegos no accidentales ·
Con el verano se acerca la temporada en la que mayor peligro suponen los incendios forestales. Durante este periodo se refuerzan los dispositivos de ... emergencia para hacer frente a esta eventualidad. Pero fuego en el monte hay todos los meses del año y más con el cambio climático. Segun datos de la Conselleria de Medio Ambiente, en los cuatro primeros meses del año se han contabilizado 43 incendios forestales, que, en cualquier caso, es la cifra más baja en los últimos cinco años.
Pero con la peculiaridad es que uno de cada dos incendios registrados en el primer cuatrimestre de 2025 es intencionado. En concreto, según el boletín Espurna, el 47% de estos siniestros ha sido provocado por una mano humana. Esta cifra se ha disparado este año ya que es la cifra más alta en el último lustro, según los datos contenidos en este mismo boletín.
De esta forma, en 2024 la cifra de incendios provocados cayó hasta el 30% (uno de cada tres). En 2023 fueron el 39% del total, el 45% en 2022 y el 43,2 en 2021.
Las otras causas son las que se vienen repitiendo año tras año: las negligencias y los rayos que junto a los siniestros en investigación configuran cuál es el origen de los incendios que se registran en la Comunitat.
Según el Boletín Espurna, el 16% de los fuegos detectados en los primeros cuatro meses del año en curso fueron debidos a un error del hombre, a una negligencia, De esta forma, el ser humano se convierte en el principal causante de los incendios forestales en la Comunitat Valenciana. A continuación le siguen los rayos que entre enero y abril de 2025 fueron los causantes del 12% de siniestros de estas características.
Aunque la distribución por causas varía según los años se repite un patrón. Y es que la mano del hombre se encuentra tras casi el 80% de los incendios registrados a lo largo del último lustro. Es una tendencia generalizada. Podría pensarse que, de esta forma, si se limitara la entrada del ser humano en los montes el número de siniestros caería significativamente. Es una medida que se toma cuando hay una preemergencia 3 coincidiendo con un periodo de fuerte calor en los que se insta a no acudir a la montaña para reducir las posibilidades de que se produzca un incendio forestal.
Las negligencias han afectado a 0,15 hectáreas alcanzando el 0,37% de la superficie total incendiada y los incendios por rayo han afectado 0,04 hectáreas, que es el 0,11%. Mientras que otras causas han quemado 0,83 hectáreas siendo el 2,10% y por último, las que están en investigación han afectado a 1,62 hectáreas de superficie forestal que corresponde al 4,12% del total quemado en lo que llevamos de año.
De todas formas, no se han producido muchos incendios forestales en lo que llevamos de año. En este último ejercicio se han contabilizado 43 que se han extendido por un total de 40 hectáreas. Es la superficie quemada en los cuatro primeros meses del año más baja del último lustro. La mayor parte de los siniestros se han concentrado en abril con un total de 17, la mayor parte en la provincia de Valencia, una cantidad inferior a la media del decenio, la cual tiene con una evolución más o menos constante hasta el mes de abril donde empieza a incrementarse la superficie afectada de forma destacada, hasta alcanzar su máximo en agosto.
Pero ahora llega el momento crítico del año que son precisamente los meses del verano cuando la sequedad es mayor y las altas temperaturas propician un cóctel que favorece la propagación de los incendios forestales.
Las lluvias de este invierno y primavera han contribuido a humedecer el monte y han facilitado que la maleza y el sotobosque se extienda. Ahora, con la llegada de las altas temperaturas, este material se seca y se convierte en combustible que puede avivar un incendio forestal.
Los expertos apuntan que estas lluvias pasadas han propiciado, al margen de humedecer la vegetación y aumentar su capacidad de resiliencia, el crecimiento del monte bajo y la maleza. Estos, con la llegada de las altas temperaturas, se secan y favorecen su propagación en el caso de que se produzca un incendio forestal. De esta forma, los siniestros de este verano serán más rápidos. Además, los años de sequía que ha sufrido la Comunitat ha provocado la proliferación de árboles muertos y secos que no han sido retirados, especialmente en zonas del norte de la provincia de Alicante y sur de la de Valencia. Este factor favorece la intensidad de los incendios.
De esta forma, si no hubiera esta concentración de árboles secos y caídos (un hecho que es especialmente relevante en la Marina y en la Safor) los incendios serían menos intensos, pero con la presencia de este combustible son mucho más concentrados y con mayor fuerza.
En esta línea, los mismos expertos subrayan que hay en estos momentos muchos pinos secos y árboles muertos por lo que es necesario extraer esta masa para aminorar el riesgo de que se produzca un incendio. En el mismo sentido destacan que esta presencia de árboles muertos, que en algunos puntos pueden proceder de las nevadas registradas en enero de 2017 contribuyen a aumentar la fuerza de un siniestro de estas características.
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