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Barranco de Picanya tras la inundación. Jesús Signes

El horror de la cuidadora de una anciana muerta en la dana: «Había otros mayores y me gritaban que los sacara, no pude hacer nada»

La testigo relata ante la jueza de Catarroja cómo la víctima apretó el botón de la teleasistencia pero nadie les rescató: «Había un abuelo medicado y ahogándose»

B. González

Valencia

Lunes, 17 de noviembre 2025

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Nuevo desgarrador relato de la cuidadora de una anciana de Picanya que murió en la riada de la dana, en su declaración el pasado 13 de noviembre ante la jueza de Catarroja que instruye el caso. Se trata de Elisabeth Cristina Jaramilla, cuidadora de Olga. La mujer vivía en una de las 31 casas de mayores. Cuidaba de esta anciana entre las 16 y las 20 horas. Ese 29 de octubre de 2024, Olga le llamó para decirle que no fuera, pero aún así se desplazó hasta Picanya. Llegó antes de las cuatro de la tarde con la intención de salir también antes.

Según contó, a las 18.20 horas recibió fotos de cómo bajaba ya el barranco, «muy crecido». Confiaba en que iban a evacuar a los mayores al igual que ocurrió hacía un mes en el incendio que se declaró en la residencia. De hecho, la misma hija de Olga le llamó para decirle que les iban a evacuar. Pero el agua empezó a entrar en la casa. Ella le puso a la mujer unas bolsas en los pies para que no se mojara y mientras esperaban a que las sacaran de allí, le dio incluso algo de comer.

«Estábamos en el comedor y de repente el agua entró y lo arrasó todo», manifestó. Elisabeth intentó poner a salvo a Olga subiéndola a un mueble, que se rompió. Entonces se cargó a la mujer en la espalda para sacarla de la casa mientras luchaba para que la corriente no se las llevara. Vio que una de las casas tenía luz y llevó hasta allí a Olga. En esa casa, la número 1, había más abuelos.

«Fue muy triste oír a todos los abuelos gritando y no poder hacer nada. Iba andando y me gritaban que los sacara de la casas y no podía hacer nada porque llevaba a Olga cargada y la corriente crecía mucho», relató. «Olga estuvo apretando el botón de teleasistencia», aseguró a la jueza.

El bolso en el que llevaba lo que había preparado para la evacuación (dinero, documentación y  ropa) se lo llevó el agua. También perdió el móvil, por lo que tampoco podía atender a las llamadas de los hijos de Olga.

Elisabeth temió incluso por su propia vida porque se soltó. Se despidió de Olga, porque la corriente se la llevaba hacia el barranco. Entonces pidió ayuda y le tendieron un palo, al que pudo sujetarse. Pudo abrirse camino por la riada clavando el palo en el barro. Cuando bajó un poco el nivel del agua volvió a la casa donde había dejado a Olga. «Aún respiraba y me quedé con ella hasta que el agua bajó… Intenté reanimarla, pero expiró a las 23 horas».

Esta cuidadora también contó a la jueza cómo otro abuelo, Daniel, estaba medicado y se estaba ahogando, y cuando ella fue rescatada por su hermano ambos fueron a buscar a más ancianos. «Estaban asustados y los tapamos con los gorros y toallas que encontramos por la casa».

Olga fue una de las cinco personas mayores que murieron esa tarde en las viviendas de mayores de Picanya. En la residencia de Paiporta, murieron seis personas. La residencia más grande de la Comunitat, la de Carlet, otro de los municipios afectados por la barrancada, también sufrió inundaciones en la planta baja, pero por suerte no afectaron a los residentes que pudieron subir a la planta de arriba donde se encuentran sus habitaciones.

Y es que, el colectivo de mayores fue el más afectado por la dana. Según los datos facilitados por el Tribunal Superior de Justicia de Valencia, más de un centenar de fallecidos a causa de la dana (104) eran mayores de 70 años y la mayoría murieron en sus viviendas.

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